CIUDAD DEL VATICANO, 20 SEP 2008 (VIS).-Benedicto XVI recibió hoy en el palacio apostólico de Castelgandolfo a un centenar de obispos recién nombrados que participan en un seminario de actualización promovido por la Congregación para la Evangelización de los Pueblos.
"El congreso en que participáis -dijo el Papa- se coloca en el curso del Año Paulino, que la Iglesia celebra con el propósito de profundizar en el conocimiento del espíritu misionero y la personalidad carismática de San Pablo".
"Estoy seguro de que el espíritu de este "maestro de las gentes" en la fe y en la verdad (...) no dejará de iluminar y enriquecer vuestro ministerio pastoral y episcopal -prosiguió el Papa-, recordando que la frase "maestro de las gentes" (...) se abre al futuro proyectando el ánimo del Apóstol hacia todos los pueblos y todas las generaciones".
El Santo Padre invitó a los obispos a aprender de San Pablo "a mirar con simpatía a los pueblos a los que hemos sido enviados" y "a buscar en Cristo la luz y la gracia para anunciar hoy la Buena Nueva".
Después, refiriéndose en concreto a la situación de los nuevos obispos, señaló que sus diócesis a menudo son "muy vastas y frecuentemente carecen de carreteras y medios de comunicación. (...) Además, sobre vuestras sociedades, como en otros lugares, sopla siempre más fuerte el viento de la indiferencia religiosa, de la secularización y el relativismo de los valores. Todo ello crea un ambiente donde las armas de la predicación pueden parecer, como en el caso de Pablo en Atenas, carentes de la fuerza necesaria".
También "en muchas regiones los católicos son minoría, a veces exigua, por lo que estáis obligados a confrontaros con otras religiones mucho más fuertes y no siempre acogedoras con vosotros. Tampoco faltan situaciones en las que, como pastores, tenéis que defender a vuestros fieles de persecuciones y ataques violentos".
"No tengáis miedo y no os desaniméis por todos estos inconvenientes, a veces muy duros -afirmó el Papa-; dejaros aconsejar e inspirar por San Pablo, que (...) no huía ante las dificultades y los sufrimientos porque era muy consciente de que forman parte de la cruz que como cristianos tenemos que llevar cada día. (...) El sufrimiento une a Cristo y a los hermanos y expresa la plenitud del amor, cuya fuente y prueba suprema es la misma cruz de Cristo. (...) Pero lo que más motivaba a Pablo era ser amado por Jesucristo y el deseo de transmitir a los demás este amor".
"Iniciáis vuestro ministerio episcopal -dijo el Papa a los nuevos obispos-. No dudéis en recurrir a este potente maestro de la evangelización, aprendiendo de él cómo amar a Cristo, cómo sacrificaros al servicio de los demás, cómo identificaros con los pueblos en los que habéis sido llamados a predicar el Evangelio, cómo proclamar y testimoniar la presencia del Resucitado".
"Vosotros que, como sucesores de los apóstoles, sois los continuadores de la misión de Pablo llevando el Evangelio a las gentes -concluyó- inspiraos en él para comprender vuestra vocación en estrecha dependencia de la luz del Espíritu de Cristo".
AC/PABLO/NUEVOS OBISPOS VIS 20080922 (520)
"El congreso en que participáis -dijo el Papa- se coloca en el curso del Año Paulino, que la Iglesia celebra con el propósito de profundizar en el conocimiento del espíritu misionero y la personalidad carismática de San Pablo".
"Estoy seguro de que el espíritu de este "maestro de las gentes" en la fe y en la verdad (...) no dejará de iluminar y enriquecer vuestro ministerio pastoral y episcopal -prosiguió el Papa-, recordando que la frase "maestro de las gentes" (...) se abre al futuro proyectando el ánimo del Apóstol hacia todos los pueblos y todas las generaciones".
El Santo Padre invitó a los obispos a aprender de San Pablo "a mirar con simpatía a los pueblos a los que hemos sido enviados" y "a buscar en Cristo la luz y la gracia para anunciar hoy la Buena Nueva".
Después, refiriéndose en concreto a la situación de los nuevos obispos, señaló que sus diócesis a menudo son "muy vastas y frecuentemente carecen de carreteras y medios de comunicación. (...) Además, sobre vuestras sociedades, como en otros lugares, sopla siempre más fuerte el viento de la indiferencia religiosa, de la secularización y el relativismo de los valores. Todo ello crea un ambiente donde las armas de la predicación pueden parecer, como en el caso de Pablo en Atenas, carentes de la fuerza necesaria".
También "en muchas regiones los católicos son minoría, a veces exigua, por lo que estáis obligados a confrontaros con otras religiones mucho más fuertes y no siempre acogedoras con vosotros. Tampoco faltan situaciones en las que, como pastores, tenéis que defender a vuestros fieles de persecuciones y ataques violentos".
"No tengáis miedo y no os desaniméis por todos estos inconvenientes, a veces muy duros -afirmó el Papa-; dejaros aconsejar e inspirar por San Pablo, que (...) no huía ante las dificultades y los sufrimientos porque era muy consciente de que forman parte de la cruz que como cristianos tenemos que llevar cada día. (...) El sufrimiento une a Cristo y a los hermanos y expresa la plenitud del amor, cuya fuente y prueba suprema es la misma cruz de Cristo. (...) Pero lo que más motivaba a Pablo era ser amado por Jesucristo y el deseo de transmitir a los demás este amor".
"Iniciáis vuestro ministerio episcopal -dijo el Papa a los nuevos obispos-. No dudéis en recurrir a este potente maestro de la evangelización, aprendiendo de él cómo amar a Cristo, cómo sacrificaros al servicio de los demás, cómo identificaros con los pueblos en los que habéis sido llamados a predicar el Evangelio, cómo proclamar y testimoniar la presencia del Resucitado".
"Vosotros que, como sucesores de los apóstoles, sois los continuadores de la misión de Pablo llevando el Evangelio a las gentes -concluyó- inspiraos en él para comprender vuestra vocación en estrecha dependencia de la luz del Espíritu de Cristo".
AC/PABLO/NUEVOS OBISPOS VIS 20080922 (520)
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