Ciudad
del Vaticano, 20 septiembre 2013
(VIS).-El Papa Francisco ha concedido una larga entrevista publicada
por la revista “La Civiltá Cattolica” y, contemporáneamente,
por otras 16 revistas de la Compañía de Jesús en todo el mundo. La
entrevista es fruto de tres amplios coloquios y mas de seis horas de
charla con el director de “La Civilta Cattolica”, Antonio
Spadaro durante el mes de agosto en la Casa de Santa Marta.
A
lo largo de más de treinta páginas, el Papa habla con absoluta
franqueza de sí mismo, de sus gustos literarios y artísticos
(Dostoyevski y Holderlin, Borges y Cervantes, Caravaggio y Chagall,
pero también el Fellini de “La Strada”, Rossellini, “El festín
de Babette”, Mozart y el Wagner de “La tetralogía”) de su
experiencia en la Compañía de Jesús y como arzobispo de Buenos
Aires y para ,definirse dice.” No sé cuál puede ser la respuesta
exacta… Yo soy un pecador. Esta es la definición más exacta. Y no
se trata de un modo de hablar o un género literario. Soy un
pecador”.
“Mi
forma autoritaria y rápida de tomar decisiones - dice refiriéndose
a su época como Provincial en la Compañía de Jesús - me ha
llevado a tener problemas serios y a ser acusado de
ultraconservador”. Pero, como arzobispo esa experiencia le hizo
comprender la importancia de escuchar otros pareceres “Creo que
consultar es muy importante -sostiene- Los consistorios y los
sínodos, por ejemplo, son lugares importantes para lograr que esta
consulta llegue a ser verdadera y activa. Lo que hace falta es darles
una forma menos rígida”.
También
aclara que su formación como jesuita y en particular el
discernimiento le han hecho vivir mejor su ministerio. “Son
muchos, por poner un ejemplo, los que creen que los cambios y las
reformas pueden llegar en un tiempo breve. Yo soy de la opinión de
que se necesita tiempo para poner las bases de un cambio verdadero y
eficaz (…) La sabiduría del discernimiento nos libra de la
necesaria ambigüedad de la vida, y hace que encontremos los medios
oportunos, que no siempre se identificarán con lo que parece grande
o fuerte”.
Para
el Papa la necesidad primaria de la Iglesia actual es tener la
“capacidad de curar heridas y dar calor a los corazones de los
fieles, cercanía, proximidad. Veo a la Iglesia como un hospital de
campaña tras una batalla. ¡Qué inútil es preguntarle a un herido
si tiene altos el colesterol o el azúcar! Hay que curarle las
heridas. Ya hablaremos luego del resto. Curar heridas, curar
heridas... Y hay que comenzar por lo más elemental (…). La Iglesia
a veces se ha dejado envolver en pequeñas cosas, en pequeños
preceptos. Cuando lo más importante es el anuncio primero:
‘¡Jesucristo te ha salvado!”. Y para ello “el pueblo de Dios
necesita pastores y no funcionarios ‘clérigos de despacho’ (…).
En lugar de ser solamente una Iglesia que acoge y recibe, manteniendo
sus puertas abiertas, busquemos más bien ser una Iglesia que
encuentra caminos nuevos, capaz de salir de sí misma yendo hacia el
que no la frecuenta, hacia el que se marchó de ella, hacia el
indiferente”.
Refiriéndose
a cuestiones complejas como la homosexualidad o los casos de
divorciados católicos que se han vuelto a casar, insiste en la
necesidad de “tener siempre en cuenta a la persona. Y aquí
-afirma- entramos en el misterio del ser humano. En esta vida Dios
acompaña a las personas y es nuestro deber acompañarlas a partir de
su condición. Hay que acompañar con misericordia”.
El
Papa añade que “las enseñanzas de la Iglesia, sean dogmáticas o
morales, no son todas equivalentes” y que “una pastoral misionera
no se obsesiona por transmitir de modo desestructurado un conjunto de
doctrinas para imponerlas insistentemente ...Tenemos que encontrar un
nuevo equilibrio (...). La propuesta evangélica debe ser más
sencilla, más profunda e irradiante. Solo de esa propuesta surgen
luego las consecuencias morales".
Reflexionando
sobre el papel de la mujer en la Iglesia reitera: “En los lugares
donde se toman las decisiones importantes es necesario el genio
femenino....Afrontamos hoy este desafío: reflexionar sobre el puesto
específico de la mujer incluso allí donde se ejercita la autoridad
en los varios ámbitos de la Iglesia”.
Otro
tema tocado en la entrevista es el del Concilio Vaticano II que
“supuso una relectura del Evangelio a la luz de la cultura
contemporánea. Produjo -dice el Papa- un movimiento
de renovación que viene sencillamente del mismo Evangelio. Los
frutos son enormes. Basta recordar la liturgia. El trabajo de reforma
litúrgica hizo un servicio al pueblo releyendo el Evangelio a partir
de una situación histórica completa. Sí, hay líneas de
continuidad y de discontinuidad, pero una cosa es clara: la dinámica
de lectura del Evangelio actualizada para hoy, propia del Concilio,
es absolutamente irreversible”
En
los últimos pasajes de la entrevista Francisco habla de la
tentación de “buscar a Dios
en el pasado o en lo que creemos que puede darse en el futuro” y
afirma: “Dios está ciertamente en el pasado porque está en las
huellas que ha ido dejando. Y está también en el futuro como
promesa. Pero el Dios concreto por decirlo así, es hoy. Por eso las
lamentaciones jamás nos ayudan a encontrar a Dios. Las lamentaciones
que se oyen hoy sobre cómo va este mundo bárbaro acaban generando
en la Iglesia deseos de orden entendido como pura conservación, como
defensa. No: hay que encontrar a Dios en nuestro hoy”.
Para
leer el texto de la entrevista en castellano, publicado por la
revista “Razón y fe “ ir al sito http://www.razonyfe.org
Me gusta conocer el pensamiento de mi Pastor, ver su lado humano, crítico pero al mismo tiempo claro y conciso. Confió en su pastoreo.
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