Ciudad
del Vaticano, 14 de abril 2013 (VIS).-La página de los Hechos de los
Apóstoles que narra la primera predicación en Jerusalén y los
intentos de los sumos sacerdotes y los jefes de la ciudad para frenar
el nacimiento de la comunidad de los creyentes en Cristo ha sido el
tema central del Regina Coeli en este tercer domingo de Pascua.
El
Papa ha explicado a los miles de personas reunidas en la Plaza de San
Pedro que los Doce que habían sido encarcelados con la orden de no
enseñar más en el nombre de Cristo, respondieron a sus
perseguidores: “Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres. El
Dios de nuestros padres ha resucitado a Jesús… lo exaltó con su
poder haciéndolo Jefe y Salvador… Nosotros somos testigos de estas
cosas, nosotros y el Espíritu Santo que Dios ha enviado a los que
obedecen”. Entonces hicieron azotar a los Apóstoles y les
ordenaron nuevamente de no hablar más en nombre de Jesús. Y ellos
se fueron “dichosos de haber sido considerados dignos de padecer
por el nombre de Jesús”.
“Yo
me pregunto - ha dicho el obispo de Roma- de donde sacaban los
primeros s discípulos la fuerza para dar este testimonio? No sólo:
¿de dónde les venía la alegría y el coraje del anuncio, a pesar
de los obstáculos y las violencias? No olvidemos que los Apóstoles
eran personas simples, no eran escribas, ni doctores de la ley, ni
pertenecían a la clase sacerdotal. ¿Cómo pudieron con sus límites
y obstaculizados por las autoridades, llenar Jerusalén con sus
enseñanzas? Está claro que solamente la presencia junto a ellos
del Señor Resucitado y la acción del Espíritu Santo pueden
explicarlo. Su fe se basaba en una experiencia tan fuerte y personal
de Cristo muerto y resucitado, que no tenían miedo a nada ni a
nadie; es más, veían las persecuciones como un motivo de honor,
que les permitía seguir las huellas de Jesús y de parecerse a Él,
atestiguándolo con la vida”
“Esta
historia de la primera comunidad cristiana nos dice una cosa muy
importante, que es válida para la Iglesia de todos los tiempos,
también para nosotros: cuando una persona conoce verdaderamente a
Jesucristo y cree en Él, experimenta su presencia en la vida y la
fuerza de la Resurrección, y no puede por menos que comunicar esta
experiencia. Y si esa persona encuentra incomprensiones o
adversidades, se comporta como Jesús en su Pasión: responde con el
amor y la fuerza de la verdad”
“Rezando
juntos el Regina Coeli,- ha concluido el Papa- pidamos la ayuda de
María Santísima para que la Iglesia en todo el mundo anuncie con
sinceridad y coraje la Resurrección del Señor y dé testimonio
válido con signos de amor fraterno. El amor fraterno es el
testimonio más próximo que podemos dar de que Jesús está con
nosotros, vivo, de que Jesús ja resucitado. Recemos en modo
particular por los cristianos que sufren persecución; en este tiempo
hay tantos cristianos que la sufren, tantos y en tantos países:
Recemos por ellos con amor, desde lo más profundo de nuestro corazón
para que sientan la presencia viva y consoladora del Señor”.
Después
del Regina Coeli, el Santo Padre ha recordado que ayer, en Venecia
(Italia) fue beatificado el sacerdote Luca Passi, fundador en el
siglo XIX de la Obra de Santa Dorotea para los laicos y del
Instituto de las Hermanas Maestras de Santa Dorotea. También ha
hablado de la Jornada de la Universidad Católica del Sagrado Corazón
que se celebra hoy en Italia y cuyo tema es “Las nuevas
generaciones, más allá de la crisis."
“Este
ateneo -ha dicho- nacido de la mente y el corazón del Padre Agostino
Gemelli y con un gran apoyo popular, ha preparado a miles y miles de
jóvenes a ser ciudadanos competentes y responsables, constructores
del bien común. Invito a sostenerlo siempre para que continúe
brindando a las nuevas generaciones una óptima formación para
afrontar los retos de nuestro tiempo”.
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