Ciudad
del Vaticano, 6 febrero 2014
(VIS).-El arzobispo Silvano Tomasi, Observador Permanente de la Santa
Sede ante las Naciones Unidas en Ginebra, comentó ayer tarde en
Radio Vaticana, las Observaciones Conclusivas del Comité para los
Derechos de los Niños de la ONU; un informe muy crítico sobre la
cuestión de los abusos de menores por parte del clero y la actuación
del Vaticano y la Santa Sede en esta materia que solicita, además,
la revisión de la enseñanza de la Iglesia sobre algunos temas como
la contracepción y el aborto.
“La
primera impresión es que tenemos que esperar, leer atentamente y
analizar en detalle lo que escriben los miembros de esta Comisión
-afirma el nuncio- Pero la primera reacción es de sorpresa, porque
el aspecto negativo del documento que han presentado es que da casi
la impresión de que estaba ya preparado antes de la reunión del
Comité con la delegación de la Santa Sede, que dio en detalle
respuestas precisas sobre varios puntos que no han sido reportadas
en este documento final, o al menos no parece que se hayan tomado en
seria consideración. De hecho, casi parece que el documento no se
haya actualizado , teniendo en cuenta lo que en los últimos años se
ha hecho a nivel de la Santa Sede, con las medidas tomadas
directamente por el Estado de la Ciudad del Vaticano y después en
los diversos países a través de las respectivas conferencias
episcopales. Por lo tanto, carece de una perspectiva correcta y
actualizada que tenga en cuenta toda una serie de cambios para la
protección de los niños , que me parece difícil encontrar, -con el
mismo nivel de comprensión y compromiso- en otras instituciones o
incluso en otros Estados. Es simplemente una cuestión de hechos, de
evidencias, que no pueden ser distorsionadas”.
Acerca
de la respuesta de la Santa Sede al documento, el arzobispo sostiene
que responderá, “porque es un miembro , un Estado parte de la
Convención: la ha ratificado y tiene la intención de observar el
espíritu y la letra de la misma, sin adiciones ni imposiciones
ideológicas que van más allá de ella. Por ejemplo , la Convención
sobre la protección de los niños en su preámbulo habla de la
defensa de la vida y la protección de los niños antes y después
del nacimiento , mientras que la recomendación que se hace a la
Santa Sede es la cambiar su posición sobre el tema del aborto. Por
supuesto , cuando se mata a un niño éste no tiene más derechos.
Así que me parece una verdadera contradicción con los objetivos
fundamentales de la Convención, que son proteger a los niños. Este
Comité no ha hecho un buen servicio a las Naciones Unidas,
intentando solicitar a la Santa Sede que cambie sus enseñanzas no
negociables. Por eso causa tristeza ver que el Comité no ha
comprendido plenamente la naturaleza y las funciones de la Santa
Sede, a pesar de que ésta haya manifestado claramente al Comité su
decisión de cumplir las peticiones de la Convención sobre los
Derechos del Niño, eso sí, definiendo y protegiendo, en primer
lugar, los valores fundamentales que hacen real y efectiva la
protección del niño”.
El
Observador de la Santa Sede, comenta también el hecho de que la ONU
había dicho en un principio que el Vaticano había respondido mejor
que otros países en la protección de los niños y, respecto al
cambio de opinión que refleja el documento publicado ayer dice: “En
el prólogo del informe conclusivo se reconoce la claridad de las
respuestas facilitadas; no se intentó evitar ninguna cuestión
formulada por la Comisión. Sobre la base de la evidencia disponible
, y allí donde no había información inmediata, se manifestó el
compromiso de brindarla en el futuro, de acuerdo con las directrices
de la Santa Sede, y cómo hacen todos los gobiernos . Por eso
parecía un diálogo constructivo y creo que debería seguir así. De
ahí, teniendo en cuenta la impresión producida por el diálogo
directo de la delegación de la Santa Sede con el Comité y el texto
de las conclusiones y recomendaciones, se tiene la tentación de
decir que, probablemente, ese texto ya estaba escrito y que no
refleja las respuestas ni la claridad - excepto en algunos añadidos
apresurados- del trabajo realizado. Por lo tanto, con serenidad y
basándonos en la evidencia - porque no tenemos nada que ocultar! -
tenemos que explicar la posición de la Santa Sede, responder a los
interrogantes que aún subsistieran, para que se alcance el objetivo
fundamental que se persigue: la protección de los niños. Se habla
de 40 millones de casos de abuso infantil en el mundo; por
desgracia, en algunos de ellos- aunque en proporción muy reducida en
comparación con todo lo que sucede en el mundo - están involucradas
personas de la Iglesia. Y la Iglesia ha respondido y reaccionado y
continúa haciéndolo. Debemos insistir en esta política de
transparencia, de no tolerancia de los abusos , porque un sólo caso
de abuso de un niño , es un caso de más”.
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