Ciudad
del Vaticano, 13 mayo 2014
(VIS).- El Santo Padre recibió ayer por la tarde en audiencia, en el
Aula Pablo VI, a los rectores y los alumnos de los colegios e
internados pontificios de Roma. Algunos de los sacerdotes y
seminaristas, provenientes de diferentes partes del mundo y que
estudian en la capital italiana, hicieron preguntas al Papa que
respondió de forma improvisada, sin un texto preparado, ''a corazón
abierto''. Un diálogo compuesto por más de diez preguntas en las
que se trataron temas como el sacerdocio, las tentaciones y los
desafíos de los consagrados. Francisco antes de comenzar dirigió un
pensamiento especial de cercanía a los cristianos de Ucrania y de
Medio Oriente, recordando que en nuestros días la Iglesia sufre en
muchos lugares del mundo a causa de las persecuciones.
El
Obispo de Roma, respondiendo a la pregunta de un estudiante
americano, habló del peligro del ''academicismo'', que corren los
seminaristas cuando vuelven a sus diócesis no como padres sino como
doctores licenciados. Por ello recordó los cuatro pilares de la
formación de los sacerdotes que evitan ese fenómeno: la formación
espiritual, la académica, la comunitaria y la apostólica. Un
seminarista de China preguntó sobre la vida en comunidad, a lo que
el Santo Padre respondió que uno no puede prepararse al sacerdocio
solo, tiene que hacerlo en comunidad y superar los vicios capitales
que nacen al relacionarse con los hermanos. ''Para ello no habléis a
las espaldas de los otros -dijo- Si tenéis algo en contra o no
estáis de acuerdo con el otro decídselo a la cara...las habladurías
son la peste de una comunidad, decidlo siempre a la cara y rezad por
los compañeros con los que tengáis problemas''.
Asimismo
les aconsejó que fueran pacientes, que estudiasen en serio y
aprovechasen todas las oportunidades que les ofrece esta permanencia
fuera de sus países. Además, de buscar la calma con la oración y,
en los momentos de turbulencia, buscar refugio bajo el manto de la
Madre de Dios. ''Porque una buena relación con la Madre -dijo- nos
ayuda a tener una buena relación con la Iglesia''. El Papa añadió
que no deben olvidar que para llegar a ser un ''líder'' en la vida
sacerdotal existe solo un camino: el servicio. ''Consiste en hacer
muchas veces la voluntad de los otros. Dejar a un lado el camino del
dinero y la vanidad y ser un servidor armado de humildad''.
Un
seminarista de Camerún preguntó cómo hacer para que todas las
dimensiones de la vida ministerial conviviesen de forma equilibrada,
a lo que Francisco respondió que era necesario ser vigilantes,
estar atentos y ser ordenados. ''Terminar el día cansados es lo
ideal. Pero con un buen cansancio, no con un cansancio imprudente''.
El Papa respondió a otro seminarista sobre cómo debe ser un
sacerdote para la nueva evangelización recordando que este tipo de
sacerdote debe salir fuera de sí mismo y estar cerca de la gente.
''Con una cercanía cordial, de amor y física'' y para medir la
cercanía de un pastor con su pueblo hay que prestar atención a las
homilías. El Pontífice reconoció que en general las homilías ''no
son buenas, son conferencias o lecciones'' y destacó que una homilía
aburrida sobre cosas abstractas es hacer escuela. ''Estamos
retrasados -añadió- este es uno de los puntos de la conversación
que hoy necesita la Iglesia: mejorar las homilías para que la gente
entienda''.
Al
finalizar, el Papa respondió a la última pregunta de un seminarista
polaco que le pidió consejo sobre cómo estar dispuestos y contentos
en el servicio del pueblo de Dios. Francisco dio mucha importancia al
encuentro con las personas, con el obispo y con otros sacerdotes,
pero sin miedo -dijo- ''un buen pastor puede sentir temor pero no se
asusta nunca'' y añadió que ''uno de los tesoros que se deben
cultivar es la amistad sacerdotal''. Y antes de despedirse les animó
a hacerse amigos de todos aquellos que el Señor les haga encontrar.
''La amistad sacerdotal -finalizó- es una fuerza de perseverancia,
de alegría apostólica, de valor e incluso de sentido del humor''.
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