Ciudad
del Vaticano, 29 de septiembre 2013 (VIS).-El catequista es aquel que
custodia la memoria de Dios y sabe despertarla en los demás, ha
dicho el Papa Francisco en la homilía pronunciada durante la Santa
Misa en la Plaza de San Pedro en la que han participado más de
100.000 personas que también llenaban la adyacente Vía de la
Conciliación.
En
la jornada que concluía la peregrinación de los catequistas de todo
el mundo a Roma, con motivo del Año de la Fe, el Santo Padre ha
citado las palabras del profeta Amós: "¡Ay de los que se fían
de Sión,...acostados en lechos de marfil!" comen, beben,
cantan, se divierten y no se preocupan por los problemas de los
demás”, explicando que con su dureza “ nos advierten de un
peligro que todos corremos :...El riesgo de apoltronarse, de la
comodidad, de la mundanidad en la vida y en el corazón, de
concentrarnos en nuestro bienestar”.
Es
la misma experiencia del rico del Evangelio, que se vestía
lujosamente y banqueteaba con abundancia, sin que le importase nada
del pobre que estaba a su puerta y que no tenía para comer porque no
era asunto suyo. “Si las cosas, el dinero, lo mundano se convierten
en el centro de la vida...se apoderan de nosotros, perdemos nuestra
propia identidad como hombres....El rico del Evangelio no tiene
nombre, es simplemente "un rico". Las cosas, lo que
posee,son su rostro, no tiene otro”.
También
nosotros podemos “poner nuestra seguridad en las cosas... que al
final nos roban nuestro rostro humano. Esto sucede cuando perdemos
la memoria de Dios” porque entonces “todo queda en el yo,en mi
bienestar .La vida, el mundo, los demás...ya no cuentan nada, todo
se reduce a una sola dimensión: el tener. Si perdemos la memoria de
Dios, también nosotros perdemos la consistencia... perdemos nuestro
rostro como el rico del Evangelio. Quien corre en pos de la nada, él
mismo se convierte en nada”.
El
catequista debe ser “el que custodia y alimenta la memoria de Dios;
la custodia en sí mismo y sabe despertarla en los demás”, como
hizo María cuando recibió el anuncio del Ángel y “ ante la obra
maravillosa de Dios en su vida” no se vanagloria, sino que se pone
en camino para ayudar a su prima Isabel, y al encontrarse con ella,
“su primer gesto es hacer memoria del obrar de Dios... en su vida,
en la historia de su pueblo, en nuestra historia:...María tiene
memoria de Dios”.
En
el Magnificat que María canta en ese momento está también “la
memoria de su historia personal, la historia de Dios con ella, su
propia experiencia de fe. Y así es para cada uno de nosotros, para
todo cristiano: la fe contiene precisamente la memoria de la historia
de Dios con nosotros, la memoria del encuentro con Dios, que es el
primero en moverse, que crea y salva, que nos transforma... El
catequista es precisamente un cristiano que pone esta memoria al
servicio del anuncio;no para exhibirse, no para hablar de sí mismo,
sino para hablar de Dios, de su amor y su fidelidad. Hablar y
transmitir todo lo que Dios ha revelado, es decir, la doctrina en su
totalidad, sin quitar ni añadir nada... El mismo Catecismo, ¿qué
es sino memoria de Dios, memoria de su actuar en la historia, de su
haberse hecho cercano a nosotros en Cristo, presente en su Palabra,
en los sacramentos, en su Iglesia, en su amor?”.
El
Papa ha citado, por último, las indicaciones de San Pablo a Timoteo
que pueden marcar también el camino del catequista: ”Tender a la
justicia, a la piedad, a la fe, a la caridad, a la paciencia, a la
mansedumbre”. “El catequista es un hombre dela memoria de Dios si
tiene una relación constante y vital con él y con el prójimo;si es
hombre de fe,que se fía verdaderamente de Dios y pone en él su
seguridad; si es hombre de caridad,de amor, que vea todos como
hermanos;si es hombre de "hypomoné", de paciencia, de
perseverancia, que sabe hacer frente a las dificultades, las pruebas
y los fracasos,con serenidad y esperanza en el Señor;si es hombre
amable, capaz de comprensión y misericordia”.
“Pidamos
al Señor -ha concluido- que todos seamos hombres y mujeres que
custodian y alimentan la memoria de Dios en la propia vida y la saben
despertar en el corazón de los demás”.
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