Ciudad
del Vaticano, 19 mayo 2014
(VIS).- El Papa Francisco ha recibido esta mañana a los obispos de
la Conferencia Episcopal de México que en estos días han llevado a
cabo su quinquenal visita ''ad Limina''. Al final del encuentro les
ha entregado un discurso del que ofrecemos amplios extractos y en el
que ha destacado que la fidelidad a Jesucristo no puede vivirse sino
como solidaridad comprometida y cercana con el pueblo y sus
necesidades.
Antes de entregarles el texto, el
Obispo de Roma ha subrayado que, a pesar de los graves problemas que
enfrentan, la Iglesia en México está consolidada sobre pilares muy
fuertes y les ha instado a ser siempre fieles a la ''doble
trascendencia'' : la primera en la oración con el Señor, y la
segunda con la cercanía a su pueblo.
''En
estos últimos años, la celebración del Bicentenario de la
Independencia de México y del Centenario de la Revolución Mexicana
-escribe- ha constituido una ocasión propicia para unir esfuerzos en
favor de la paz social y de una convivencia justa, libre y
democrática. A esto mismo los animó mi predecesor Benedicto XVI
invitándolos a “no dejarse amedrentar por las fuerzas del mal, a
ser valientes y trabajar para que la savia de sus propias raíces
cristianas haga florecer su presente y su futuro...En la actualidad,
las múltiples violencias que afligen a la sociedad mexicana,
particularmente a los jóvenes, constituyen un renovado llamamiento a
promover este espíritu de concordia a través de la cultura del
encuentro, del diálogo y de la paz. A los Pastores no compete,
ciertamente, aportar soluciones técnicas o adoptar medidas
políticas, que sobrepasan el ámbito pastoral; sin embargo, no
pueden dejar de anunciar a todos la Buena Noticia: que Dios, en su
misericordia, se ha hecho hombre y se ha hecho pobre y ha querido
sufrir con quienes sufren, para salvarnos. La fidelidad a Jesucristo
no puede vivirse sino como solidaridad comprometida y cercana con el
pueblo en sus necesidades, ofreciendo desde dentro los valores del
Evangelio''.
''Conozco
vuestros desvelos por los más necesitados... los que trabajan en
condiciones infrahumanas... los migrantes en busca de mejores
condiciones de vida, los campesinos… Sé de vuestra preocupación
por las víctimas del narcotráfico y por los grupos sociales más
vulnerables, y del compromiso por la defensa de los derechos humanos
y el desarrollo integral de la persona. Todo esto, que es expresión
de la “íntima conexión” que existe entre el anuncio del
Evangelio y la búsqueda del bien de los demás coopera, sin duda, a
dar credibilidad a la Iglesia y relevancia a la voz de sus
Pastores''.
''La
misión de la Iglesia -subraya después- no puede prescindir de
laicos... Los invito a que promuevan su responsabilidad secular y les
ofrezcan una adecuada capacitación para hacer visible la dimensión
pública de la fe. Para eso, la Doctrina social de la Iglesia es un
valioso instrumento que puede ayudar a los cristianos en su diario
afán por edificar un mundo más justo y solidario. De esta forma
también se superarán las dificultades que surgen en la transmisión
generacional de la fe cristiana. Los jóvenes verán con sus propios
ojos testigos vivos de la fe, que encarnan realmente en su vida lo
que profesan sus labios. Y, además, se irán generando
espontáneamente nuevos procesos de evangelización de la
cultura'...En este sentido, el potencial de la piedad popular, que es
“el modo en que la fe recibida se encarnó en la cultura y se sigue
transmitiendo” constituye “un imprescindible punto de partida
para conseguir que la fe del pueblo madure y se haga más profunda”
.
La
familia es ''célula básica de la sociedad y “primer centro de
evangelización”. Los animo, pues, a intensificar la pastoral de la
familia –seguramente, el valor más querido en nuestros pueblos–
para que, frente a la cultura deshumanizadora de la muerte, se
convierta en promotora de la cultura del respeto a la vida en todas
sus fases, desde su concepción hasta su ocaso natural''.
Después
de recordar a los prelados la importancia de su cercanía a los
sacerdotes y consagrados, así como la atención que deben prestar a
su formación y la atención por las futuras vocaciones, el Obispo de
Roma recuerda con agrado que en sus planes pastorales, ''han asumido
las indicaciones de Aparecida, de la que en estos días se cumple el
7º aniversario, destacando la importancia de la Misión continental
permanente, que pone toda la pastoral de la Iglesia en clave
misionera y nos pide a cada uno de nosotros crecer en parresía. Así
-concluye- podremos dar testimonio de Cristo con la vida también
entre los más alejados, y salir de nosotros mismos a trabajar con
entusiasmo en la labor que nos ha sido confiada, manteniendo a la vez
los brazos levantados en oración''.
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