Ciudad
del Vaticano, 18 mayo 2012
(VIS).-Esta mañana, en la Oficina de Prensa de la Santa Sede, ha
tenido lugar la presentación de la Cátedra Pablo VI que se
instituye en la LUMSA (Libera Università degli Studi Maria SS.
Assunta) de Roma. Han intervenido en el acto el cardenal Giovanni
Battista Re, prefecto emérito de la Congregación para los Obispos;
Giuseppe Dalla Torre, Rector Magnifico de LUMSA; Michele Bonetti,
miembro del Comité ejecutivo del Instituto Pablo VI (Brescia); y
Sergio Gatti, director general de Federcasse.
El
cardenal Re elogió la iniciativa de incluir en el ámbito de un
curso de Historía Contemporánea de la LUMSA la cátedra dedicada a
Pablo VI, porque “la huella de su obra en la historia -sea como
sacerdote encargado de la Federación Universitaria Católica
Italiana (FUCI), que como Sustituto de la Secretaría de Estado y más
tarde como arzobispo de Milán y como Papa- no se ha atenuado ni
descolorido con el paso del tiempo; al contrario, se ha hecho más
fuerte. El Papa Montini ha sido uno de los grandes personajes del
siglo XX”.
Pablo
VI forma parte de la historia ante todo como guía del Concilio
Vaticano II, afirmó el purpurado; si bien el mérito de convocar y
abrir el Concilio fue del beato Juan XXIII, Pablo VI lo condujo “con
mano experta, segura, respetuosa de los Padres, pero firme”. Por
ejemplo, “su decisión de publicar la famosa 'Nota praevia' acerca
de la colegialidad y del primado petrino favoreció la interpretación
autorizada y acertada de la cuestión”.
Su
figura es también la de un Papa que “amó y estimó su época y
miró al mundo moderno con simpatía, buscando la reconciliación
entre la época moderna y la fe cristiana. Pocos como él han sabido
interpretar las ansias, inquietudes, búsquedas y fatigas del ser
humano en nuestros días. (…) Como Papa, hizo gestos históricos y,
ya que fueron llevados a cabo por primera vez por un pontífice,
pueden considerarse como 'primados': fue el primer Papa que tomó el
avión; el primero que regresó a Palestina; el primero que renunció
a la tiara, para que su venta fuera destinada a los pobres; el
primero que fue a la ONU; el Papa que abolió la corte pontificia,
dando un estilo de vida más sencillo a la Casa Pontificia”.
La
investigación histórica que se llevará a cabo en la cátedra
instituida por la LUMSA será muy útil para analizar dos capítulos
poco conocidos de la vida de Giovanni Battista Montini. El primero es
la obra de formación de los miembros de la Federación Universitaria
Católica Italiana, porque el Papa “tenía una pasión innata por
la formación de las personas: formación religiosa, pero también
civil, social y, de alguna manera, también política”.
El
segundo es “la imponente actividad de caridad y de ayuda humana y
social que organizó y dirigió durante la II Guerra Mundial (...)
mediante la Comisión de Socorros que creó en el Vaticano para
establecer contactos con los prisioneros y, dedicándose en persona,
incansablemente, para dar de comer a los judíos y a los refugiados
políticos escondidos en los conventos e instituciones religiosas. Lo
hizo cumpliendo la voluntad de Pío XII, pero la entrega con que se
dedicó a esta obra, pidiendo ayuda a las naciones que no estaban en
guerra para que mandasen naves cargadas de víveres a Civitavecchia,
merecen aprecio y admiración. La 'Cátedra Montini' -concluyó el
cardenal- también tendrá la función de contribuir a no olvidarlo”.
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