CIUDAD DEL VATICANO, 10 SEP 2011 (VIS).-El Santo Padre envió hoy un mensaje al presidente de la Conferencia Episcopal de los Estados Unidos, Mons. Timothy M. Dolan, con ocasión del aniversario de los ataques terroristas al World Trade Center, Washington y Pennsylvania ocurridos el 11 de septiembre del 2001, que causaron miles de muertos.
Tras encomendar a las víctimas y sus familiares a la misericordia y el consuelo divinos, Benedicto XVI recuerda que los terroristas estaban convencidos de actuar en nombre de Dios, y escribe: “Una vez más, se debe afirmar inequívocamente que ninguna circunstancia puede justificar jamás los actos de terrorismo. Toda vida humana es preciosa a los ojos de Dios, y no se debe ahorrar ningún esfuerzo en el intento de promover en todo el mundo un auténtico respeto por los derechos inalienables y la dignidad de las personas y los pueblos en todas partes”.
El Papa alaba el valor y la generosidad mostrados por el pueblo americano durante las operaciones de rescate, así como su capacidad de recuperación para seguir adelante. Finalmente, ruega para que “un firme compromiso con la justicia y una cultura global de solidaridad ayuden a librar al mundo de los agravios que tan a menudo originan actos de violencia, y creen las condiciones para una mayor paz y prosperidad que ofrezcan un futuro más brillante y seguro”.
MESS/ VIS 20110910 (230)
Tras encomendar a las víctimas y sus familiares a la misericordia y el consuelo divinos, Benedicto XVI recuerda que los terroristas estaban convencidos de actuar en nombre de Dios, y escribe: “Una vez más, se debe afirmar inequívocamente que ninguna circunstancia puede justificar jamás los actos de terrorismo. Toda vida humana es preciosa a los ojos de Dios, y no se debe ahorrar ningún esfuerzo en el intento de promover en todo el mundo un auténtico respeto por los derechos inalienables y la dignidad de las personas y los pueblos en todas partes”.
El Papa alaba el valor y la generosidad mostrados por el pueblo americano durante las operaciones de rescate, así como su capacidad de recuperación para seguir adelante. Finalmente, ruega para que “un firme compromiso con la justicia y una cultura global de solidaridad ayuden a librar al mundo de los agravios que tan a menudo originan actos de violencia, y creen las condiciones para una mayor paz y prosperidad que ofrezcan un futuro más brillante y seguro”.
MESS/ VIS 20110910 (230)
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