Ciudad del Vaticano, 14 febrero 2012 (VIS).-Sigue la nota del director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Padre Federico Lombardi, S.I., acerca de la publicación, en los últimos días, de una serie de documentos sobre el Vaticano. El comunicado fue difundido en la tarde de ayer por Radio Vaticano.
“En nuestros días debemos mantener la calma, porque ninguno puede maravillarse de nada. La administración americana tuvo 'wikileaks', al Vaticano le han tocado ahora sus 'leaks', fugas de documentos que tienden a crear confusión y desconcierto y a poner en entredicho al Vaticano, al gobierno de la Iglesia y, con más amplitud, a toda la Iglesia”.
“Por eso, calma y sangre fría, y recurso abundante a la razón; algo que no todos los medios de comunicación ponen en práctica. Se trata de documentos de naturaleza y peso diversos, nacidos en tiempos y situaciones distintas. Unos son debates sobre una gestión económica más eficaz de una institución con numerosas actividades materiales como es la Gobernación; otros, apuntes sobre cuestiones jurídicas y normativas en fase de discusión, sobre las que es normal que haya opiniones diversas; otros son memoriales disparatados que ninguna persona con dos dedos de frente considera serios, como el reciente sobre el complot contra la vida del Papa. Pero da lo mismo: mezclar todo favorece la confusión. Una información seria tendría que saber distinguir los temas y comprender su diverso significado. Es obvio que las actividades económicas de la Gobernación deben administrarse con claridad y rigor; está claro que el IOR y las actividades financieras tienen que adecuarse correctamente a las normas internacionales contra el blanqueo de capitales. Son éstas, evidentemente, las indicaciones del Papa. Mientras que está claro que la historia del complot contra el Papa, como dije en su día, es un disparate, un delirio, y no vale la pena tomarla en serio”.
“Ciertamente, es muy triste que se pasen deslealmente documentos internos al exterior, de manera que creen confusión. La responsabilidad recae sobre una y otra parte. En primer lugar, sobre quien facilita este tipo de documentos; pero también sobre quien los utiliza para objetivos que no son, de seguro, el amor puro a la verdad. Por eso tenemos que resistir y no dejarnos atrapar en el torbellino de la confusión, que es lo que desean los malintencionados, y ser capaces de razonar”.
“En cierto sentido -es una antigua observación de la sabiduría humana y espiritual-, cuando se producen los ataques más fuertes es señal de que lo que está en juego es importante”.
“A los muchos ataques sobre el tema de los abusos sexuales, la Iglesia ha respondido justamente con un compromiso serio y profundo de renovación y purificación de amplias miras. No es una respuesta de poca entidad. Ahora somos conscientes de la situación y hemos puesto a punto una eficaz estrategia de curación, renovación y prevención para el bien de toda la sociedad. Al mismo tiempo, como es sabido, estamos realizando un serio esfuerzo para garantizar una verdadera transparencia en el funcionamiento de las instituciones vaticanas, también desde el punto de vista económico. Se han establecido nuevas normas. Se han abierto canales de relaciones internacionales para el control. Ahora bien, algunos de los documentos difundidos recientemente tienden precisamente a desacreditar este esfuerzo. Paradójicamente, ello constituye una razón más para seguir por este camino con decisión, sin dejarse impresionar. Si tantos se ensañan, se ve que es importante. Quien piensa desanimar al Papa y a sus colaboradores en este compromiso, se equivoca y se engaña”.
“En cuanto a la cuestión de las presuntas luchas de poder en vista del próximo cónclave, invito a observar que todos los pontífices elegidos durante este siglo y el pasado han sido personalidades de altísimo e indiscutido valor espiritual. Está claro que los cardenales han intentado e intentan elegir a alguien que merezca el respeto del pueblo de Dios y sirva a la humanidad de nuestro tiempo con gran autoridad moral y espiritual. La lectura en clave de luchas de poder internas depende en gran parte de la tosquedad moral tanto de quien la provoca como de quien la realiza; a menudo no son capaces de ver otra cosa. Por suerte, quien cree en Jesucristo sabe que -a pesar de lo que se diga o se escriba hoy en los periódicos-, las verdaderas preocupaciones de quien ejerce responsabilidades en la Iglesia son más bien los graves problemas de la humanidad de hoy y de mañana. Por algo creemos y hablamos también de la ayuda del Espíritu Santo”.
Gracias por el servicio.
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