CIUDAD DEL VATICANO, 11 DIC 2011 (VIS).-Este domingo, a las nueve de la mañana, Benedicto XVI se dirigió en visita pastoral a la parroquia romana de Santa María de las Gracias, en Casal Boccone –sector norte de la diócesis de Roma-. A su llegada fue acogido con aplausos y cantos por los niños de la escuela primaria, que lo esperaban en el patio del complejo parroquial, inaugurado el año pasado. El Santo Padre agradeció el cariño recibido e improvisó unas palabras:
“Queridos niños, os deseo un feliz domingo. Sabemos que la Navidad se acerca: preparémonos no solo con regalos, sino también con el corazón. Pensemos que Cristo, el Señor, está junto a nosotros, entra en nuestra vida y nos da luz y alegría. San Pablo dice hoy en la carta a los tesalonicenses: ‘rezad incesantemente’. (…) Quiere decir que no debemos perder el contacto con Dios en nuestro corazón. Si existe este contacto, hay alegría. Os deseo a todos toda la alegría de la Navidad y de la presencia de Jesucristo niño, que es Dios en nuestro corazón (…) ¡Feliz Navidad desde ahora!”.
La Santa Misa comenzó a las 9.30, y fue introducida por el saludo del párroco, don Domenico Monteforte. Ofrecemos a continuación algunos fragmentos de la homilía de Benedicto XVI:
“El Adviento es tiempo de espera, de esperanza y de preparación a la visita del Señor. A ello nos invitan también la figura y la predicación de Juan Bautista, como hemos escuchado en el Evangelio. (…) Juan Bautista es el precursor, simple testigo, totalmente subordinado a Aquél que anuncia; una voz en el desierto. También hoy, en el desierto de las grandes ciudades de este mundo, de la ausencia de Dios, necesitamos voces que simplemente nos anuncien: ‘Dios existe, está siempre cerca, incluso cuando parece ausente’”. (…)
El Bautista “es un testigo de la luz; esto nos llega al corazón, porque en este mundo, con tantas tinieblas, tanta oscuridad, estamos todos llamados a ser testigos de la luz. Esta es precisamente la misión del tiempo de Adviento: ser testigos de la luz. Podemos serlo sólo si llevamos la luz dentro de nosotros. (…) En la Iglesia, en la Palabra de Dios, en la celebración de los sacramentos, en la confesión, en el perdón que recibimos, en la Santa Eucaristía en la que el Señor se entrega en nuestras manos y corazones, tocamos la luz y recibimos esta misión: ser hoy testigos de que la luz existe, y llevar la luz a nuestro tiempo”. (…)
Este domingo de ‘Gaudete’ es “el domingo de la alegría, que nos dice que incluso en medio de tantas dudas y dificultades, la alegría existe porque Dios existe y está con nosotros”. (…)
“Cuando miro esta iglesia y los edificios parroquiales veo los frutos de la paciencia, la dedicación y el amor, y con mi presencia deseo animaros a realizar cada vez mejor esta Iglesia de piedras vivas que sois vosotros mismos. Cada uno debe sentirse como un elemento de este edificio vivo. La comunidad se construye con la contribución que cada uno ofrece, con el esfuerzo de todos. Pienso sobre todo en campo de la catequesis, de la liturgia y de la caridad, columnas portantes de la vida cristiana”. (…)
“Deseo llamar la atención sobre la centralidad de la Eucaristía. La Santa Misa ha de estar en el centro de vuestro domingo, que hay que redescubrir como día de Dios y de la comunidad, día en el que alabar y celebrar a Aquel que ha nacido por nosotros, que ha muerto y resucitado por nuestra salvación, y nos pide que vivamos juntos la alegría de ser una comunidad abierta y preparada para acoger a las personas solas o en dificultad. No perdáis el sentido del domingo y sed fieles al encuentro eucarístico. Los primeros cristianos estuvieron dispuestos a dar la vida por ello”.
“Otro punto sobre el que quisiera insistir es el testimonio de la caridad, que debe caracterizar la vida de la comunidad. (…) Habéis visto llegar muchas personas en situaciones difíciles que os necesitan, precisan de vuestra ayuda material y también de vuestra fe y vuestro testimonio de creyentes. Haced que el rostro de la comunidad pueda expresar siempre concretamente el amor de Dios, rico en misericordia, e invite a acercarse a Él con confianza”.
Tras la Misa, el Pontífice mantuvo un breve encuentro con los miembros del consejo pastoral parroquial. Antes de regresar al Vaticano para el rezo del Angelus, dirigió unas palabras a los fieles reunidos ante la iglesia para despedirlo:
“Gracias por vuestra cordial acogida y vuestra presencia. Ha sido como en África: una cordialidad hermosa y abierta, de corazones vivos y abiertos. Para mí es una gran alegría ver que (…) en esta nueva parroquia se participa realmente en la Eucaristía y se prepara la Navidad”.
“Preparar la Navidad es hoy muy difícil. Sé que hay muchos compromisos. Pero preparar la Navidad no es sólo comprar y realizar otros preparativos, sino que es también mantener el contacto con el Señor, ir a su encuentro. Es muy importante no olvidar esta dimensión. (…) No se trata de un peso añadido a los otros, sino que es la fuerza que nos ayuda a hacer todo lo necesario. En este sentido, espero que mantengáis un contacto permanente con Jesús, con su alegría y su fuerza para vivir en este mundo”.
HML/ VIS 20111212 (900)
“Queridos niños, os deseo un feliz domingo. Sabemos que la Navidad se acerca: preparémonos no solo con regalos, sino también con el corazón. Pensemos que Cristo, el Señor, está junto a nosotros, entra en nuestra vida y nos da luz y alegría. San Pablo dice hoy en la carta a los tesalonicenses: ‘rezad incesantemente’. (…) Quiere decir que no debemos perder el contacto con Dios en nuestro corazón. Si existe este contacto, hay alegría. Os deseo a todos toda la alegría de la Navidad y de la presencia de Jesucristo niño, que es Dios en nuestro corazón (…) ¡Feliz Navidad desde ahora!”.
La Santa Misa comenzó a las 9.30, y fue introducida por el saludo del párroco, don Domenico Monteforte. Ofrecemos a continuación algunos fragmentos de la homilía de Benedicto XVI:
“El Adviento es tiempo de espera, de esperanza y de preparación a la visita del Señor. A ello nos invitan también la figura y la predicación de Juan Bautista, como hemos escuchado en el Evangelio. (…) Juan Bautista es el precursor, simple testigo, totalmente subordinado a Aquél que anuncia; una voz en el desierto. También hoy, en el desierto de las grandes ciudades de este mundo, de la ausencia de Dios, necesitamos voces que simplemente nos anuncien: ‘Dios existe, está siempre cerca, incluso cuando parece ausente’”. (…)
El Bautista “es un testigo de la luz; esto nos llega al corazón, porque en este mundo, con tantas tinieblas, tanta oscuridad, estamos todos llamados a ser testigos de la luz. Esta es precisamente la misión del tiempo de Adviento: ser testigos de la luz. Podemos serlo sólo si llevamos la luz dentro de nosotros. (…) En la Iglesia, en la Palabra de Dios, en la celebración de los sacramentos, en la confesión, en el perdón que recibimos, en la Santa Eucaristía en la que el Señor se entrega en nuestras manos y corazones, tocamos la luz y recibimos esta misión: ser hoy testigos de que la luz existe, y llevar la luz a nuestro tiempo”. (…)
Este domingo de ‘Gaudete’ es “el domingo de la alegría, que nos dice que incluso en medio de tantas dudas y dificultades, la alegría existe porque Dios existe y está con nosotros”. (…)
“Cuando miro esta iglesia y los edificios parroquiales veo los frutos de la paciencia, la dedicación y el amor, y con mi presencia deseo animaros a realizar cada vez mejor esta Iglesia de piedras vivas que sois vosotros mismos. Cada uno debe sentirse como un elemento de este edificio vivo. La comunidad se construye con la contribución que cada uno ofrece, con el esfuerzo de todos. Pienso sobre todo en campo de la catequesis, de la liturgia y de la caridad, columnas portantes de la vida cristiana”. (…)
“Deseo llamar la atención sobre la centralidad de la Eucaristía. La Santa Misa ha de estar en el centro de vuestro domingo, que hay que redescubrir como día de Dios y de la comunidad, día en el que alabar y celebrar a Aquel que ha nacido por nosotros, que ha muerto y resucitado por nuestra salvación, y nos pide que vivamos juntos la alegría de ser una comunidad abierta y preparada para acoger a las personas solas o en dificultad. No perdáis el sentido del domingo y sed fieles al encuentro eucarístico. Los primeros cristianos estuvieron dispuestos a dar la vida por ello”.
“Otro punto sobre el que quisiera insistir es el testimonio de la caridad, que debe caracterizar la vida de la comunidad. (…) Habéis visto llegar muchas personas en situaciones difíciles que os necesitan, precisan de vuestra ayuda material y también de vuestra fe y vuestro testimonio de creyentes. Haced que el rostro de la comunidad pueda expresar siempre concretamente el amor de Dios, rico en misericordia, e invite a acercarse a Él con confianza”.
Tras la Misa, el Pontífice mantuvo un breve encuentro con los miembros del consejo pastoral parroquial. Antes de regresar al Vaticano para el rezo del Angelus, dirigió unas palabras a los fieles reunidos ante la iglesia para despedirlo:
“Gracias por vuestra cordial acogida y vuestra presencia. Ha sido como en África: una cordialidad hermosa y abierta, de corazones vivos y abiertos. Para mí es una gran alegría ver que (…) en esta nueva parroquia se participa realmente en la Eucaristía y se prepara la Navidad”.
“Preparar la Navidad es hoy muy difícil. Sé que hay muchos compromisos. Pero preparar la Navidad no es sólo comprar y realizar otros preparativos, sino que es también mantener el contacto con el Señor, ir a su encuentro. Es muy importante no olvidar esta dimensión. (…) No se trata de un peso añadido a los otros, sino que es la fuerza que nos ayuda a hacer todo lo necesario. En este sentido, espero que mantengáis un contacto permanente con Jesús, con su alegría y su fuerza para vivir en este mundo”.
HML/ VIS 20111212 (900)
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