Ciudad
del Vaticano, 29 de junio(VIS).-Después de concelebrar la Santa Misa
con los 43 arzobispos metropolitanos que han recibido el palio en la
solemnidad de san Pedro y san Pablo, el Santo Padre se asomó a
mediodía a la ventana de su estudio para rezar el Angelus con los
fieles reunidos en la Plaza de San Pedro.
“Roma
- dijo el Papa- lleva grabados en su historia los signos de la vida y
la muerte gloriosa del humilde Pescador de Galilea y del Apóstol de
las Gentes, a quienes ha elegido como protectores. Recordando su
testimonio luminoso , nos acordamos también del venerado inicio de
la Iglesia que en Roma, cree, reza y anuncia a Cristo redentor. Pero
san Pedro y san Pablo no sólo relucen en el cielo de esta ciudad,
sino en el corazón de todos los creyentes que, iluminados por su
enseñanza y su ejemplo, en todos los lugares del mundo caminan por
la senda de la fe, de la esperanza y la caridad”.
“En
este camino de salvación, la comunidad cristiana, sostenida por la
presencia del Espíritu de Dios vivo, se siente impulsada a
proseguir, fuerte y serena por la senda de la fidelidad a Cristo y
del anuncio de su Evangelio a la humanidad de todos los tiempos. En
este fecundo itinerario espiritual y misionero, se coloca también la
entrega del Palio a los arzobispos metropolitanos que he llevado a
cabo esta mañana en la basílica. Es un rito siempre elocuente que
resalta la profunda comunión de los pastores con el Sucesor de Pedro
y el estrecho vínculo que nos une con la tradición apostólica. Se
trata de un doble tesoro de santidad, en que se funden la unidad y la
catolicidad de la Iglesia; un tesoro inapreciable que hay que
redescubrir y vivir con entusiasmo renovado y con dedicación
constante”.
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