CIUDAD DEL VATICANO, 24 ENE 2012 (VIS).-Esta mañana se ha celebrado, en la Oficina de Prensa de la Santa Sede, una conferencia para presentar el Mensaje escrito por el Papa Benedicto XVI con ocasión de la XLVI Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, y titulado: “Silencio y Palabra: camino de Evangelización”. Han intervenido en la rueda de prensa el arzobispo Claudio Maria Celli, Presidente del Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales; los monseñores Paul Tighe y Giuseppe Antonio Scotti, respectivamente secretario y secretario adjunto del Pontificio Consejo; y Angelo Scelzo, subsecretario del mismo dicasterio.
El arzobispo Celli recordó que “todos los años, en su mensaje para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, el Papa trata de analizar la cultura de la comunicación para ofrecer sugerencias al hombre de hoy y orientar la acción pastoral de la Iglesia. En los últimos años, el Papa ha estado muy atento a los procesos y las dinámicas de la comunicación, especialmente en el contexto de la transformación cultural originada por el desarrollo tecnológico”.
Este año, en cambio, “el Santo Padre dirige su atención a un elemento clásico de la comunicación, el binomio silencio-palabra. Este aspecto, a pesar de ser clásico, adquiere una importancia cada vez mayor en el contexto de la cultura digital”. Mons. Celli explicó que Benedicto XVI reflexiona en su mensaje acerca de la importancia del silencio para una comunicación auténtica. El silencio puede ser un modo de expresión, da al otro la posibilidad de hablar y a uno mismo la ocasión de escuchar, pensar y reflexionar. “En el fondo –dijo-, es en el silencio donde se puede otorgar el justo significado a la comunicación, para evitar verse sumergido por el volumen de la comunicación misma”.
Por ello, “el silencio es cada vez más importante en el contexto del flujo de preguntas que, en cierto modo, es el motor de la moderna cultura de la comunicación”. El Papa sugiere que “en el centro de este flujo de interrogantes hay una pregunta fundamental dirigida a la búsqueda de la Verdad; de aquí nace de nuevo la importancia del silencio como lugar privilegiado donde la persona humana se encuentra ante sí misma y ante Dios”. El hombre descubre en el silencio “la posibilidad de hablar con Dios y de Dios”. Por ello, el Pontífice recuerda a los agentes de la evangelización que el silencio y la palabra “son elementos esenciales e integrantes de la acción comunicativa de la Iglesia, para un renovado anuncio de Cristo en el mundo contemporáneo”.
CON-CS/ VIS 20120124 (440)
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