Ciudad
del Vaticano, 20 mayo 2014
(VIS).- El Papa Francisco inauguró ayer tarde la LXVI. Asamblea de
los Obispos italianos, en la que discutirán propuestas de enmienda
del Estatuto y del Reglamento de la CEI (Conferencia Episcopal
Italiana) , así como las "Orientaciones para el anuncio y la
catequesis en Italia. También reflexionarán sobre el tema
"Educación cristiana y misionalidad a la luz de la Exhortación
apostólica Evangelii gaudium. Es la primera vez que un pontífice
preside la asamblea de la CEI.
Francisco,
que articuló su discurso en tres puntos: Pastores de una Iglesia
que es, en primer lugar, comunidad del Resucitado, cuerpo del
Resucitado y anticipación y promesa del Reino, comenzó diciendo a
los prelados: ''El pueblo nos mira. Nos mira para que lo ayudemos a
captar la singularidad de su vida cotidiana en el contexto del plan
providencial de Dios'' y subrayó que 'la fe es memoria viva de un
encuentro alimentado por el fuego de la Palabra que plasma el
misterio y unge a nuestro pueblo... Sin la oración asidua, el pastor
está expuesto al peligro de avergonzarse del evangelio y de acabar
disolviendo el escándalo de la cruz en la sabiduría mundana''.
''Las
tentaciones de oscurecer el primado de Dios y de Cristo son
''legión'' -observó- y van desde la tibieza que desemboca en la
mediocridad...que esquiva renuncias y sacrificios'', pasando por la
prisa pastoral, la acidia que lleva al desagrado como si todo i fuera
un peso, hasta el ''acomodarse en la tristeza que, mientras apaga
cualquier expectativa y creatividad, nos hace incapaces de entrar en
las vivencias de nuestra gente y comprenderlas a la luz de la mañana
de Pascua''.
Para
combatir esa ''legión'', el Papa exhortó a los obispos italianos a
no cansarse nunca de buscar al Señor porque ''es El el principio y
el fundamento que envuelve de misericordia nuestras debilidades y nos
renueva; es El lo más precioso que estamos llamados a ofrecer a
nuestra gente, so pena de dejarla a merced de una sociedad de la
indiferencia, cuando no de la desesperación... Y si queremos
seguirlo no hay otro camino. Recorriéndolo con El, nos descubrimos
pueblo, hasta reconocer con estupor y gratitud que todo es gracia,
incluso las fatigas y las contradicciones del vivir humano si se
viven con el corazón abierto al Señor''.
Después,
hablando de los pastores de una Iglesia que es cuerpo del Señor,
afirmó que la Iglesia es ''la alta gracia de la que nos sentirnos
profundamente deudores... La unidad es don y responsabilidad y ser
sacramento configura nuestra misión''. De ahí que ''la falta... de
comunión constituya el escándalo más grave''. En ese ámbito los
pastores deben huir de otras tentaciones que los desfiguran como ''la
dureza del que juzga sin involucrarse y el laxismo de los que
consienten sin hacerse cargo del otro... la ambición que genera
corrientes, el sectarismo... Y también el replegarse de los que
buscan en el pasado las seguridades perdidas y la pretensión de los
que quieren defender la unidad negando la diversidad, humillando así
los dones con los que Dios sigue haciendo joven y bella a su
Iglesia''.
Frente
a estas tentaciones, el antídoto más eficaz es ''la experiencia
eclesial. Promana de la única Eucaristía, cuya fuerza de cohesión
genera fraternidad, posibilidad de acogerse, perdonarse y caminar
juntos''. El Santo Padre instó a los obispos a amar ''con dedicación
generosa y total a las personas y las comunidades'' y a ''tener
confianza en que el Pueblo de Dios tiene el tino de individuar los
caminos acertados''. ''Acompañad con amplitud -dijo- el crecimiento
de una corresponsabilidad laica... con la intuición y la ayuda de
los laicos conseguiréis no quedaros todavía en una pastoral de
conservación -que de hecho es genérica, dispersa, fragmentada y
poco influyente-, para asumir, en cambio una pastoral cuyo fulcro sea
lo esencial''.
A
los pastores, anticipo y promesa del Reino, recordó que ''servir al
Reino comporta vivir descentrados de sí mismos, dispuestos al
encuentro que es, en fin, el camino para reencontrar lo que somos
realmente: anunciadores de la verdad de Cristo y de su
misericordia... Con esta claridad, vuestro anuncio, hermanos debe
acompañarse de la elocuencia de los gestos.... Y, entre los
''lugares'' en que vuestra presencia me parece más necesaria y
significativa está ... ante todo la familia. Hoy la comunidad
doméstica está fuertemente penalizada por una cultura que
privilegia los derechos individuales y transmite una lógica
provisional. Promoved la vida del concebido como la del anciano...Y
no olvidéis inclinaros con la compasión del samaritano sobre el que
está herido en los afectos o ve comprometido su proyecto de vida''.
Otro
espacio que los obispos no pueden desertar es la ''sala de espera''
de los desempleados, en la que ''el drama de los que no saben como
llevar el pan a casa se encuentra con el del que no sabe como sacar
adelante su empresa. Es una emergencia histórica que interpela la
responsabilidad social de todos: como Iglesia, ayudemos a no ceder al
catastrofismo y a la resignación, sosteniendo con cualquier forma
de solidaridad creativa la fatiga de los que, privados del trabajo,
se sienten también privados de la dignidad... En fin, el abrazo
acogedor a los emigrantes: huyen de la intolerancia, de la
persecución, de la falta de futuro. ¡Que nadie vuelva la mirada a
otra parte!... Y, mas en general, que las situaciones difíciles que
viven tantos contemporáneos nuestros, os encuentren atentos y
partícipes, listos para poner en tela de juicio un modelo de
desarrollo que explota lo creado, sacrifica las personas en el altar
del beneficio y crea nuevas formas de marginación y exclusión''.
''Salid
al encuentro de todo el que os pida razón de vuestra esperanza
-concluyó- acoged su cultura, brindadle con respeto la memoria de la
fe y la compañía de la Iglesia, por lo tanto, los signos de la
fraternidad, la gratitud y la solidaridad que anticipan en los días
del ser humano los reflejos del domingo sin ocaso''.
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