Ciudad
del Vaticano, 22 de julio de 2012 (VIS).-En el Ángelus del mediodía,
Benedicto XVI habló de un tema “fundamental y siempre fascinante
en la Biblia”; el hecho de que “Dios es el Pastor de la
humanidad” y recordó la figura de María
Magdalena.
Ante
los fieles reunidos en el patio del palacio apostólico de Castel
Gandolfo, el Papa explicó que esa frase significa que “Dios quiere
para nosotros la vida; quiere conducirnos a pastos buenos, donde
podamos nutrirnos y descansar; no quiere que nos perdamos y muramos
sino que lleguemos a la meta de nuestro camino, que es la plenitud de
la vida. Es lo que quieren los padres y las madres para sus hijos: el
bien, la felicidad, la realización. En el Evangelio Jesús se
presenta como el pastor de las ovejas descarriadas de la casa de
Israel. Posa sus ojos sobre la gente con una mirada pastoral”.
“Entre
las 'ovejas descarriadas' que Jesús salvó había también una mujer
llamada María, originaria del pueblo de Magdala, en el lago de
Galilea, y apodada, por este motivo, Magdalena. Hoy el calendario de
la Iglesia la celebra. El evangelista Lucas dice que Jesús hizo
salir de ella siete demonios; es decir la salvó de una servidumbre
total al maligno. ¿En que consiste esta curación profunda que Dios
obra mediante Jesús? Consiste en una paz verdadera, completa, fruto
de la reconciliación de la persona consigo misma y con todas sus
relaciones: con Dios, con los demás, con el mundo”.
“Efectivamente
el maligno intenta siempre arruinar la obra de Dios, sembrando
separación en el corazón humano, entre el cuerpo y el alma; entre
el hombre y Dios; en las relaciones interpersonales, sociales,
internacionales y entre el ser humano y la creación. El maligno
siembra guerra; Dios crea paz”, concluyó el pontífice.
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