Ciudad
del Vaticano, 31 de mayo 2015 (VIS).- ''La Trinidad es ….el
misterio de amor del Dios Vivo... Jesús nos ha enseñado este
misterio. Y cuando, resucitado, mandó a los discípulos a
evangelizar a todos los pueblos les dijo que los bautizaran ''en el
nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo''. Estas han sido
las palabras del Papa antes de rezar el Angelus con los fieles
reunidos en la Solemnidad de la Santísima Trinidad en la la Plaza
de San Pedro.
''Por
lo tanto -explicó- la solemnidad litúrgica de hoy, al mismo tiempo
que nos hace contemplar el hermoso misterio - del cual provenimos y
hacia el cual vamos - renueva la misión de vivir la comunión con
Dios y de vivir la comunión entre nosotros, según el modelo de la
comunión divina. No estamos llamados a vivir los unos sin los
otros, por encima o en contra de los otros, sino los unos con los
otros, por los otros y en los otros, lo que significa acoger y
testimoniar concordes la belleza del Evangelio..En pocas palabras
se nos confía la tarea de edificar comunidades eclesiales que sean
cada vez más familia, capaces de reflejar el esplendor de la
Trinidad y de evangelizar, no sólo con las palabras, sino con la
fuerza del amor de Dios, que habita en nosotros''.
La
Trinidad es también ''el fin último hacia el cual está orientada
nuestra peregrinación terrenal''. ''Intentemos, en consecuencia,
mantener siempre elevado el tono de nuestra vida, recordando para qué
fin, para qué gloria existimos, trabajamos, luchamos, sufrimos. Y a
cuál inmenso premio estamos llamados''.. El misterio de la Trinidad
''abraza toda nuestra vida y todo nuestro ser cristiano. Lo
recordamos, por ejemplo, cada vez que hacemos la señal de la cruz:
en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo'', dijo el
Pontífice invitando a los miles de personas en la Plaza de San Pedro
a persignarse junto a él.
Después,
en el último día del mes de mayo, encomendó a todos a la Virgen
María. ''Que Ella, que más que cualquier otra criatura, conoció
... el misterio de la Santísima Trinidad nos guíe de la mano... Le
pedimos también que ayude a la Iglesia a ser misterio de comunión y
comunidad hospitalaria, donde toda persona, especialmente si es pobre
y marginada, encuentre acogida y se sienta hija de Dios, querida y
amada''.
Finalizada
la oración mariana, el Papa recordó que hoy en Bayona (Francia) se
proclama beato al sacerdote Louis-Edouard Cestac, fundador de las
Hermanas Siervas de María. ''Su testimonio de amor a Dios y al
prójimo es para la Iglesia -dijo- un estímulo para vivir con
alegría el Evangelio de la caridad''.
Por
último invitó a todos los que se encontrarán en Roma el próximo
jueves 4 de junio, festividad del Corpus Christi, a asistir a la misa
que celebrará en la basílica de San Juan de Letrán y a participar
en la procesión, -un ''acto solemne acto público de fe y de amor
por Jesus Eucaristía, presente entre su pueblo''- hasta Santa María
la Mayor.
''Antes
de acabar -concluyó- hagamos una vez más la señal de la cruz, en
voz alta, todos: ''En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu
Santo'', recordando el misterio de la Santa Trinidad''.
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