CIUDAD DEL VATICANO, 4 ABR 2004 (VIS).-El Papa presidió esta mañana en la Plaza de San Pedro la solemne celebración eucarística del Domingo de Ramos y de la Pasión del Señor en la que participaron unas 30.000 personas. Antes de comenzar, bendijo los ramos de palma y olivo.
En la homilía, Juan Pablo II afirmó que "en el clima de alegría, velado por la tristeza, que caracteriza al Domingo de Ramos, celebramos la XIX Jornada Mundial de la Juventud, que este año tiene como tema: "Queremos ver a Jesús".
El Papa señaló que "Jesús muere en la Cruz por cada una y cada uno de nosotros. La Cruz es el signo más grande y más elocuente de su amor misericordioso, el único signo de salvación para todas las generaciones y para toda la humanidad".
Tras recordar que hace veinte años, al terminar el Año Santo de la Redención, entregó a los jóvenes la gran Cruz de aquel Jubileo", afirmó que desde entonces "sigue atravesando numerosos países en preparación para las Jornadas Mundiales de la Juventud. (…) Se ha convertido en el signo luminoso de la confianza que anima a las jóvenes generaciones del tercer milenio".
Al conmemorar este vigésimo aniversario, "dejad -dijo a los miles de jóvenes italianos y de otros países del mundo presentes- que os renueve la misma consigna de aquel momento: '¡Os confío la Cruz de Cristo!' Llevadla por el mundo como signo del amor del Señor Jesús por la humanidad, y anunciad a todos que sólo en Cristo muerto y resucitado hay salvación y redención".
"Ciertamente -añadió-, el mensaje de la Cruz no es fácil de comprender en nuestra época, en la que el bienestar material y las comodidades son propuestos y buscados como valores prioritarios. Pero vosotros, queridos jóvenes, no tengáis miedo de proclamar en cualquier circunstancia el Evangelio de la Cruz. ¡No tengáis miedo de ir contracorriente!".
Durante la celebración hubo un recuerdo del conflicto de Oriente Medio, con una plegaria para que Jerusalén "se convierta en lugar de encuentro y de diálogo entre los creyentes en un único Dios" y se imponga la paz. También se rezó en árabe por todos los jóvenes que tienen puesta su esperanza en un mundo más justo y humano.
Después de la misa y antes de rezar el Angelus, el Santo Padre saludó en alemán a los jóvenes que habían participado en la Puerta de Brandeburgo en una celebración litúrgica presidida por el cardenal Georg Maximilian Sterzinsky, arzobispo de Berlín para acoger la Cruz de las Jornadas Mundiales de la Juventud. "La Cruz -dijo el Papa- atravesará ahora vuestro país hasta llegar a Colonia, donde en agosto de 2005 se celebrará la XX Jornada Mundial de la Juventud. Animo a toda la Iglesia que está en Alemania a movilizarse para este gran encuentro".
HML/DOMINGO RAMOS:JMJ/… VIS 20040405 (450)
En la homilía, Juan Pablo II afirmó que "en el clima de alegría, velado por la tristeza, que caracteriza al Domingo de Ramos, celebramos la XIX Jornada Mundial de la Juventud, que este año tiene como tema: "Queremos ver a Jesús".
El Papa señaló que "Jesús muere en la Cruz por cada una y cada uno de nosotros. La Cruz es el signo más grande y más elocuente de su amor misericordioso, el único signo de salvación para todas las generaciones y para toda la humanidad".
Tras recordar que hace veinte años, al terminar el Año Santo de la Redención, entregó a los jóvenes la gran Cruz de aquel Jubileo", afirmó que desde entonces "sigue atravesando numerosos países en preparación para las Jornadas Mundiales de la Juventud. (…) Se ha convertido en el signo luminoso de la confianza que anima a las jóvenes generaciones del tercer milenio".
Al conmemorar este vigésimo aniversario, "dejad -dijo a los miles de jóvenes italianos y de otros países del mundo presentes- que os renueve la misma consigna de aquel momento: '¡Os confío la Cruz de Cristo!' Llevadla por el mundo como signo del amor del Señor Jesús por la humanidad, y anunciad a todos que sólo en Cristo muerto y resucitado hay salvación y redención".
"Ciertamente -añadió-, el mensaje de la Cruz no es fácil de comprender en nuestra época, en la que el bienestar material y las comodidades son propuestos y buscados como valores prioritarios. Pero vosotros, queridos jóvenes, no tengáis miedo de proclamar en cualquier circunstancia el Evangelio de la Cruz. ¡No tengáis miedo de ir contracorriente!".
Durante la celebración hubo un recuerdo del conflicto de Oriente Medio, con una plegaria para que Jerusalén "se convierta en lugar de encuentro y de diálogo entre los creyentes en un único Dios" y se imponga la paz. También se rezó en árabe por todos los jóvenes que tienen puesta su esperanza en un mundo más justo y humano.
Después de la misa y antes de rezar el Angelus, el Santo Padre saludó en alemán a los jóvenes que habían participado en la Puerta de Brandeburgo en una celebración litúrgica presidida por el cardenal Georg Maximilian Sterzinsky, arzobispo de Berlín para acoger la Cruz de las Jornadas Mundiales de la Juventud. "La Cruz -dijo el Papa- atravesará ahora vuestro país hasta llegar a Colonia, donde en agosto de 2005 se celebrará la XX Jornada Mundial de la Juventud. Animo a toda la Iglesia que está en Alemania a movilizarse para este gran encuentro".
HML/DOMINGO RAMOS:JMJ/… VIS 20040405 (450)
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