CIUDAD DEL VATICANO, 4 SEP 2011 (VIS).-En la alocución que precede al rezo del Angelus dominical, el Santo Padre habló a los fieles, reunidos en el palacio apostólico de Castel Gandolfo, sobre las lecturas de la liturgia del día, centradas en el tema de la caridad fraterna.
Benedicto XVI explicó que el amor fraterno “comporta un sentido de responsabilidad recíproca por el cual si un hermano comete una culpa contra mí, yo debo usar la caridad con él y, antes que nada, hablarle personalmente, haciéndole notar que lo que ha dicho o hecho no es bueno”. Amar al hermano no sólo es acogerle en su necesidad, sino también “saber decirle una palabra de corrección. Si algún hermano peca, no dejemos de amarle, invitándole a volver al buen camino”. En el transcurso de la vida cristiana, cada uno, “consciente de sus propios límites y defectos, está llamado a acoger la corrección fraterna y a ayudar a los demás con este particular servicio”.
Otro fruto de la caridad en la comunidad, explicó el Papa, es la oración común: “La oración personal es ciertamente indispensable, pero el Señor asegura su presencia a la comunidad que, incluso si es muy pequeña, está unida, porque refleja la realidad misma de Dios Uno y Trino, perfecta comunión de amor”.
Finalmente, el Santo Padre exhortó a los fieles a practicar “tanto la corrección fraterna, que requiere mucha humildad y simplicidad de corazón, como la oración, para que se eleve hasta Dios desde una comunidad verdaderamente unida en Cristo”.
Al término del Angelus, el Papa recordó que este domingo se ha inaugurado el XXV Congreso Eucarístico Nacional, en cuya jornada conclusiva tiene previsto participar, y saludó a los distintos grupos de peregrinos de varios países.
ANG/ VIS 20110905 (300)
Benedicto XVI explicó que el amor fraterno “comporta un sentido de responsabilidad recíproca por el cual si un hermano comete una culpa contra mí, yo debo usar la caridad con él y, antes que nada, hablarle personalmente, haciéndole notar que lo que ha dicho o hecho no es bueno”. Amar al hermano no sólo es acogerle en su necesidad, sino también “saber decirle una palabra de corrección. Si algún hermano peca, no dejemos de amarle, invitándole a volver al buen camino”. En el transcurso de la vida cristiana, cada uno, “consciente de sus propios límites y defectos, está llamado a acoger la corrección fraterna y a ayudar a los demás con este particular servicio”.
Otro fruto de la caridad en la comunidad, explicó el Papa, es la oración común: “La oración personal es ciertamente indispensable, pero el Señor asegura su presencia a la comunidad que, incluso si es muy pequeña, está unida, porque refleja la realidad misma de Dios Uno y Trino, perfecta comunión de amor”.
Finalmente, el Santo Padre exhortó a los fieles a practicar “tanto la corrección fraterna, que requiere mucha humildad y simplicidad de corazón, como la oración, para que se eleve hasta Dios desde una comunidad verdaderamente unida en Cristo”.
Al término del Angelus, el Papa recordó que este domingo se ha inaugurado el XXV Congreso Eucarístico Nacional, en cuya jornada conclusiva tiene previsto participar, y saludó a los distintos grupos de peregrinos de varios países.
ANG/ VIS 20110905 (300)
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