Ciudad
del Vaticano, 9 de mayo 2015 (VIS).-Los obispos de la Conferencia
Episcopal de Mozambique fueron recibidos esta mañana por el Papa al
final de su visita ad Limina. En el discurso que les entregó
finalizada la audiencia el Papa recuerda en primer lugar que Jesús
preguntó al apóstol Pedro: “¿Tu me amas?'' y ante su respuesta
afirmativa le pidió que apacentase sus ovejas. Cristo, que se hizo
pobre por nosotros, pide a los obispos el mismo amor para cuidar de
su rebaño, con plena disponibilidad y entrega total. Les llama a
dejar de lado las falsas presunciones para ''lavar los pies de
cuantos el Seños nos ha confiado''.
Francisco
subraya a continuación que en la solicitud pastoral de los obispos
los sacerdotes ocupan un lugar muy particular porque ''si Dios nos
mandó amar al prójimo, el primer prójimo del obispo son los
sacerdotes, colaboradores indispensables'' para los que tienen que
tener siempre abiertos el corazón, la mano y la puerta. ''El tiempo
pasado con ellos -advierte- nunca es tiempo perdido''. También
señala el Papa que la fecundidad de la misión episcopal y
sacerdotal, no se mide por el número de colaboradores, ni por el
prestigio de la institución, ni por la cantidad de recursos
disponibles. Lo que cuenta es ''estar impregnados por el amor de
Cristo, dejarse conducir por el Espíritu Santo e injertar la
existencia propia en el árbol de la vida, que es la Cruz del
Señor''. De San Pablo ''insuperable modelo de misionero cristiano,
sabemos que trató de conformarse a Jesús en su muerte para
participar en su resurrección''. En su ministerio el apóstol
''experimentó el sufrimiento, la debilidad y la derrota, pero
también la alegría y consuelo''. ''El misterio pascual de Jesús
-afirma el Obispo de Roma- es el corazón de la misión de la
Iglesia. Si permanecéis dentro de este misterio, estaréis al abrigo
tanto de una visión mundana y triunfalista de la misión, como del
desaliento que pueda surgir frente a las pruebas y los fracasos''.
''Pero
hoy -se pregunta el Pontífice - ¿Seguirá habiendo misioneros como
Pablo, hombres y mujeres aferrados a la cruz de Cristo... despojados
de todo para abrazar el Todo?'' ''Sí – dice- hay que regocijarse
por esos hombres y mujeres totalmente consagrados a Cristo''. Y
reitera el testimonio de los religiosos y religiosas que en
Mozambique se dedican a la acogida de los pobres, a la educación de
los niños abandonados o prestando escucha a todas las miserias. No
deja de elogiar la ''dedicación heroica'' de tantos médicos y
enfermeras, sacerdotes y monjas, que trabajan en clínicas y
hospitales e invita a los obispos a dar las gracias a todos ellos ,
subrayando la importancia de la inserción diocesana de las
comunidades religiosas. ''No son mero material de reserva para las
diócesis -recalca- sino carismas que enriquecen''.
El
Papa exhorta a los prelados a vivir en medio de sus fieles , incluso
en las periferias de sus diócesis y también en las 'periferias
existenciales ", donde hay sufrimiento, soledad, y degradación
humana porque ''un obispo que vive entre su fieles tiene los oídos
abiertos para escuchar lo que el Espíritu dice a las Iglesias y la
voz de las ovejas'', también a través de los organismos diocesanos
que tienen la tarea de asesorarlos y ayudarlos ''mediante la
promoción de un diálogo leal y constructivo: consejo presbiteral,
consejo pastoral, consejo de asuntos económicos. No se puede pensar
que un obispo no cuente con estos organismos diocesanos. Esto
también significa estar con el pueblo. Pienso aquí en vuestro
deber de residir en la diócesis: escuchad lo que quiere vuestro
pueblo, que desea ver a su obispo, caminad con él, estad cerca de
él. Necesitáis esta presencia para vivir y, en cierto sentido,
para respirar''.
''Los
pastores y los fieles de Mozambique necesitan desarrollar más la
cultura del encuentro -observa el Pontífice- Jesús pide sólo una
cosa: que sálgais a buscar a los más necesitados''. Entre estos
menciona a las víctimas de los desastres naturales que hace poco han
sembrado en el país destrucción, sufrimiento y muerte,
incrementando así el número de desplazados y refugiados. ''Estas
personas necesitan que compartamos su dolor, sus ansiedades, sus
problemas. Necesitan que las miremos con amor y vosotros debéis
salir a su encuentro como hizo Jesús''.
Por
último el Papa extiende su mirada a todo Mozambique donde las
tensiones y los conflictos de los últimos años han socavado el
tejido social, destruido familias y puesto en peligro el futuro de
miles de jóvenes. ''La manera más efectiva para contrarrestar la
mentalidad de la arrogancia y la desigualdad así como las divisiones
sociales -reitera- es invertir en el campo de la educación que
enseña a los jóvenes a pensar críticamente y ofrece un camino de
maduración en los valores. En este sentido, es apropiado
sensibilizar al mundo de los responsables de la sociedad y reavivar
la pastoral en las universidades y escuelas, combinando la tarea
educativa con la proclamación del Evangelio. Las necesidades son
tan grandes que no se pueden satisfacer simplemente con iniciativas
individuales o con la unión de particulares educados en el
individualismo. A los problemas sociales se responde con redes
comunitarias. Es necesaria la unión de fuerza y la unidad de rumbo:
en esto ayuda la Conferencia Episcopal que tiene entre sus funciones
el diálogo unitario con la autoridad política común a todo el
territorio. En este sentido, os animo a una implementación
decidida de las buenas relaciones con el gobierno, no de dependencia,
sino de sólida colaboración''.
''Queridos
Obispos -concluye- no escatimad esfuerzos en el apoyo de la familia y
la defensa de la vida desde la concepción hasta la muerte natural.
En este sentido, recordad las opciones propias de un discípulo de
Cristo y la belleza de ser madre acompañada del apoyo a la familia
y de la comunidad local. La familia defendida siempre como fuente
principal de la fraternidad, respeto por los demás y camino
primario de la paz''.
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