Ciudad
del Vaticano, 22 de julio de 2012 (VIS).-El Santo Padre, después de
rezar el Ángelus, manifestó su profunda conmoción por la
“violencia insensata desencadenada en Aurora, Denver” y
su “tristeza por la pérdida de vidas en el reciente
accidente naval cerca de Zanzibar”. El Papa aseguró que compartía
la pena de las familias y los amigos de las víctimas y de los
heridos, especialmente de los niños y garantizó a todos su
oración, impartiendo la bendición apostólica como prenda de
consuelo y fortaleza en el Señor resucitado.
A
continuación recordó que dentro de pocos días se inaugurará en
Londres (Reino Unido) la XXX edición de los Juegos Olímpicos. “Las
Olimpíadas -dijo- son el más grande acontecimiento deportivo
mundial en que participan atletas de muchísimas naciones y, por lo
tanto, asumen también un fuerte carácter
simbólico. Por eso, la Iglesia Católica los contempla con una
simpatía y una atención especiales. Recemos para que, según la
voluntad de Dios, los Juegos Olímpicos de Londres sean una verdadera
experiencia de fraternidad entre los pueblos de la tierra”.
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