Ciudad
del Vaticano, 7 junio 2013
(VIS).-Esta mañana el Papa
Francisco ha recibido en el Vaticano a los jóvenes de las escuelas
Jesuítas de Italia y Albania, en un clima de afecto y espontaneidad,
tanto que el Santo Padre ha dicho “He preparado un texto, pero son
cinco páginas y es un poco largo. Vamos a hacer así: Yo se lo doy
al Padre Provincial y al Padre Federico Lombardi (director de la
Oficina de Prensa de la Santa Sede n.d.r) para que todos lo tengáis
escrito y después algunas de vosotros me preguntarán y yo les
contestaré; así hablaremos”.
En
el discurso, del que ofrecemos una síntesis, el Papa escribía:
“La
escuela es uno de los ambientes educativos donde se crece para
aprender a vivir, para convertirse en hombres y mujeres adultos y
maduros...Y siguiendo lo que enseña San Ignacio el elemento
principal de la escuela es aprender a ser magnánimo... que
significa tener grandeza de alma, tener grandes ideales, el deseo
de lograr grandes cosas para responder a lo que Dios nos pide y
precisamente para ello, hacer las cosas bien todos los días, las
actividades diarias... los encuentros con las personas; hacer las
pequeñas cosas de todos los días con un corazón grande abierto a
Dios y a los demás”.
“La
escuela no amplía solamente vuestra dimensión intelectual, sino
también humana Y creo que de forma particular las escuelas de los
Jesuitas prestan mucha atención al desarrollo de las virtudes
humanas: la lealtad, el respeto, la fidelidad, el compromiso. Me
gustaría hacer hincapié en dos valores fundamentales: la libertad y
el servicio. Ante todo: ¡Sed personas libres!... Libertad significa
saber reflexionar sobre lo que hacemos, saber evaluar...cuáles son
los comportamientos que hacen crecer, significa elegir siempre el
bien... Tener la libertad de escoger el bien siempre es un reto,
pero os convertirá en personas con espina dorsal, que puede
enfrentar la vida con coraje y paciencia La segunda palabra es
servicio. En vuestras escuelas participáis en diversas actividades
que os acostumbran a no encerraros en vosotros mismos, en vuestro
propio mundo, sino a abriros a los demás especialmente a los pobres
y necesitados, a trabajar para mejorar el mundo en que vivimos”.
“Para
ser magnánimos con libertad interior y espíritu de servicio es
necesaria la formación espiritual.. Amad Jesucristo. Nuestra vida es
una respuesta a su llamada: seréis felices y construiréis bien
vuestra vida si sabéis responder a esa llamada. Sentid la
presencia del Señor en vuestra vida... En la oración, en el
diálogo con Él, leyendo la Biblia, descubriréis que cerca está. Y
aprended también a leer los signos de Dios en vuestra vida. Él nos
habla siempre, también a través de los acontecimientos de nuestro
tiempo y de nuestra existencia cotidiana: somos nosotros los que
tenemos que escucharle”.
El
Santo Padre, en su discurso, decía a los jesuitas, profesores,
trabajadores de los colegios y padres. "No os
desaniméis ante la dificultad que conlleva el desafío educativo
Educar no es un oficio, sino una actitud, una forma de ser; para
educar se necesita salir de uno mismo y estar en medio de los
jóvenes, acompañarles en su etapa de crecimiento estando a su
lado".
Asimismo
Francisco les pedía dar esperanza y optimismo a sus alumnos
enseñándoles a “ver la belleza y la bondad de la creación y del
hombre, que conserva siempre la huella del Creador. Pero sobre todo,
siendo ejemplo con vuestra vida de lo que comunicáis".Asimismo
les recordaba que un educador transmite "conocimientos,
valores con sus palabras, pero repercutirá en los jóvenes si
acompaña esas palabras con su ejemplo, con su coherencia de vida.
Sin coherencia no es posible educar.” También
reiteraba que el colegio además de hacer las funciones de
catalizador, lugar de encuentro y convergencia de toda la comunidad
educativa, tiene como objetivo el "formar, el ayudar a crecer
como personas maduras, simples, competentes y honestas, que sepan
amar con fidelidad, que sepan vivir la vida como respuesta a la
vocación de Dios, y de la futura profesión como servicio a la
sociedad".
Durante el diálogo uno de los estudiantes le ha
pedido palabras de ayuda para poder crecer, a veces en medio de dudas
y Francisco ha dicho: “Caminar es un arte porque si siempre vamos
deprisa nos cansamos y no llegamos al final del camino. Y en cambio,
si nos paramos, no andamos y tampoco llegamos a la meta. Caminar es
el arte de mirar al horizonte, pensar adonde queremos ir pero
aguantar también el cansancio del camino, que a veces es difícil...
Hay días oscuros, días de fracaso, también alguna que otra caída..
Uno se cae....Pero pensad siempre esto: “No tengáis miedo de los
fracasos, ni de las caídas. En el arte de andar lo que importa no es
caer, sino quedarse en el suelo. Hay que levantarse, enseguida, y
seguir andando. Esto es hermoso: este trabajar todos los días; esto
es caminar de forma humana. Pero caminar solos es desagradable y
aburrido. Caminar en comunidad, con los amigos, con los que nos
quieren... Eso nos ayuda a llegar al final, adonde queremos llegar”.
Una joven ha preguntado al Pontífice si seguía
viendo a sus amigos. “Yo soy Papa desde hace dos meses y medio - ha
respondido- y mis amigos están a 14 horas de avión; están lejos.
Pero tres ya han venido a verme y a saludarme, y yo les escribo,
me escriben y les quiero mucho. No se puede vivir sin amigos”
Otro le ha dicho si había quería ser Papa. “Pero
¿tu sabes que significa que una persona no se quiera mucho? - ha
contestado- “Una persona que quiera ser Papa no se quiere mucho.
No, yo no he querido ser Papa”.
Después una niña ha querido saber por qué había
renunciado a vivir en el Palacio apostólico, eligiendo en cambio la
Casa de Santa Marta, y a un coche grande. ¿Es una renuncia a la
riqueza?. “Creo que no se trate sólo de algo que tenga que ver con
la riqueza - ha respondido- Para mí es un problema de personalidad.
Yo necesito vivir en medio de la gente y si viviera solo, aislado, no
me sentaría bien. Esta pregunta me la hizo ya un profesor: “¿Por
qué no va Usted a vivir allí? Y yo le contesté: “Mire, profesor,
por cuestiones psiquiátricas, eh?”... Porque es mi personalidad.
También el apartamento, ese no es tan lujoso.. Pero no puedo vivir
solo ¿me entiendes? Y además creo que los tiempos nos dicen que hay
tanta pobreza en el mundo y esto es un escándalo. La pobreza del
mundo es un escándalo. En un mundo donde hay tantas riquezas, tantos
recursos para dar de comer a todos, es imposible entender qué haya
tantos niños que pasan hambre, tantos niños sin educación, tantos
pobres. La pobreza hoy es un grito. Todos tenemos que pensar en
volvernos un poco más pobres: todos tendríamos que hacerlo. Habría
que preguntarse: ¿Cómo puedo yo hacerme un poco más pobre para
parecerme más a Jesús que era el Maestro pobre?... No, en mi caso,
no es un problema de virtud personal mía, es que no puedo vivir
solo” y el tema del coche depende del hecho de “no tener tantas
cosas y volverse un poco más pobre”.
“¿Cómo convivir con la pobreza en el mundo?”
ha sido otra de las preguntas: “Antes de nada quiero deciros, a
todos vosotros, los jóvenes: ¡No os dejéis robar la esperanza! Y
¿quien os roba la esperanza? El espíritu del mundo, las riquezas,
el espíritu de la vanidad, la soberbia, el orgullo... todo esto te
roba la esperanza ¿Donde encuentro la esperanza? En Jesús pobre...
Jesús que se hizo pobre por nosotros.... La pobreza nos llama a
sembrar esperanza. Parece difícil de entender”. El Papa ha
recordado al respecto la carta que el Padre Arrupe, Prepósito
General de la Compañía de Jesús, escribió a los Centros de
investigación social de la Compañía: “Hablaba - ha explicado-
de cómo hay que abordar la cuestión social. Y, al final, nos decía:
“Mirad, no se puede hablar de pobreza sin tener experiencia directa
con los pobres”. “No se puede hablar de pobreza abstracta: no
existe. La pobreza es la carne de Jesús pobre: en el niño que tiene
hambre, en el enfermo, en esas estructuras sociales injustas... Id y
ver allí la carne de Jesús.. Pero no os dejéis que el bienestar,
el espíritu del bienestar os robe la esperanza porque al final uno
se convierte en nada en la vida. Los jóvenes tienen que apostar por
altos ideales: este es el consejo. Pero la esperanza ¿donde la
encuentro? En la carne de Jesús que sufre y en la pobreza
verdadera”.
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