Ciudad
del Vaticano, 28 de junio 2012 (VIS).-Como es tradición, con motivo
de la solemnidad de los santos apóstoles Pedro y Pablo, Benedicto
XVI recibió en el Vaticano a una delegación del Patriarcado
Ecuménico de Constantinopla, enviada por el Patriarca Bartolomé I,
en el marco del intercambio de visitas entre la Iglesia de Roma y el
Patriarcado Ecuménico de Constantinopla, en ocasión de las fiestas
de sus respectivos patronos.
La
delegación, que entregó al Papa un mensaje del Patriarca, estaba
compuesta por el Metropolita de Francia Emmanuel Adamakis; el obispo
Ilias Katre, de Philomelion (EE.UU); y el reverendo Paisios
Kokkinakis, del Santo Sínodo del Patriarcado Ecuménico.
La
festividad de los Santos Pedro y Pablo, dijo Benedicto XVI a los
representantes del Patriarcado Ecuménico “nos da la oportunidad
de agradecer al Señor las obras extraordinarias que ha hecho y
sigue haciendo a través de los Apóstoles en la vida de la Iglesia.
Su predicación, sellada por el testimonio del martirio -observó-
es la base sólida solida y perenne sobre la cual se asienta la
Iglesia y ,en la fidelidad al depósito de la fe que nos han
transmitido, encontramos las raíces la comunión que ya
experimentamos entre nosotros”.
“En
nuestro encuentro -al mismo tiempo que encomendamos a la intercesión
de los gloriosos apóstoles y mártires Pedro y Pablo nuestra
súplica para que el Señor (...) nos conceda llegar pronto al día
bendito en que podamos compartir la mesa eucarística- le damos
gracias por el camino de paz y reconciliación que nos ha hecho
recorrer juntos. Este año se cumple el quincuagésimo aniversario de
la apertura del Concilio Vaticano II, (...) Y fue en ese concilio en
el que, como bien sabéis, estuvieron presentes algunos
representantes del Patriarcado Ecuménico en calidad de Delegados
fraternos, cuando se abrió una nueva fase importante de las
relaciones entre nuestras Iglesias. Alabamos al Señor, ante todo,
por el redescubrimiento de la hermandad profunda que nos une, y
también por el camino recorrido en estos años por la Comisión
Mixta Internacional para el Diálogo Teológico entre la Iglesia
católica y la Iglesia ortodoxa en su conjunto, con la esperanza de
que, también en la fase actual, se progrese”.
“Recordando
el aniversario del Concilio Vaticano II, creo que es justo rememorar
la figura y la actividad del inolvidable Patriarca ecuménico
Atenágoras (...) que junto con el beato Juan XXIII y el siervo de
Dios Pablo VI, animados por la pasión por la unidad de la Iglesia,
que nace de la fe en Cristo el Señor, promovieron valerosas
iniciativas que allanaron el camino a relaciones renovadas entre el
Patriarcado Ecuménico y la Iglesia Católica. Me alegra
profundamente que Su Santidad Bartolomé I continúe, con renovada
fidelidad y creatividad fecunda, la senda trazada por sus
predecesores, los patriarcas Atenágoras y Dimitrios, y sea conocido
en todo el mundo por su apertura al diálogo entre los cristianos y
por su compromiso para anunciar el Evangelio en el mundo
contemporáneo”, finalizó el Santo Padre
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