Ciudad
del Vaticano, 21 febrero 2014
(VIS).-El 50 aniversario de la Constitución Conciliar "Sacrosanctum
Concilium” sobre la Sagrada Liturgia - el primer documento
promulgado por el Concilio Vaticano II- es fuente de agradecimiento
por la profunda y difusa renovación de la vida litúrgica hecha
posible por el magisterio conciliar y, al mismo tiempo,
“impulsa
a relanzar el compromiso de acoger y actuar cada vez más plenamente
esa enseñanza”.
Es
cuanto afirma el Papa Francisco en el mensaje enviado al cardenal
Antonio Cañizares Llovera, Prefecto de la Congregación para el
Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, con motivo de la
clausura del Simposio, "Sacrosanctum Concilium. Gratitud y
compromiso por un gran movimiento eclesial", organizado por ese
dicasterio en colaboración con la Pontificia Universidad
Lateranense.
La
"Sacrosanctum Concilium”, promulgada por Pablo VI el 4 de
diciembre de 1963 y los ulteriores pasos del Magisterio en el surco
trazado por ella “han favorecido - escribe el Papa- la comprensión
de la liturgia a la luz de la revelación divina como “ el
ejercicio del sacerdocio de Jesucristo”, en la que “el Cuerpo
Místico de Jesucristo, es decir, la Cabeza y sus miembros, ejerce el
culto público íntegro”. Cristo se revela como el verdadero
protagonista de toda celebración y “asocia siempre consigo a su
amadísima Esposa la Iglesia, que invoca a su Señor y por El tributa
culto al Padre Eterno”. Esa acción que tiene lugar por la potencia
del Espíritu Santo, posee una fuerza creadora capaz de atraer hacia
sí a todo ser humano, y, de alguna manera, la entera creación”.
“Celebrar
el verdadero culto espiritual -dice Francisco- significa ofrecerse
como sacrificio vivo, santo y agradable a Dios. Una liturgia que se
separase del culto espiritual correría el peligro de vaciarse, de
caer de la originalidad cristiana en un sentido sacro genérico, casi
mágico y en un esteticismo vacío. Al ser acción de Cristo, la
liturgia empuja desde su interior a revestirse de los sentimientos de
Cristo y, en este dinamismo, toda la realidad se transfigura”. El
pontífice cita al Papa emérito Benedicto XVI cuando en la Lectio
divina al Seminario Romano en 2012 explicaba que “Nuestro vivir
cotidiano... tendría que ...sumergirse en la realidad divina,
convertirse en acción junto con Dios.. Esto no significa que
tengamos siempre que pensar en Dios, sino que tenemos que estar
siempre realmente penetrados por la realidad de Dios... de modo que
toda nuestra vida... sea liturgia, adoración”.
A
la acción de gracias por cuanto ha sido posible realizar, el Papa
afirma que es necesario unir “una voluntad renovada de proseguir el
camino indicado por los Padres conciliares porque todavía queda
mucho por hacer para la asimilación, correcta y completa, de la
Constitución sobre la Sagrada Liturgia por parte de los bautizados y
de las comunidades eclesiales. Me refiero en particular -concluye- al
esfuerzo por una iniciación y una formación litúrgicas, sólidas y
orgánicas, tanto de los fieles laicos, como del clero y de las
personas consagradas”.
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