Ciudad
del Vaticano, 14 junio 2013
(VIS).-Diálogo, discernimiento y frontera. Tres
palabras que el Papa ha sugerido a los componentes de la Civilización
Católica, a los cuales ha recibido esta mañana en audiencia, para
ayudarles en su compromiso.
"Vuestra
fidelidad a la Iglesia -ha dicho el Papa- requiere ser duros contra
las hipocresías, fruto de un corazón cerrado, enfermo. Pero vuestra
labor principal no es construir muros sino puentes; se trata de crear
un diálogo -primera palabra- con todos los hombres, incluso con
aquellos que no comparten la fe cristiana, pero dan culto a otros
valores y con aquellos que se oponen a la Iglesia y la persiguen de
formas diferentes... Con el diálogo es siempre posible acercarse a
la verdad, que es don de Dios y que así ambas partes se
enriquezcan". Papa Francisco ha reiterado que dialogar significa
"estar convencido de que el otro tiene algo bueno que decir,
dejar espacio a su punto de vista, a su opinión, a sus propuestas
sin caer obviamente en el relativismo. Y para dialogar se necesita
dejar de estar a la defensiva y abrir las puertas".
El
Santo Padre ha destacado a los presentes que el discernimiento
espiritual -segunda palabra- es un tesoro de los Jesuitas con que se
busca "reconocer la presencia del Espíritu de Dios en la
realidad humana y cultural, la semilla ya plantada de su presencia en
los eventos, en la sensibilidad, en los deseos, en las tensiones
profundas de los corazones y de los contextos sociales, culturales y
espirituales".
Mencionando
la figura de Matteo Ricci como modelo, Francisco ha recordado que es
necesario tener abiertos el corazón y la mente, evitando la
enfermedad espiritual de la referencia a sí mismo . "También
la Iglesia cuando se comporta así, se enferma, envejece. ¡Qué
nuestra vista, bien fija en Cristo, sea profética y dinámica hacia
el futuro: de esta manera, seréis siempre jóvenes y audaces en la
lectura de los acontecimientos!".
El
Santo Padre ha declarado que la fractura entre Evangelio y cultura es
sin duda un drama. "Vosotros -ha dicho- estáis llamados a
contribuir para sanar esta fractura que pasa a través de vuestros
corazones y el de vuestros lectores. Este ministerio es típico de la
misión de la Compañía de Jesús. Por favor, sed hombres de
frontera -tercera palabra- con la capacidad que viene de Dios. En el
mundo de hoy, sujeto a rápidos cambios y agitado por cuestiones de
gran relevancia para la vida de la fe, es urgente un valiente
compromiso para educar en una fe convencida y madura, capaz de dar
sentido a la vida y de ofrecer respuestas convincentes a todos
aquellos que están buscando a Dios. Se trata de sostener la acción
de la Iglesia en todos los campos de su misión... ¡Ánimo,
estoy seguro de que puedo contar con vosotros!".
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