Ciudad
del Vaticano, 30 de marzo de 2012 (VIS).- “Perspectivas religiosas
sobre la actual crisis financiera: enfoque para un orden económico
justo”, ha sido el tema de la XI reunión de la Comisión bilateral
del Gran Rabinato de Israel y la Comisión de la Santa Sede para las
Relaciones Religiosas con el Hebraismo. El encuentro ha tenido lugar
en Roma, del 27 al 29 de marzo; y ha estado presidido por el rabino
Shear Yashuv Cohen y por el cardenal Peter Turkson, presidente del
Pontificio Consejo Justicia y Paz.
En
la declaración conjunta emitida al final de la reunión, ambas
delegaciones subrayan que, no obstante varios factores hayan
contribuido a la crisis financiera, “en sus raíces hay una crisis
de valores morales. La importancia del tener, que crea una cultura de
la codicia, eclipsa la importancia del ser; y el valor de la verdad,
que conlleva la honradez y la transparencia, está ausente en la
actividad económica”.
“En
el centro de la concepción de cristianos y judíos sobre un orden
económico justo, se encuentra la afirmación de la soberanía y la
providencia del Creador del mundo, de la que emana cualquier riqueza,
entregada a la humanidad para el bien común”, prosigue el texto.
De ahí que el objetivo del orden económico sea un bienestar de la
sociedad que reafirme la dignidad de todos los seres humanos, creados
a imagen y semejanza divina. Este concepto “es la antítesis del
egocentrismo, porque lleva aparejado la promoción del bien del
individuo en relación con la comunidad y la sociedad, (…) y
subraya la necesidad de solidaridad y fraternidad”. Presupone,
además, “la obligación de garantizar las necesidades básicas,
como la protección de la vida, el sustento, la vivienda, la salud,
la educación y el empleo”. Entre las personas más vulnerables
que merecen una atención especial, la Comisión menciona entre otros
a los emigrantes y trabajadores extranjeros, cuya condición “da la
medida de la salud moral de la sociedad”.
El
comunicado recuerda también el deber, por parte de los países con
economías mas desarrolladas, de “reconocer sus responsabilidades y
obligaciones para con las naciones y las sociedades más
necesitadas, sobre todo en la era de la globalización”. En este
contexto, se citan “el destino universal de los bienes de la
tierra; la cultura de 'suficiencia', que implica la auto-limitación;
y un sistema ético de asignación de recursos y prioridades”.
También se habla de la necesidad de extender la remisión parcial de
las deudas -que ha tenido lugar a nivel nacional e internacional- a
las familias e individuos..
Los
miembros de la comisión bilateral ponen de relieve el papel que las
comunidades de fe deben desempeñar para contribuir a un orden
económico responsable y la importancia de su compromiso para este
fin con los gobiernos, instituciones educativas y medios de
comunicación. Por último, observan que “la crisis ha puesto de
manifiesto la profunda falta del componente ético en el pensamiento
económico”. Por lo tanto, “es imperativo que los institutos y
academias de estudios económicos y políticos incluyan la formación
ética en sus planes de estudio, como ha sucedido en los últimos
años en el ámbito médico”.
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