Ciudad
del Vaticano, 30 marzo (VIS).-El arzobispo Zygmunt Zimowski,
presidente del Pontificio Consejo para la Pastoral de los Agentes
Sanitarios, ha escrito un mensaje con ocasión de la V Jornada
Mundial sobre el Autismo (2 de abril) en el que realiza un
llamamiento a la solidaridad con las personas autistas y sus
familias. En el mensaje, hecho público ayer, recuerda que “los
Trastornos del Espectro Autista constituyen (…) una grave
alteración del comportamiento, la comunicación -verbal y no verbal-
y de la integración social, y afectan a la evolución y el
desarrollo normales de la personalidad”.
“La
Iglesia -escribe el arzobispo- advierte la urgente tarea de ponerse
al lado de estas personas, especialmente de los niños y los jóvenes,
y de sus familias, si no para romper las barreras del silencio, al
menos para compartir con solidaridad y oración su camino de
sufrimiento”. Ello es especialmente importante porque las familias
con hijos autistas, “no obstante los custodien con amoroso cuidado,
padecen repercusiones negativas sobre la calidad de su propia vida y,
a menudo, se ven a su vez encerradas en un aislamiento que margina y
hiere”. Por eso, la Iglesia y todos los hombres de buena voluntad
deben sentirse “comprometidos a ser 'compañeros de camino' de
cuantos viven este silencio elocuente que interpela nuestra
sensibilidad ante el sufrimiento de los demás”.
El
presidente del Pontificio Consejo para la Pastoral de los Agentes
Sanitarios destaca la labor de operadores sanitarios, educadores,
profesionales y voluntarios, y pide que se incentiven la
investigación y las políticas sanitarias para mejorar los métodos
diagnósticos, las terapias y la rehabilitación. “Animar y
sostener estos esfuerzos, también con los gestos solidarios del
mundo escolar, del voluntariado y del asociacionismo, es un deber,
para descubrir y hacer que emerja esa dignidad que la minusvalía
-incluso la más grave y devastadora- no cancela, y que siempre nos
colma de esperanza”.
Por
último, el arzobispo Zimowski encomienda al Señor a las personas
autistas y a sus familias, quienes “a pesar de estar envueltos en
el misterio del silencio por un grave trastorno, no están solos
nunca, ya que Dios les ama apasionadamente, y, en Él, la comunidad
de quienes están comprometidos por la fe a ser signo vivo y
transparente de la presencia del Resucitado en el mundo”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario