CIUDAD DEL VATICANO, 9 SEP 2011 (VIS).-Benedicto XVI recibió esta mañana en el palacio apostólico de Castel Gandolfo al nuevo embajador de Reino Unido ante la Santa Sede, Nigel Marcus Baker, que le presentó sus cartas credenciales.
En el discurso que dirigió al diplomático el Papa recordó la visita que efectuó el año pasado a ese país con motivo de la beatificación del cardenal John Henry Newman y manifestó la esperanza de que “la relectura de sus obras ayude a cuantos quieren responder a las cuestiones políticas, económicas y sociales de nuestra época”.
“La Santa Sede y el Reino Unido –prosiguió- comparten la preocupación por la paz entre las naciones, el desarrollo integral de los pueblos (...) y la difusión de los reales derechos humanos, sobre todo mediante el estado de derecho y un tipo de gobierno que favorezca la participación y preste especial interés a las franjas más pobres y vulnerables de la sociedad y a aquellos que ven negados sus derechos naturales”.
Refiriéndose en concreto al tema de la paz, el Papa habló de la reciente visita de la reina Isabel II de Inglaterra a Irlanda, como de “un hito importante en el proceso de reconciliación que se afianza cada vez más en Irlanda del Norte, a pesar de los disturbios del pasado verano. Aprovecho esta oportunidad para repetir a todos los que desearían recurrir a la violencia a que dejen de lado los agravios y busquen, en cambio, el diálogo con sus vecinos en pro de la paz y la prosperidad de toda la comunidad”.
El gobierno inglés “desea servirse de políticas basadas en valores duraderos que no pueden expresarse sólo en términos legales. Algo muy importante, en particular, a la luz de los sucesos ocurridos este verano. Cuando las políticas no presuponen o proponen valores objetivos, el relativismo moral que de ello se deriva (...) tiende a traducirse en frustración (...) egoísmo y desprecio por la vida y la libertad de los demás. Los responsables políticos deben individuar con urgencia modos de distribución de la riqueza en la sociedad más equitativos y amplios, de fomentar la movilidad social y las oportunidades y de favorecer el empleo fijo”.
Un objetivo de primer orden es “el desarrollo sostenible de los pueblos más pobres del mundo en el que juega un papel importante una asistencia que esté siempre encaminada (...)a mejorar sus vidas y perspectivas económicas. El desarrollo redunda también en beneficio de los países donantes, no solo gracias a la creación de mercados económicos: favorece el respeto mutuo, la solidaridad y ante todo la paz gracias a la prosperidad de todos los pueblos”.
“ La promoción de modelos de desarrollo que aúnen las tecnologías modernas con los recursos naturales se traduce en la protección más eficaz del ambiente tanto para los países desarrollados como para los que están en desarrollo”, concluyó el pontífice.
CD/ VIS 20110909 (480)
En el discurso que dirigió al diplomático el Papa recordó la visita que efectuó el año pasado a ese país con motivo de la beatificación del cardenal John Henry Newman y manifestó la esperanza de que “la relectura de sus obras ayude a cuantos quieren responder a las cuestiones políticas, económicas y sociales de nuestra época”.
“La Santa Sede y el Reino Unido –prosiguió- comparten la preocupación por la paz entre las naciones, el desarrollo integral de los pueblos (...) y la difusión de los reales derechos humanos, sobre todo mediante el estado de derecho y un tipo de gobierno que favorezca la participación y preste especial interés a las franjas más pobres y vulnerables de la sociedad y a aquellos que ven negados sus derechos naturales”.
Refiriéndose en concreto al tema de la paz, el Papa habló de la reciente visita de la reina Isabel II de Inglaterra a Irlanda, como de “un hito importante en el proceso de reconciliación que se afianza cada vez más en Irlanda del Norte, a pesar de los disturbios del pasado verano. Aprovecho esta oportunidad para repetir a todos los que desearían recurrir a la violencia a que dejen de lado los agravios y busquen, en cambio, el diálogo con sus vecinos en pro de la paz y la prosperidad de toda la comunidad”.
El gobierno inglés “desea servirse de políticas basadas en valores duraderos que no pueden expresarse sólo en términos legales. Algo muy importante, en particular, a la luz de los sucesos ocurridos este verano. Cuando las políticas no presuponen o proponen valores objetivos, el relativismo moral que de ello se deriva (...) tiende a traducirse en frustración (...) egoísmo y desprecio por la vida y la libertad de los demás. Los responsables políticos deben individuar con urgencia modos de distribución de la riqueza en la sociedad más equitativos y amplios, de fomentar la movilidad social y las oportunidades y de favorecer el empleo fijo”.
Un objetivo de primer orden es “el desarrollo sostenible de los pueblos más pobres del mundo en el que juega un papel importante una asistencia que esté siempre encaminada (...)a mejorar sus vidas y perspectivas económicas. El desarrollo redunda también en beneficio de los países donantes, no solo gracias a la creación de mercados económicos: favorece el respeto mutuo, la solidaridad y ante todo la paz gracias a la prosperidad de todos los pueblos”.
“ La promoción de modelos de desarrollo que aúnen las tecnologías modernas con los recursos naturales se traduce en la protección más eficaz del ambiente tanto para los países desarrollados como para los que están en desarrollo”, concluyó el pontífice.
CD/ VIS 20110909 (480)
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