CIUDAD DEL VATICANO, 28 MAY 2011 (VIS).-Ayer por la tarde, en el Aula Pablo VI, en el Vaticano, Benedicto XVI asistió a un concierto ofrecido en su honor por el Presidente de la República de Hungría, Pál Schmitt, con motivo del bicentenario del nacimiento del compositor húngaro Franz Liszt.
Al terminar el concierto, el Santo Padre dio las gracias al tenor István Horváth, a la Orquesta Filarmónica Nacional de Hungría y al Grupo Coral Nacional, que interpretaron composiciones de Liszt: el Festmarsch zur Goethejubiläumsfeier, la Vallée d’Obermann y el Ave Maria-Die Glocken von Rom inspirada en un salmo.
Benedicto XVI destacó que las tres piezas “han suscitado en nosotros una amplia gama de sentimientos: desde la alegría y el tono festivo de la marcha, pasando por la meditación de la segunda pieza con una insistente y conmovedora melodía, hasta la actitud orante a la cual nos ha invitado el Ave María”.
Refiriéndose al Salmo XIII, el Papa explicó que esta pieza ”nos ha dado la idea de la calidad y de la profundidad de la fe” de Liszt. “Es un salmo en el cual el que ora se encuentra en dificultad, el enemigo lo rodea, lo asedia, y Dios parece ausente, parece haberlo olvidado. Y la plegaria se hace angustiosa ante esta situación de abandono: “¿Hasta cuando, Señor?”, repite cuatro veces el Salmista”.
“Es -continuó el Papa- el grito del hombre y de la humanidad, que siente el peso del mal que hay en el mundo; y la música de Liszt nos ha transmitido este sentido de peso, de angustia. Pero Dios no abandona. El salmista lo sabe y también Liszt como hombre de fe. Desde la angustia nace una súplica llena de confianza que desemboca en el gozo: “Mi corazón exultará en tu salvación; cantaré al Señor que me colmó de bienes”. Y aquí, la música de Liszt se transforma: tenor, coro y orquesta elevan un himno de plena confianza en Dios, que nunca traiciona, nunca se olvida, nunca nos deja solos”.
BXVI-CONCIERTO/ VIS 20110530 (350)
Al terminar el concierto, el Santo Padre dio las gracias al tenor István Horváth, a la Orquesta Filarmónica Nacional de Hungría y al Grupo Coral Nacional, que interpretaron composiciones de Liszt: el Festmarsch zur Goethejubiläumsfeier, la Vallée d’Obermann y el Ave Maria-Die Glocken von Rom inspirada en un salmo.
Benedicto XVI destacó que las tres piezas “han suscitado en nosotros una amplia gama de sentimientos: desde la alegría y el tono festivo de la marcha, pasando por la meditación de la segunda pieza con una insistente y conmovedora melodía, hasta la actitud orante a la cual nos ha invitado el Ave María”.
Refiriéndose al Salmo XIII, el Papa explicó que esta pieza ”nos ha dado la idea de la calidad y de la profundidad de la fe” de Liszt. “Es un salmo en el cual el que ora se encuentra en dificultad, el enemigo lo rodea, lo asedia, y Dios parece ausente, parece haberlo olvidado. Y la plegaria se hace angustiosa ante esta situación de abandono: “¿Hasta cuando, Señor?”, repite cuatro veces el Salmista”.
“Es -continuó el Papa- el grito del hombre y de la humanidad, que siente el peso del mal que hay en el mundo; y la música de Liszt nos ha transmitido este sentido de peso, de angustia. Pero Dios no abandona. El salmista lo sabe y también Liszt como hombre de fe. Desde la angustia nace una súplica llena de confianza que desemboca en el gozo: “Mi corazón exultará en tu salvación; cantaré al Señor que me colmó de bienes”. Y aquí, la música de Liszt se transforma: tenor, coro y orquesta elevan un himno de plena confianza en Dios, que nunca traiciona, nunca se olvida, nunca nos deja solos”.
BXVI-CONCIERTO/ VIS 20110530 (350)
No hay comentarios:
Publicar un comentario