CIUDAD DEL VATICANO, 14 DIC 2010 (VIS).-Con motivo de la festividad de Nuestra Señora de Guadalupe, el arzobispo Claudio Maria Celli, presidente del Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales, envió el pasado 12 de diciembre un mensaje a los comunicadores de América Latina.
“La Misión continental que se está desarrollando en América Latina -escribe el prelado- anima a muchas personas a tomar nueva conciencia de lo que significa ser discípulos de Jesús. Las Iglesias locales impulsan esta tarea con entusiasmo, recordando que ser sus discípulos significa haber vivido un auténtico encuentro con Él. (...) Esta experiencia marca y transforma la vida de manera permanente, y por ello deseamos comunicarla a otros, transformándonos así en misioneros y misioneras”.
El encuentro con el Señor, prosigue el prelado, “tiene muchas facetas. Siendo personal, es siempre también comunitario; se da en la soledad y el silencio, pero también de manera privilegiada en las celebraciones litúrgicas y en la vida de familia. Se alimenta en el diálogo y la oración comunitaria, (...) culmina en la acción y el servicio”.
Después el arzobispo invita a “vivir tiempos y espacios de silencio durante estos días del Adviento, para escuchar la voz de Jesús que nos habla al corazón. (...) Pongamos un dique a la inundación de quehaceres y ruidos que tantas veces nos arrastran sin freno. El silencio se parece a una pantalla blanca sobre la cual podemos proyectar la película de nuestra vida cotidiana para verla nítidamente. Si la proyectáramos sobre una pared llena de cuadros, de libros y objetos, con ruido de fondo, poco podríamos comprender. Sólo en el silencio se asumen de manera más consciente las propias opciones; en el silencio se escucha la voz de Dios. Así podremos ser auténticos portadores de su Palabra”.
“Quizá es un consejo difícil de seguir en este momento de bombardeo informativo, de exigencias pastorales, de ajetreo en las familias, en nuestros medios de comunicación y parroquias. Pero (...) ¿no debemos preparar también, y más si cabe, aquello que comunicaremos a través de radios, periódicos, programas de televisión, sitios web? ¿Qué podemos dar de sustancioso, si nuestra vida se va quedando llena sólo de palabras repetidas, con escaso fondo y apenas contenido? Dediquemos tiempo al Señor a quien estamos esperando en este Adviento”.
El arzobispo concluye pidiendo a Nuestra Señora de Guadalupe, también Patrona de la RIIAL (Red Informática de la Iglesia en América Latina), que “nos alcance de Dios el don del silencio interior (...) para que Él haga fructificar nuestras palabras, textos, imágenes y notas musicales portadoras de la Buena Nueva”.
CON-CS/ VIS 20101214 (430)
“La Misión continental que se está desarrollando en América Latina -escribe el prelado- anima a muchas personas a tomar nueva conciencia de lo que significa ser discípulos de Jesús. Las Iglesias locales impulsan esta tarea con entusiasmo, recordando que ser sus discípulos significa haber vivido un auténtico encuentro con Él. (...) Esta experiencia marca y transforma la vida de manera permanente, y por ello deseamos comunicarla a otros, transformándonos así en misioneros y misioneras”.
El encuentro con el Señor, prosigue el prelado, “tiene muchas facetas. Siendo personal, es siempre también comunitario; se da en la soledad y el silencio, pero también de manera privilegiada en las celebraciones litúrgicas y en la vida de familia. Se alimenta en el diálogo y la oración comunitaria, (...) culmina en la acción y el servicio”.
Después el arzobispo invita a “vivir tiempos y espacios de silencio durante estos días del Adviento, para escuchar la voz de Jesús que nos habla al corazón. (...) Pongamos un dique a la inundación de quehaceres y ruidos que tantas veces nos arrastran sin freno. El silencio se parece a una pantalla blanca sobre la cual podemos proyectar la película de nuestra vida cotidiana para verla nítidamente. Si la proyectáramos sobre una pared llena de cuadros, de libros y objetos, con ruido de fondo, poco podríamos comprender. Sólo en el silencio se asumen de manera más consciente las propias opciones; en el silencio se escucha la voz de Dios. Así podremos ser auténticos portadores de su Palabra”.
“Quizá es un consejo difícil de seguir en este momento de bombardeo informativo, de exigencias pastorales, de ajetreo en las familias, en nuestros medios de comunicación y parroquias. Pero (...) ¿no debemos preparar también, y más si cabe, aquello que comunicaremos a través de radios, periódicos, programas de televisión, sitios web? ¿Qué podemos dar de sustancioso, si nuestra vida se va quedando llena sólo de palabras repetidas, con escaso fondo y apenas contenido? Dediquemos tiempo al Señor a quien estamos esperando en este Adviento”.
El arzobispo concluye pidiendo a Nuestra Señora de Guadalupe, también Patrona de la RIIAL (Red Informática de la Iglesia en América Latina), que “nos alcance de Dios el don del silencio interior (...) para que Él haga fructificar nuestras palabras, textos, imágenes y notas musicales portadoras de la Buena Nueva”.
CON-CS/ VIS 20101214 (430)
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