Ciudad
del Vaticano, 23 junio 2013 (VIS).- Al mediodía del domingo, después
de recitar el Ángelus, el Papa Francisco se desplazó a la estación
de tren del Vaticano para estar con 250 niños de 6 a 10 años del
"Tren de los niños", organizado por el Pontificio Consejo
de la Cultura en el marco del "Patio de los niños" y por
"Ferrovie dello Stato Italiano".
El
tren, que venía de Milán, Bolonia y Florencia, llegó poco antes de
las 12. La primera fuerte impresión de los pequeños fue la
inmensa cúpula de San Pedro que les dio la bienvenida, y la emoción
se desbordó durante los escasos minutos en los que el tren se detuvo
a las puertas del territorio del Vaticano para que fuese remolcado
por una locomotora diésel. Mientras el tren entraba lentamente en la
estación de San Pedro, una mezcla de conmoción, nerviosismo y
corazones latiendo a mil, daban forma a ese momento tan especial.
Por
fin las puertas del tren se abrieron y los pequeños protagonistas de
la mañana, acompañados de sus familiares y maestros, pusieron pie
en el Vaticano. El Papa Francisco llegó a las 12 y 20, saludó a los
niños y charló con ellos, preguntándoles por el viaje entre risas,
abrazos y algún que otro beso. La estación del Vaticano se llenó
de la alegría de los pequeños que por un día se convirtieron en
verdaderas estrellas, captando toda la atención del Papa, que les
trató como a pequeños reyes.
El
proyecto "Tren de los niños. Un viaje a través de la belleza"
tiene como objetivo acercar a estos niños, marcados por experiencias
que les dificultan su integración en la sociedad y por problemas
psicosociales, a la comunicación visual y al lenguaje de las
imágenes, a través de la visita de obras artísticas -en concreto,
la basílica de San Pedro del Vaticano y las catedrales de diferentes
ciudades- y talleres educativos.
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