Ciudad
del Vaticano, 28 abril 2014
(VIS).-Esta mañana a las 10,00 en la Plaza de San Pedro, el cardenal
Angelo Comastri, vicario general de Su Santidad para la Ciudad del
Vaticano y arcipreste de la basílica vaticana ha celebrado una misa
de acción de gracias por la canonización de Juan Pablo II.
La
eucaristía ha estado precedida por el saludo del cardenal Stanislaw
Dziwisz, arzobispo de Cracovia (Polonia) ,que fue el secretario del
nuevo santo. ''Ayer -ha dicho dirigiéndose a los miles de fieles que
llenaban la Plaza- se han inscrito entre los santos dos papas beatos:
el primero, Juan XXIII, hijo de la tierra italiana, se mereció el
título de Papa Bueno. Fue él quien convocó, hace más de medio
siglo, el Concilio Vaticano II. El segundo, Juan Pablo II, hijo de la
tierra polaca, el Papa de la Divina Misericordia, dio vida a las
decisiones del Concilio e introdujo a la Iglesia en el tercer milenio
de la fe''.
''Damos
gracias a Dios por este don doble. Damos gracias por el testimonio
extraordinariamente transparente de amor y servicio de esos dos
pastores...Y por este don doble damos las gracias de todo corazón al
Santo Padre Francisco porque ya desde el primer año de su
pontificado tomó la decisión de canonizar a sus predecesores
fijando la fecha en el Domingo de la Divina Misericordia'' , ha
añadido el cardenal arzobispo que ha concluido su intervención
dando las gracias también en nombre de sus compatriotas a Italia y
a todos sus habitantes ''por haber acogido tan cordialmente, hace
años, a Karol Wojtyla, como obispo y papa, llegado a Roma 'de un
país lejano'. Italia pasó a ser para él una segunda patria y hoy
seguramente Juan Pablo II la bendice desde lo alto, como bendice
también a Polonia y al mundo entero. En su corazón encontraron
lugar todas las naciones, las culturas y las lenguas''.
Por
su parte el cardenal Comastri, rememorando las palabras de Juan Pablo
II: ''Los santos no nos piden que les aplaudamos, sino que los
imitemos'' ha invitado a los peregrinos a imitar al nuevo santo que
tuvo ''el valor de defender abiertamente la fe en Jesús en una época
de apostasía silenciosa ... de defender la familia, la vida humana ,
la paz mientras soplaban vientos de guerra... de salir al encuentro
de los jóvenes para librarlos de la cultura del vacío y de lo
efímero invitándoles a acoger a Cristo, única luz de la vida y el
único capaz de dar plenitud de alegría al corazón humano''.
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