Ciudad
del Vaticano, 12 enero 2013
(VIS).-El cardenal Tarcisio Bertone, Secretario de Estado, ha
celebrado esta mañana en la Capilla de María, Madre de la Familia,
en el palacio de la Gobernación, la Santa Misa para la inauguración
del LXXXIV Año Judicial del Tribunal del Estado de la Ciudad del
Vaticano.
“Queremos
-ha dicho el cardenal- invocar la sabiduría divina en la delicada y
grave tarea de la administración de justicia”. Después ha
saludado, entre otros al presidente del Tribunal, Giuseppe Dalla
Torre, a los jueces, al Promotor de Justicia y a los diversos
colaboradores de la Cancillería, transmitiéndoles “la bendición
del Santo Padre que sigue con atenta solicitud vuestro apreciado
trabajo”.
Comentando
el evangelio, centrado en San Juan Bautista, el Secretario de Estado,
ha subrayado que el ejemplo y el testimonio de ese profeta son “un
aldabonazo a los creyentes para que dejen de lado el protagonismo,
las ganas de aparecer, y a disminuir el propio 'yo' para que crezca
en cada uno de nosotros y en los demás el amor a Jesús: Él es el
camino, la verdad y la vida. Esta actitud requiere la humildad del
corazón: un don de Dios que hay que suplicar constantemente cuando
rezamos. Por eso el apóstol Juan, como hemos escuchado en la primera
lectura (...) recomienda una oración confiada al Padre, que no
dejará de cumplirla, si la persona que pide, está dispuesta a hacer
su voluntad. También nos llama a orar por nuestros hermanos y
hermanas, a menos que se obstinen en el mal, y por tanto rechacen la
conversión. La oración mutua adquiere el valor de un acto de
caridad exquisita. También san Pablo recomienda varias veces que
recemos unos por otros, y Jesús ora para que Pedro, una vez
arrepentido, confirme en la fe a los otros apóstoles”.
“En
esta Misa - ha finalizado el cardenal- dirigimos nuestra oración
común al Señor, para que cada uno pueda cumplir con humildad y en
la verdad su servicio en la administración de justicia en favor de
nuestra peculiar comunidad del Estado de la Ciudad del Vaticano.
Deseo a todos aquellos que participan en la inauguración del año
judicial, que sean cada vez más conscientes de que la armonía, la
justicia y la paz no se alcanzan completamente sin la adhesión a
Dios y la aceptación de su gracia. También se aplica a cada uno de
nosotros la invitación a una apertura consciente a lo trascendente
que el Santo Padre ha dirigido hace pocos días a los miembros del
Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede, sin la cual, 'el
hombre cae fácilmente presa del relativismo, resultándole difícil
actuar de acuerdo con la justicia y trabajar por la paz'”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario