Ciudad
del Vaticano, 28 marzo 2012
(VIS).-Ayer por la mañana, a las 9.30 (16,30 hora de Roma), el Santo
Padre llegó al Santuario de la Virgen de la Caridad del Cobre,
patrona de Cuba, donde fue acogido por el arzobispo de Santiago y el
Rector. El Papa se detuvo a rezar ante el Santísimo, y,
seguidamente, ante la imagen de Santa María, encendiendo una vela y
recitando la oración de la Virgen de la Caridad del Cobre, ritual
del Año Jubilar que concede a los peregrinos la indulgencia
plenaria.
A
continuación, desde la entrada principal, saludó y bendijo a los
fieles reunidos en la plaza y en la larga escalinata que lleva al
santuario: “Reciban el cariño del Papa -dijo Benedicto XVI- y
llévenlo por doquier, para que todos experimenten el consuelo y la
fortaleza en la fe. Hagan saber a cuantos se encuentran cerca o lejos
que he confiado a la Madre de Dios el futuro de su Patria, avanzando
por caminos de renovación y esperanza, para el mayor bien de todos
los cubanos. También he suplicado a la Virgen Santísima por las
necesidades de los que sufren, de los que están privados de
libertad, separados de sus seres queridos o pasan por graves momentos
de dificultad. He puesto asimismo en su inmaculado Corazón a los
jóvenes, para que sean auténticos amigos de Cristo y no sucumban a
propuestas que dejan la tristeza tras de sí”.
“Ante
María de la Caridad, también me he acordado de modo particular de
los cubanos descendientes de quienes llegaron aquí desde África,
así como de la cercana población de Haití, que aún sufre las
consecuencias del conocido terremoto de hace dos años. Y no he
olvidado a tantos campesinos y a sus familias, que desean vivir
intensamente en sus hogares el Evangelio, y ofrecen también sus
casas como centros de misión para la celebración de la Eucaristía”.
“A
ejemplo de la Santísima Virgen -dijo el Pontífice para concluir-
animo a todos los hijos de esta querida tierra a seguir edificando la
vida sobre la roca firme que es Jesucristo, a trabajar por la
justicia, a ser servidores de la caridad y a perseverar en medio de
las pruebas. Que nada ni nadie les quite la alegría interior, tan
característica del alma cubana”.
La
historia de la Virgen de la Caridad del Cobre y de su santuario, el
lugar de peregrinación más venerado de Cuba, comienza en 1606,
cuando tres pescadores -dos indios y un esclavo negro- encontraron
una imagen de madera de la Madre de Cristo que flotaba sobre las
aguas de la Bahía de Nipe, con la inscripción “soy la Virgen de
la Caridad”. La estatua fue llevada a la mina de El Cobre, y en
esta localidad surgió el primer santuario en 1684. En 1801 fue leído
en el Santuario el “Manifiesto por la libertad de los esclavos de
las minas de El Cobre”, gracias al compromiso del capellán en
favor de los esclavos. En 1916, el Papa Benedicto XV proclamó la
Virgen de la Caridad patrona de Cuba. El santuario actual fue
inaugurado en 1927; Pablo VI le confirió el título de Basílica
Menor en 1977.
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