Ciudad
del Vaticano, 6 febrero 2014
(VIS).- El Pontificio Consejo para los Laicos ha hecho público un
comunicado en el que explica el contenido y el objetivo del mensaje
del Santo Padre para la XXIX Jornada Mundial de la Juventud.
Se
trata del primer Mensaje que el papa Francisco dirige a los jóvenes,
incorporándose así en la tradición iniciada por el beato Juan
Pablo II y continuada por Benedicto XVI con ocasión de cada Jornada
Mundial de la Juventud. Después de la extraordinaria JMJ vivida en
Río de Janeiro en el mes de julio de 2013, el Papa retoma su diálogo
con los jóvenes del mundo y les presenta los temas de las tres
próximas ediciones del evento, dando inicio al itinerario de
preparación espiritual que, a lo largo de tres años, guiará a la
celebración internacional en Cracovia, en el mes de julio de 2016.
Los
temas de las tres próximas JMJ, tomados de las Bienaventuranzas del
Evangelio, muestran cómo el Santo Padre considere este pasaje del
Evangelio de Mateo un punto de referencia central para la vida de los
cristianos, llamados a hacer de él un concreto programa de vida.
En
el Mensaje, el Santo Padre recuerda a los jóvenes que Jesús mismo
mostró el camino que debemos seguir, encarnando las Bienaventuranzas
en toda la vida. Vivir las Bienaventuranzas hoy es para los jóvenes
un verdadero desafío al seguir a Cristo, yendo contracorriente y
testimoniando su novedad revolucionaria. Puesto que no es posible ser
cristianos y tener una idea “en pequeño” de la vida, el Papa
exhorta a los jóvenes a que rechacen toda oferta de felicidad “a
bajo precio”, a encontrar el “valor de la felicidad” auténtica
que sólo Dios puede dar.
Papa
Francisco explica a los jóvenes lo que significa ser pobres de
espíritu, entrando en la parte esencial del tema de la próxima
Jornada Mundial de la Juventud. Jesús mismo eligió un camino de
humillación y de pobreza, y el Papa dirige a los jóvenes la
invitación insistente de imitarle, indicándoles el ejemplo de San
Francisco de Asís. Por ello, los jóvenes cristianos están llamados
a la conversión, a abrazar un estilo de vida evangélico marcado por
la sobriedad, la búsqueda de lo esencial y la solidaridad concreta
en relación a los pobres. Los pobres son, así explica el Papa, por
una lado “la carne que sufre” de Cristo, que todos estamos
llamados a tocar personalmente, pero por otro lado podemos
convertirnos en verdaderos maestros de vida, pues podemos ofrecer
tanto a nivel humano y espiritual.
El
Papa subraya a continuación el profundo vínculo entre el tema de la
JMJ de Río – "Id y haced discípulos a todos los pueblos"
– y las Bienaventuranzas de los pobres de espíritu. De hecho, el
Papa Francisco explica que, “la pobreza evangélica es una
condición fundamental para que el Reino de Dios se difunda”, pues
a menudo es de los corazones más sencillos de donde brota la
auténtica alegría, que es el motor mismo de la evangelización.
El
Santo Padre recuerda, por último, el trigésimo aniversario de la
entrega de la Cruz del Jubileo de la Redención a los jóvenes, que
se celebrará el próximo 22 de abril. “Precisamente a partir de
ese acto simbólico de Juan Pablo II comenzó la gran peregrinación
juvenil que, desde entonces, continúa a través de los cinco
continentes”. Y papa Francisco anuncia a los jóvenes que, después
de su canonización, que es un “acontecimiento que llena nuestro
corazón de alegría”, Juan Pablo II “será el gran patrono de
las JMJ, de las que fue iniciador y promotor”.
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