CIUDAD DEL VATICANO, 8 NOV 2002 (VIS) - El Papa recibió este mediodía a las participantes en el capítulo general de la Hijas de María Auxiliadora. Durante estos días han reflexionado sobre el tema "En la renovada Alianza, el compromiso de una ciudadanía activa", según el programa de los fundadores, los santos Juan Bosco y Maria Domenica Mazzarello, "Formar buenos cristianos y ciudadanos honrados".
Juan Pablo II dijo a las salesianas que este programa les exigía "dar testimonio de la esperanza en las numerosas fronteras del mundo moderno, sabiendo encontrar con audacia misionera nuevos caminos de evangelización y de promoción humana, especialmente al servicio de las jóvenes generaciones".
"Para llevar a cabo esta ardua misión -continuó-, es necesario sobre todo mantener una constante comunión con Jesús, contemplando incesantemente su rostro en la oración, para servirlo después con todas las energías en los hermanos. (...) En una época marcada por una preocupante cultura del vacío y de la ausencia de sentido, anunciad resueltamente el primado de Dios que escucha siempre el grito de los oprimidos y de los afligidos".
El Santo Padre subrayó que la santidad era su "tarea esencial y prioritaria. Es la mejor aportación que podéis hacer a la nueva evangelización, así como la garantía de un servicio auténticamente evangélico en favor de los más necesitados".
Tras poner de relieve el testimonio de fidelidad heroica, confirmada con el martirio, de algunos miembros de la familia religiosa, el Papa dijo: "Debéis seguir este camino, en ambientes a veces marcados por tensiones y miedo, por contraposiciones y divisiones, por extremismos y violencia, capaces incluso de ofuscar la esperanza".
Juan Pablo II concluyó afirmando que "los vastos horizontes de la evangelización y la urgente necesidad de testimoniar el mensaje evangélico a todos, sin distinciones, constituyen el campo del apostolado".
AC;...;...;SALESIANAS;VIS;20021108;300;
Juan Pablo II dijo a las salesianas que este programa les exigía "dar testimonio de la esperanza en las numerosas fronteras del mundo moderno, sabiendo encontrar con audacia misionera nuevos caminos de evangelización y de promoción humana, especialmente al servicio de las jóvenes generaciones".
"Para llevar a cabo esta ardua misión -continuó-, es necesario sobre todo mantener una constante comunión con Jesús, contemplando incesantemente su rostro en la oración, para servirlo después con todas las energías en los hermanos. (...) En una época marcada por una preocupante cultura del vacío y de la ausencia de sentido, anunciad resueltamente el primado de Dios que escucha siempre el grito de los oprimidos y de los afligidos".
El Santo Padre subrayó que la santidad era su "tarea esencial y prioritaria. Es la mejor aportación que podéis hacer a la nueva evangelización, así como la garantía de un servicio auténticamente evangélico en favor de los más necesitados".
Tras poner de relieve el testimonio de fidelidad heroica, confirmada con el martirio, de algunos miembros de la familia religiosa, el Papa dijo: "Debéis seguir este camino, en ambientes a veces marcados por tensiones y miedo, por contraposiciones y divisiones, por extremismos y violencia, capaces incluso de ofuscar la esperanza".
Juan Pablo II concluyó afirmando que "los vastos horizontes de la evangelización y la urgente necesidad de testimoniar el mensaje evangélico a todos, sin distinciones, constituyen el campo del apostolado".
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