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sábado, 7 de enero de 2012

MISA EPIFANÍA: MISERICORDIA Y CARIDAD HACIA LOS POBRES, ESENCIALES EN LOS OBISPOS


CIUDAD DEL VATICANO, 6 ENERO 2012 (VIS).-Este viernes, solemnidad de la Epifanía del Señor, el Papa Benedicto XVI ha presidido la Santa Misa en la Basílica Vaticana. En el curso de la celebración, ha conferido la ordenación episcopal a los arzobispos electos Charles John Brown, nombrado Nuncio apostólico en Irlanda; y Marek Solczyński, nombrado Nuncio apostólico en Armenia y Georgia. Han concelebrado con el Pontífice los cardenales Tarcisio Bertone, S.D.B., -Secretario de Estado- y William Joseph Levada -Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe-, además de los dos nuevos arzobispos. El rito de la ordenación ha tenido lugar después de la proclamación del Evangelio y del anuncio del día de Pascua, que este año se celebrará el 8 de abril.

  El Santo Padre reflexionó en su homilía sobre la lectura del Evangelio de hoy, la historia de los Magos de Oriente que viajan a Belén para adorar al Niño Jesús, paragonándola a la misión de los obispos en la Iglesia:

  “Los Magos de Oriente (...) inauguran el camino de los pueblos hacia Cristo. Durante esta Santa Misa conferiré a dos sacerdotes la ordenación episcopal, los consagraré pastores del pueblo de Dios. Según las palabras de Jesús, ir delante del rebaño pertenece a la misión del pastor. Por tanto, en estos personajes que, los primeros de entre los paganos, encontraron el camino hacia Cristo, podemos hallar tal vez algunas indicaciones para la misión de los obispos”. (...)

  “Podemos decir que (los Magos) eran hombres de ciencia, pero no solo en el sentido de que querían saber muchas cosas: querían algo más. (...) Eran personas con un corazón inquieto, que no se conformaban con lo que es aparente o habitual. Eran hombres en busca (...) de Dios, vigilantes, capaces de percibir los signos de Dios, su lenguaje callado y perseverante. Pero eran también hombres valientes a la vez que humildes: podemos imaginar las burlas que debieron sufrir por encaminarse hacia el Rey de los Judíos, enfrentándose por ello a grandes dificultades. No consideraban decisivo lo que algunos, incluso personas influyentes e inteligentes, pudieran pensar o decir de ellos. Lo que les importaba era la verdad misma, no la opinión de los hombres. Por eso afrontaron las renuncias y fatigas de un camino largo e inseguro. Su humilde valentía fue la que les permitió postrarse ante un niño de pobre familia y descubrir en Él al Rey prometido, cuya búsqueda y reconocimiento había sido el objetivo de su camino exterior e interior”.

(...) “En todo esto podemos ver algunas características esenciales del ministerio episcopal. El Obispo debe de ser también un hombre de corazón inquieto, que no se conforma con las cosas habituales de este mundo sino que sigue la inquietud del corazón que lo empuja a acercarse interiormente a Dios, a buscar su Rostro, a conocerlo mejor para poder amarlo cada vez más. El Obispo debe de ser también un hombre de corazón vigilante que perciba el lenguaje callado de Dios y sepa discernir lo verdadero de lo aparente. El Obispo debe de estar lleno también de una valiente humildad, que no se interese por lo que la opinión dominante diga de él, sino que sigua como criterio la verdad de Dios, comprometiéndose por ella (...) Debe de ser capaz de ir por delante y señalar el camino (...) siguiendo a Aquél que nos ha precedido a todos, porque es el verdadero pastor, (...) Jesucristo. Y debe de tener la humildad de postrarse ante ese Dios que haciéndose tan concreto y sencillo contradice la necedad de nuestro orgullo, que no quiere ver a Dios tan cerca y tan pequeño”. (...)

  “La liturgia de la ordenación episcopal recoge lo esencial de este ministerio con ocho preguntas dirigidas a los que van a ser consagrados (...). Las preguntas orientan a la voluntad mostrándole el camino a seguir. Quisiera aquí mencionar brevemente algunas de las palabras clave de esa orientación, en las que se concreta lo que poco antes hemos reflexionado sobre los Magos en la fiesta de hoy. (...) El anuncio del evangelio de Jesucristo, el ir delante y dirigir, custodiar el patrimonio sagrado de nuestra fe, la misericordia y la caridad hacia los necesitados y pobres, en la que se refleja el amor misericordioso de Dios por nosotros y, en fin, la oración constante, son características fundamentales del ministerio episcopal. La oración constante significa no perder nunca el contacto con Dios; sentirlo en la intimidad del corazón (...). Solo el que conoce personalmente a Dios puede guiar a los demás hacia Él”. (...)

(...) “Nuestro corazón está inquieto con relación a Dios y no deja de estarlo aun cuando hoy se busque, con ‘narcóticos’ muy eficaces, liberar al hombre de esta inquietud. (...) Pero (también) el corazón de Dios está inquieto con relación al hombre. Dios nos aguarda. Nos busca. Tampoco Él descansa hasta dar con nosotros. (...) Por eso se ha puesto en camino hacia nosotros, hacia Belén, hacia el Calvario, desde Jerusalén a Galilea y hasta los confines de la tierra. Dios (...) busca personas que se dejen contagiar de su misma inquietud, de su pasión por nosotros.  (...) Esta era la misión de los apóstoles: acoger la inquietud de Dios por el hombre y llevar a Dios mismo a los hombres. Y esta es vuestra misión siguiendo las huellas de los apóstoles”. (...)

  “Los Magos siguieron la estrella. (...) Los Magos de Oriente (...) así como generalmente los santos, se han convertido ellos mismos poco a poco en constelaciones de Dios, que nos muestran el camino. (...) Los santos son estrellas de Dios, por las que nos dejamos guiar hacia Aquél que anhela nuestro ser. (...) Al ser ordenados obispos estáis llamados a ser vosotros mismos estrellas de Dios para los hombres, a guiarlos en el camino hacia la verdadera luz, hacia Cristo”.
HML/                                                                                                 VIS  20120107 (950)

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