Ciudad del Vaticano, 21 de junio de
2015 (Vis).-La jornada vespertina del Santo Padre comenzó con una
visita a la iglesia de Santa Teresa en la que en 1907 se casaron sus
abuelos paternos, Giovanni Bergoglio y Rosa Vassallo y donde en 1908
fue bautizado su padre, Mario. Pocos meses antes del Sínodo, el Papa
ha querido reiterar así el valor de la familia. En la iglesia donde
se fundó la familia de sus antepasados rezó especialmente por las
familias y por el buen resultado del Sínodo y besó la fuente
bautismal donde su padre recibió el primer sacramento.
Después,
siempre de forma privada, se desplazó al Santuario de la
Consolata, la basílica más popular de Turín, dedicada a la Virgen
Consoladora, protectora de la ciudad ya desde el siglo XII e invocada
durante el asedio de las tropas franco españolas en 1706 y durante
la peste de 1835. El Papa rezó ante el altar de la Virgen con el
Niño, obra de Felipe Juvarra, en compañía de los diez sacerdotes
del templo.
Desde
allí se dirigió a la basílica de María Auxiliadora para celebrar
con los Salesianos y las Hijas de María Auxiliadora en su Casa
Madre el bicentenario del nacimiento del ''apóstol de los jóvenes'',
san Juan Bosco. En la explanada frente a la basílica esperaban al
Papa miles de jóvenes pertenecientes a los oratorios salesianos de
todo el mundo. A su llegada, Francisco, acompañado por el arzobispo
de Turín, Cesare Nosiglia, dejó un ramo de flores en el altar mayor
del templo, inaugurado en 1868 por voluntad de san Juan Bosco y
entregó al Rector Mayor de los Salesianos, el Padre Angel Fernández
Artime, el discurso que había preparado y que del reproducimos
amplios párrafos a continuación, improvisando, en cambio unas
palabras para los presentes.
''Doy
gracias al Señor con vosotros por haber dado a la Iglesia este
Santo, que junto con tantos otros santos y santas de la región, son
un honor y una bendición para la Iglesia y la sociedad de Turín y
de Piamonte, de Italia y de todo el mundo, en particular, por la
atención demostrada a los jóvenes pobres y marginados. De Don
Bosco se puede decir tanto. Pero hoy me gustaría destacar sólo tres
características: la confianza en la divina Providencia; la vocación
de ser sacerdote de los jóvenes, especialmente de los más pobres;
el servicio leal y operoso a la Iglesia, y en particular al Sucesor
de Pedro''.
''Don
Bosco desempeñó su misión sacerdotal hasta el último aliento,
sostenido por una confianza inquebrantable en Dios y en su amor, por
eso hizo grandes cosas. Esta relación de confianza con el Señor es
también la sustancia de la vida consagrada, para que el servicio al
Evangelio y a los hermanos no sea un quedarse prisionero de nuestros
puntos de vista, de las realidades de este mundo que pasa, sino una
continua superación de nosotros mismos, anclándonos en la realidad
eterna y sumergiéndonos en el Señor, nuestra fuerza y nuestra
esperanza. Y esta será nuestra fertilidad''.
''El
otro aspecto importante de la vida de Don Bosco es el servicio a los
jóvenes que efectuó con firmeza y constancia, entre obstáculos y
fatigas, con la sensibilidad de un corazón generoso... El carisma
de Don Bosco nos lleva a ser educadores de los jóvenes sirviéndonos
de la pedagogía de la fe que se resume así: "evangelizar
educando y educar evangelizando". Evangelizar a los jóvenes,
educar a los jóvenes a tiempo completo, partiendo de los más
frágiles y abandonados, con un estilo educativo hecho de razón, de
religión y ''amorevolezza'' (cariño, amabilidad n.d.r),
universalmente elogiado como "sistema preventivo". Os animo
a continuar con generosidad y confianza las muchas actividades en
favor de las nuevas generaciones: oratorios, centros juveniles,
institutos de formación profesional, escuelas y colegios. Pero sin
olvidar a los que Don Bosco llamaba los "niños de la calle":
estos son los que tienen tanta necesidad de esperanza, de ser
formados a la alegría de la vida cristiana''.
''Don
Bosco fue siempre dócil y fiel a la Iglesia y al Papa, siguiendo
sus sugerencias y orientaciones pastorales. Hoy la Iglesia se dirige
a vosotros, hijos e hijas espirituales de este gran santo, y
concretamente os invita a salir, para ir una y otra vez a encontrar
a los niños y jóvenes vivan donde vivan: en las periferias de las
metrópolis, en las zonas de peligro físico y moral, en los
contextos sociales donde faltan tantas cosas materiales, pero sobre
todo donde falta el amor, la comprensión, la ternura, la esperanza.
Id hacia ellos con la desbordante paternidad de Don Bosco. El
oratorio de Don Bosco nació del encuentro con los niños de la calle
y durante algún tiempo fue itinerante entre los barrios de Turín.
Podéis anunciar a todos la misericordia de Jesús, haciendo
"oratorio" en cualquier lugar, especialmente los más
difíciles; llevando en vuestros corazones el estilo oratoriano de
Don Bosco y mirando hacia horizontes apostólicos cada vez más
amplios. De las sólidas raíces que plantó hace doscientos años
en la tierra de la Iglesia y de la sociedad han brotado tantas ramas:
treinta instituciones religiosas viven el carisma para compartir la
misión de llevar el Evangelio hasta las últimas periferias. El
Señor ha bendecido además este servicio llamando de entre
vosotros, a lo largo de estos dos siglos, a un gran número de
personas que la Iglesia ha proclamado santos y beatos. Os animo a
continuar en este camino, imitando la fe de los que os precedieron''.
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