CIUDAD DEL VATICANO, 30 NOV 2011 (VIS).-El cardenal Kurt Koch, presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, encabeza este año la delegación de la Santa Sede que ha viajado a Estambul (Turquía) para participar hoy en la celebración de San Andrés, patrono del patriarcado ecuménico de Constantinopla. Como se recordará, el intercambio de delegaciones entre la Santa Sede y el patriarcado con motivo de la fiesta de los respectivos santos patronos es una tradición consolidada.
Las celebraciones de este año han adquirido un carácter especial, ya que coinciden con el XX aniversario de la elección de Su Santidad Bartolomeo I como arzobispo de Constantinopla y Patriarca Ecuménico. La delegación de la Santa Sede, formada por el cardenal Koch, el obispo Brian Farrell, el rev. Andrea Palmieri y el nuncio apostólico en Turquía, arzobispo Antonio Lucibello, ha participado en la solemne Liturgia Divina presidida por Bartolomeo I en la iglesia patriarcal del Fanar. Seguidamente, ha tenido lugar un encuentro con el Patriarca y con la comisión sinodal encargada de las relaciones con la Iglesia Católica.
El cardenal Koch ha entregado a Bartolomé I un regalo y un mensaje del Santo Padre Benedicto XVI, que fue leído al final de la Liturgia Divina. En el texto, el Papa recuerda su último encuentro con el Patriarca durante la Jornada de oración por la paz en Asís, el pasado mes de octubre: “Agradezco al Señor que me haya permitido reforzar los lazos de amistad sincera y fraternidad auténtica que nos unen, y dar testimonio al mundo entero de la amplia visión que compartimos”.
“Las circunstancias actuales –continúa escribiendo Benedicto XVI- tanto de orden cultural como social, económico, político y ecológico, plantean a los católicos y a los ortodoxos exactamente los mismos desafíos. El anuncio del misterio de la salvación a través de la muerte y resurrección de Cristo necesita hoy día ser renovado con fuerza en numerosas regiones que un día acogieron la luz y actualmente sufren los efectos de una secularización que empobrece al hombre en su dimensión más profunda. Ante tal urgencia, tenemos el deber de ofrecer a toda la humanidad la imagen de personas que han adquirido una madurez en la fe, capaces de reunirse, a pesar de las tensiones humanas, gracias a la búsqueda común de la verdad, siendo conscientes de que el futuro de la evangelización depende del testimonio de unidad que dé la Iglesia y de la calidad de la caridad”.
El Papa termina pidiendo al Señor mediante la intercesión de los santos Pedro, Andrés y Pablo, que ambas iglesias reciban “el don de la unidad que nos viene de lo alto”.
MESS/ VIS 20111130 (450)
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