Ciudad
del Vaticano, 9 octubre 2012
(VIS).-Individuar formas de solidaridad más concretas en defensa de
los refugiados fue el argumento de la intervención del arzobispo
Silvano M. Tomasi - en calidad de Observador Permanente de la Santa
Sede ante la Oficina de las Naciones Unidas y de las Instituciones
Especializadas en Ginebra- durante la LXIII sesión del Comité
Ejecutivo del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los
Refugiados (ACNUR) que tuvo lugar el pasado 2 de octubre.
“El
aumento del número de conflictos recientes ha producido nuevas
oleadas de refugiados y de prófugos -observó el prelado - (...) Los
medios de comunicación encienden los reflectores sobre los casos que
para ellos son políticamente más interesantes y dejan en la sombra
del dominio público a las otras masas de personas desplazadas,
olvidadas y abandonadas a su trágico destino. La delegación de la
Santa Sede da la gracias a los países que han mantenido abiertas
sus fronteras y sus corazones para acoger a los refugiados que huyen
a los estados colindantes; toma acto de ello, y exhorta a todos los
países miembros a colaborar compartiendo los costes que estas
poblaciones refugiadas imponen a muchos de los que les brindan
hospitalidad”.
“Este
año, una vez más, es un dato cierto que los desplazados internos a
causa de conflictos, son más numerosos que los refugiados. Mi
delegación es también consciente de que la cuestión de la medida
en que el ACNUR debe involucrarse a la hora de brindar asistencia a
los desplazados internos divide a muchos estados. En algunos casos
hay auténtico miedo de que la misión 'se desborde' y preocupación
de que la misión central del ACNUR -la protección de los
refugiados- pueda resultar perjudicada. En otros, hay motivos para
sospechar de que la presencia, durante un conflicto armado interno,
de miradas neutrales, internacionales o de que la prestación de
asistencia para salvar las vidas de los grupos localmente
desaventajados, no sean bienvenidas. La Santa Sede alienta al Alto
Comisionado a seguir esforzándose ulteriormente por cuanto respecta
a las personas desplazadas a causa de un conflicto armado. Este
esfuerzo debe llevarse a cabo, en primer lugar, buscando un acceso
humanitario a las poblaciones afectadas para verificar su necesidad
de protección y, en segundo lugar, en coordinación con otros
organismos de las Naciones Unidas para ofrecer a esas personas una
asistencia crucial”, concluyó monseñor Tomasi.
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