CIUDAD DEL VATICANO, 28 MAY 2011 (VIS).-Benedicto XVI recibió esta mañana en el Vaticano a los miembros de la Marianische Männer-Congregation “Maria Verkündigung”, Congregación Masculina Mariana “María Anunciada” de Ratisbona (Alemania), llegados al Vaticano para celebrar con el Papa el 70 aniversario de su ingreso en el ramo masculino de esa congregación en el seminario arzobispal de Sankt Michael de Traunstein, en Baviera (Alemania).
El Papa recordó que cuando entró en el seminario Europa vivía “una edad oscura y había una guerra. Hitler había sometido una tras otra, Polonia, Dinamarca, Benelux, Francia y en abril de 1941 había ocupado Yugoslavia y Grecia. Parecía que el continente estaba en manos de aquel poder que, al mismo tiempo, ponía en duda el futuro del cristianismo. Nos habían admitido en la congregación, pero poco después comenzó la guerra contra Rusia, el seminario fue disuelto, y la Congregación -antes de que pudiera reunirse- ya se había esparcido a los cuatro vientos”.
Por ese motivo, prosiguió el pontífice, su entrada en la Marianische Männer-Congregation “Maria Verkündigung” no tuvo una “fecha exterior”, pero se ha mantenido como una “fecha interior” de la vida porque siempre ha estado claro que el catolicismo no puede existir sin una actitud mariana, que ser católico significa ser marianos”.
“Aquí, a través de las visitas “ad limina” de los obispos -comentó el Santo Padre- experimento constantemente cómo las personas, especialmente en América Latina pero también en otros continentes, pueden confiarse a la Madre, pueden amar a la Madre y, a través de la Madre, aprenden luego a comprender y a amar a Cristo; experimento cómo la madre sigue dando a luz a Cristo; cómo María sigue diciendo “sí” y lleva a Cristo al mundo”.
“María es la gran creyente. Recogió la misión de Abraham de ser creyente y concretó la fe de Abraham en la fe en Jesucristo, indicándonos así a todos el camino de la fe, el valor para confiarnos a ese Dios que se entrega en nuestras manos, la alegría de ser sus testigos, y luego su determinación de permanecer firme cuando todos han huido, el valor de estar al lado del Señor cuando parecía perdido, y de dar así, el testimonio que llevó a la Pascua”.
“Estoy muy contento -concluyó el Papa- de saber que en Baviera hay aproximadamente 40.000 congregantes, que aún hoy en día hay hombres que, junto con María, aman al Señor, que a través de María aprenden a conocer y amar al Señor y como Ella dan testimonio del Señor en las horas difíciles y en las felices, que están con Él bajo la Cruz y que siguen viviendo gozosamente la Pascua junto a Él. Gracias a todos por mantener bien alto este testimonio, porque sabemos que hay hombres bávaros católicos y miembros de la congregación que siguen el camino abierto por los jesuitas en el siglo XVI, y continúan demostrando que la fe no pertenece al pasado, sino que se abre siempre al “hoy” y sobre todo al “mañana”.
AC/ VIS 20110530 (510)
El Papa recordó que cuando entró en el seminario Europa vivía “una edad oscura y había una guerra. Hitler había sometido una tras otra, Polonia, Dinamarca, Benelux, Francia y en abril de 1941 había ocupado Yugoslavia y Grecia. Parecía que el continente estaba en manos de aquel poder que, al mismo tiempo, ponía en duda el futuro del cristianismo. Nos habían admitido en la congregación, pero poco después comenzó la guerra contra Rusia, el seminario fue disuelto, y la Congregación -antes de que pudiera reunirse- ya se había esparcido a los cuatro vientos”.
Por ese motivo, prosiguió el pontífice, su entrada en la Marianische Männer-Congregation “Maria Verkündigung” no tuvo una “fecha exterior”, pero se ha mantenido como una “fecha interior” de la vida porque siempre ha estado claro que el catolicismo no puede existir sin una actitud mariana, que ser católico significa ser marianos”.
“Aquí, a través de las visitas “ad limina” de los obispos -comentó el Santo Padre- experimento constantemente cómo las personas, especialmente en América Latina pero también en otros continentes, pueden confiarse a la Madre, pueden amar a la Madre y, a través de la Madre, aprenden luego a comprender y a amar a Cristo; experimento cómo la madre sigue dando a luz a Cristo; cómo María sigue diciendo “sí” y lleva a Cristo al mundo”.
“María es la gran creyente. Recogió la misión de Abraham de ser creyente y concretó la fe de Abraham en la fe en Jesucristo, indicándonos así a todos el camino de la fe, el valor para confiarnos a ese Dios que se entrega en nuestras manos, la alegría de ser sus testigos, y luego su determinación de permanecer firme cuando todos han huido, el valor de estar al lado del Señor cuando parecía perdido, y de dar así, el testimonio que llevó a la Pascua”.
“Estoy muy contento -concluyó el Papa- de saber que en Baviera hay aproximadamente 40.000 congregantes, que aún hoy en día hay hombres que, junto con María, aman al Señor, que a través de María aprenden a conocer y amar al Señor y como Ella dan testimonio del Señor en las horas difíciles y en las felices, que están con Él bajo la Cruz y que siguen viviendo gozosamente la Pascua junto a Él. Gracias a todos por mantener bien alto este testimonio, porque sabemos que hay hombres bávaros católicos y miembros de la congregación que siguen el camino abierto por los jesuitas en el siglo XVI, y continúan demostrando que la fe no pertenece al pasado, sino que se abre siempre al “hoy” y sobre todo al “mañana”.
AC/ VIS 20110530 (510)
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