Ciudad
del Vaticano, 20 enero 2014
(VIS).-El Papa ha recibido esta mañana , por primera vez en su
pontificado, a los funcionarios y agentes de la Inspección de
Seguridad Pública Vaticana. Se trata de un organismo de la Policía
de Estado italiana que se ocupa de la protección del pontífice
durante sus visitas en territorio italiano y de la vigilancia de la
Plaza de San Pedro, de acuerdo con las autoridades de la Santa Sede.
Francisco
les ha dado las gracias por su tarea, especialmente por la que
desempeñan en la Plaza de San Pedro. “Todos somos conscientes -ha
afirmado- de la necesidad de que se tutele la peculiaridad de este
lugar singular, preservando su carácter de espacio sagrado y
universal. Y para eso hace falta una vigilancia discreta pero atenta.
Y efectivamente, en la Plaza de San Pedro, la gente se ve serena, se
mueve con tranquilidad y hay un sentido de paz.”
También
se ha referido al trabajo de los agentes durante los acontecimientos
en que participan más fieles, que vienen de todo el mundo para ver
al Papa o para rezar ante la tumba de San Pedro y las de sus
sucesores, “especialmente en las de Juan XXIII y Juan Pablo II“.
Es un trabajo que requiere “preparación técnica y profesional,
unida a una vigilancia atenta, amabilidad y dedicación”. De ese
modo “los peregrinos y turistas, así como los que trabajan en la
Santa Sede, saben que pueden contar con vuestra asistencia cordial”.
El
Obispo de Roma no ha dejado de recordar la eficaz actividad de los
agentes durante los días que precedieron al Cónclave tras la
renuncia de Benedicto XVI y ha aprovechado el encuentro de hoy para
renovar su agradecimiento y el de sus colaboradores a todos los que
en aquellas circunstancias “brindaron su aportación para que todo
se desarrollase con orden y tranquilidad”.
Por
último ha deseado a los miembros de la Inspección que el período
transcurrido al servicio del Vaticano represente “una oportunidad
para crecer en la fe. La fe es el tesoro más precioso que vuestras
familias os han confiado y que estáis llamados a transmitir a
vuestros hijos. Es importante volver a descubrir el mensaje del
Evangelio y acogerlo con profundidad en la conciencia propia y en las
cosas concretas de la vida diaria, atestiguando con valor el amor de
Dios en todos los ambientes, incluido el trabajo”.
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