CIUDAD DEL VATICANO, 6 FEB 2011 (VIS).-Hoy a mediodía Benedicto XVI se asomó a la ventana de su estudio para rezar el Ángelus con los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro.
“En el Evangelio de este domingo el Señor Jesús dice a sus discípulos: “Vosotros sois la sal de la tierra... vosotros sois la luz del mundo”. Mediante estas imágenes ricas de significado -explicó el Papa- quiere transmitirles el sentido de su misión y de su testimonio. La sal, en la cultura oriental evoca diversos valores como la alianza, la solidaridad, la vida y la sabiduría. La luz es la primera obra de Dios Creador y es fuente de la vida; la misma Palabra de Dios es comparada con la luz”.
Por eso, agregó, “los discípulos del Señor están llamados a dar nuevo sabor al mundo, y a preservarlo de la corrupción, con la sabiduría de Dios, que resplandece plenamente en el rostro del Hijo, porque Él es la “luz verdadera que ilumina a cada hombre”. Unidos a Él, los cristianos pueden difundir en medio de las tinieblas de la indiferencia y del egoísmo la luz del amor de Dios, verdadera sabiduría que da significado a la existencia y a la obra de los seres humanos”
Después el pontífice recordó que el próximo 11 de febrero, festividad de la Bienaventurada Virgen de Lourdes, se celebra también la Jornada Mundial del Enfermo. “Una ocasión propicia -dijo- para reflexionar, rezar y acrecentar la sensibilidad de las comunidades eclesiales y de la sociedad civil con los hermanos y las hermanas enfermos. En el Mensaje para esta Jornada (...) invito a todos a contemplar a Jesús, el Hijo de Dios, que sufrió y murió, pero resucitó. Dios se opone radicalmente al dominio del mal. El Señor cuida al ser humano en cada situación, comparte el sufrimiento y abre el corazón a la esperanza. Exhorto, por tanto, a todos los que trabajan en ámbito sanitario a reconocer en el enfermo no sólo un cuerpo marcado por la fragilidad, sino ante todo a una persona, a la que brindar solidaridad y ofrecer respuestas adecuadas y competentes”.
En ese contexto, el Papa se refirió a la Jornada por la Vida que se celebra hoy en Italia. “Espero que todos se comprometan en hacer crecer la cultura de la vida, para poner al centro, en cualquier circunstancia, el valor del ser humano. Según la fe y la razón, la dignidad de la persona es irreducible a sus facultades o a las capacidades que pueda manifestar, y por tanto no disminuye cuando esa persona es débil, inválida y necesitada de ayuda”.
Después de la oración mariana Benedicto XVI señaló que seguía “con atención la delicada situación de la amada nación egipcia. Pido a Dios que esa tierra, bendecida por la presencia de la Sagrada Familia -subrayó- vuelva a encontrar la tranquilidad y la convivencia pacífica, en el compromiso conjunto por el bien común”.
ANG/ VIS 20110207 (510)
“En el Evangelio de este domingo el Señor Jesús dice a sus discípulos: “Vosotros sois la sal de la tierra... vosotros sois la luz del mundo”. Mediante estas imágenes ricas de significado -explicó el Papa- quiere transmitirles el sentido de su misión y de su testimonio. La sal, en la cultura oriental evoca diversos valores como la alianza, la solidaridad, la vida y la sabiduría. La luz es la primera obra de Dios Creador y es fuente de la vida; la misma Palabra de Dios es comparada con la luz”.
Por eso, agregó, “los discípulos del Señor están llamados a dar nuevo sabor al mundo, y a preservarlo de la corrupción, con la sabiduría de Dios, que resplandece plenamente en el rostro del Hijo, porque Él es la “luz verdadera que ilumina a cada hombre”. Unidos a Él, los cristianos pueden difundir en medio de las tinieblas de la indiferencia y del egoísmo la luz del amor de Dios, verdadera sabiduría que da significado a la existencia y a la obra de los seres humanos”
Después el pontífice recordó que el próximo 11 de febrero, festividad de la Bienaventurada Virgen de Lourdes, se celebra también la Jornada Mundial del Enfermo. “Una ocasión propicia -dijo- para reflexionar, rezar y acrecentar la sensibilidad de las comunidades eclesiales y de la sociedad civil con los hermanos y las hermanas enfermos. En el Mensaje para esta Jornada (...) invito a todos a contemplar a Jesús, el Hijo de Dios, que sufrió y murió, pero resucitó. Dios se opone radicalmente al dominio del mal. El Señor cuida al ser humano en cada situación, comparte el sufrimiento y abre el corazón a la esperanza. Exhorto, por tanto, a todos los que trabajan en ámbito sanitario a reconocer en el enfermo no sólo un cuerpo marcado por la fragilidad, sino ante todo a una persona, a la que brindar solidaridad y ofrecer respuestas adecuadas y competentes”.
En ese contexto, el Papa se refirió a la Jornada por la Vida que se celebra hoy en Italia. “Espero que todos se comprometan en hacer crecer la cultura de la vida, para poner al centro, en cualquier circunstancia, el valor del ser humano. Según la fe y la razón, la dignidad de la persona es irreducible a sus facultades o a las capacidades que pueda manifestar, y por tanto no disminuye cuando esa persona es débil, inválida y necesitada de ayuda”.
Después de la oración mariana Benedicto XVI señaló que seguía “con atención la delicada situación de la amada nación egipcia. Pido a Dios que esa tierra, bendecida por la presencia de la Sagrada Familia -subrayó- vuelva a encontrar la tranquilidad y la convivencia pacífica, en el compromiso conjunto por el bien común”.
ANG/ VIS 20110207 (510)
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