Ciudad
del Vaticano, 1 julio de 2015 (Vis).-El arzobispo Silvano M. Tomasi,
Observador Permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas y
otros organismos internacionales con sede en Ginebra intervino ayer,
30 de junio, en la XXIX Sesión del Consejo de Derechos Humanos,
durante el Panel sobre los efectos del terrorismo y el disfrute de
todas las personas de los derechos humanos y las libertades
fundamentales.
''La
Delegación de la Santa Sede -dijo el nuncio – quisiera denunciar
especialmente los actos terroristas perpetrados en nombre de la
religión... El terrorismo es un medio político para influir en el
comportamiento y alcanzar objetivos a través del miedo. Los actos de
terrorismo causan la destrucción de los derechos humanos, de las
libertades políticas y del estado de derecho. El terrorismo es la
antítesis de los valores y compromisos compartidos que sirven de
base para la coexistencia pacífica a nivel nacional e internacional.
De hecho, con la proliferación del terrorismo y la impunidad de que
gozan sus autores, podemos decir que también hay una "globalización
del terrorismo" ...Una situación así, requiere la voluntad
política de los principales actores para abordar y resolver el
problema del terrorismo global y sus efectos desastrosos''.
''La
Santa Sede está profundamente convencida de que el terrorismo, en
especial aquellas formas que se derivan de extremismo religioso, debe
afrontarse con el esfuerzo político concertado de todas las partes,
especialmente de todos los partidos locales y regionales interesados,
así como por los principales actores internacionales, cuyo papel es
indispensable en la negociación y la búsqueda de una solución
viable, diplomática o de otra tipo , para proteger la vida y la
estabilidad futura de las regiones afectadas por el terrorismo. La
respuesta al terrorismo no puede ser simplemente por medio de la
acción militar. La participación política, sistemas jurídicos
justos y la eliminación de todas las formas de apoyo público y
privado para el terrorismo son los medios no sólo para responder,
sino también para prevenir el terrorismo. También es importante
recordar la obligación positiva que los Estados tienen de tomar
decisiones con el fin de proteger a sus ciudadanos y, cuando ello no
sea posible, de colaborar con otras autoridades regionales con el fin
de hacer frente a las amenazas planteadas por los grupos
terroristas'', finalizó el prelado.
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