Ciudad
del Vaticano, 30 octubre 2013
(VIS).-”La trata de personas: la esclavitud moderna. Las personas
indigentes y el mensaje de Jesucristo” es el título del seminario
que, respondiendo a un deseo del Papa Francisco, han organizado las
Pontificias Academias de las Ciencias y de las Ciencias Sociales
junto a la FIAMC (Federación Internacional de las Asociaciones de
Médicos Católicos). El seminario, que se celebrará el 2 y 3 de
noviembre en la Casina Pío IV del Vaticano, cuenta con la
participación de 22 expertos procedentes de diversos países y
organizaciones internacionales, entre los cuales la nigeriana Joy
Ngozi Ezeilo, especialista de Naciones Unidas de Trata de personas,
sobre todo mujeres y niños, o el médico español José Antonio
Lorente, director científico del GENYO( Centro Pfizer-Universidad de
Granada-Junta de Andalucía de Genómica e Investigación
Oncológica).
“Durante
los trabajos se abordará la trata de personas a los efectos de
establecer el real estado de la situación y una agenda para combatir
dicho crimen atroz. Por ejemplo hoy la ciencia puede proveer contra
esta nueva forma de esclavitud instrumentos antes desconocidos, tales
como un registro informático del ADN para cotejar tanto los datos
genéticos de los niños desaparecidos (incluso por adopciones
ilegales) como los de los familiares que los reclaman”, escribe el
obispo Marcelo Sánchez Sorondo, canciller de las Pontificias
Academias de las Ciencias y de las Ciencias Sociales. “
“A
nadie se le ocurre negar hoy -prosigue- que la trata de personas
constituye un crimen escandaloso contra la dignidad humana y una
violación grave de los derechos humanos fundamentales, además de
ser un evidente acelerador de lucro criminal en nuestra centuria. Ya
el Concilio Vaticano II establecía perentoriamente que 'la
esclavitud, la prostitución, la trata de blancas y de jóvenes, así
como las condiciones laborales degradantes, que reducen al trabajador
al rango de mero instrumento de lucro, sin respeto a la libertad y a
la libertad de la persona humana son infamantes y degradan la
civilización humana... y son totalmente contrarias al honor debido
al Creador”.
Según
el reciente informe UNODC 2012 Report on Trafficking entre 2002 y
2012 la Organización Internacional del Trabajo estima que
globalmente 20,9 millones de personas fueron víctimas de trabajo
forzado. Esta estadística incluye también las víctimas de la trata
de personas para la explotación laboral y sexual. Cada año se
estima que alrededor de 2 millones de personas son víctimas del
tráfico sexual, de las cuales el sesenta por ciento son niñas. El
tráfico de los órganos de seres humanos es casi el 1% de esta cifra
y afecta, por lo tanto, a unas 20.000 personas, a las cuales, con
diferentes formas de engaño se les extraen en forma ilegal órganos
como el hígado, el riñón, el páncreas, la córnea e inclusive el
corazón.
“Algunos
observadores -reitera monseñor Sánchez Sorondo- sostienen que en
pocos años la trata de personas superará el tráfico de drogas y de
armas y se convertirá así en la actividad criminal más lucrativa
del mundo”. Por otra parte “la trata sexual internacional no se
limita las zonas pobres y subdesarrolladas sino que se extiende
virtualmente a todas las regiones del globo. Mientras que los países
con una vasta (y a menudo legal) industria sexual engendran la
demanda de la trata de mujeres, jóvenes y niñas, los países
económicamente deprimidos proporcionan mayormente el suministro . Es
en estos últimos donde los traficantes pueden reclutar con mayor
facilidad”.
El
prelado concluye recordando que el Papa Francisco durante la
canonización de la mexicana Guadalupe García Zavala, dijo que con
la labor que llevaba a cabo la santa con los pobres, los abandonados
y los enfermos nos enseñaba a “no avergonzarnos y a no tener
repugnancia a tocar la carne de Cristo”. “Estas palabras... son
la clara reacción desde el mensaje de Cristo a esta nueva forma de
esclavitud contemporánea, que constituye una violación aberrante de
la dignidad y de los derechos de la persona”.
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