Ciudad
del Vaticano, 8 de marzo de 2012.- “Los etruscos: el ideal heroico
y el vino chispeante”, es el título de la exposición presentada
esta mañana en los Museos Vaticanos y que se abrirá en el Palacio
Mazzetti de Asti (Italia) el próximo 17 de marzo.
La
muestra presenta más de 300 piezas, en algunos casos expuestas por
vez primera o poco conocidas, de las cuales 140 proceden del Museo
Gregoriano Etrusco de los Museos Vaticanos y el resto de las
principales colecciones etruscas italianas.
La
exposición, que documenta la relación histórico cultural entre el
Mediterráneo oriental y el mundo etrusco, se abre con el Yelmo de
Villanova, el símbolo del primer contacto entre los etruscos y la
comunidad del valle del Tanaro, descubierto a finales del siglo XIX
en las aguas del río que baña Asti. La primera parte de la muestra
está dedicada a la importación del ideal heroico y de las
costumbres homéricas en Etruria a través de una serie de temas
-mito, comercio, atletismo-, que distinguen las primeras fases de la
cultura etrusca. Con la difusión de los poemas de Homero en Italia,
cambia la representación de la autoridad en la comunidad etrusca,
que adopta el modelo del príncipe-héroe que cuenta entre sus
méritos no solo las hazañas militares, sino también la acumulación
de riquezas. Una de las piezas más significativas de este
sector es la visera de bronce, procedente de los Museos Vaticanos,
que ilustra el cartel de la muestra.
La
segunda parte está dedicada a las ceremonias del banquete en sus
diversas representaciones, documentadas sea por preciosos objetos que
por esculturas y pinturas. Se podrá ver así la composición
original de la Tumba de la Cerda Negra, cuyos frescos se extrajeron
del hipogeo original para conservarlos mejor. También se podrá
contemplar completo, por primera vez, el sarcófago de los Vipinana
de Tuscania, con la imagen del difunto que participa en el banquete,
en la tapa (conservada en el Museo Arqueológico Nacional de
Florencia) y el mito de Níobe en el sepulcro (perteneciente a la
colección del Museo Gregoriano Etrusco). La sección se cierra con
una reseña de cabezas votivas de diversos tipos, desde niños a
ancianos, hasta dos máscaras grotescas, que salen para esta ocasión
de los depósitos de los Museos Vaticanos, procedentes de santuarios
etruscos.
Cierra
la muestra el lujoso gabinete etrusco del castillo de Racconigi, que
perteneció al rey Carlo Alberto de Saboya, como ejemplo de la
difusión del gusto artístico “a lo etrusco”, que se difundió
en Europa entre los siglos XVIII y XIX.
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