CIUDAD DEL VATICANO, 8 JUN 2011 (VIS).-En la audiencia general de este miércoles, celebrada en la Plaza de San Pedro, el Papa rememoró su viaje apostólico a Croacia realizado los pasados 4 y 5 de junio, cuyo lema era: “Juntos en Cristo”.
El Santo Padre recordó que la ocasión principal de esta visita era “la I Jornada Nacional de las familias católicas croatas, culminada en la celebración eucarística del domingo por la mañana, en el Hipódromo de Zagreb, que contó con la presencia de una gran multitud de fieles”.
“En la Europa de hoy, las naciones de sólida tradición cristiana –afirmó- tienen una responsabilidad especial en la defensa y promoción del valor de la familia fundada en el matrimonio, que sigue siendo crucial, tanto en el campo educativo como en el social. Este mensaje tenía, por tanto, una especial importancia para Croacia, que, por su rico patrimonio espiritual, cultural y ético, se está preparando para entrar en la Unión Europea”.
En la misa para las familias, continuó el Papa, “destaqué el don y el compromiso de la comunión en la Iglesia, y animé a los esposos en su misión. En nuestros días, mientras por desgracia se constata el creciente número de separaciones y divorcios, la fidelidad de los cónyuges se ha convertido en un testimonio importante del amor de Cristo, que permite vivir el matrimonio por lo que es; la unión de un hombre y de una mujer que, con la gracia de Cristo, se aman y se ayudan para toda la vida, en la alegría y en el dolor, en la salud y en la enfermedad”.
“La fe en el Dios que es amor -continuó- se transmite principalmente a través del testimonio de una fidelidad al amor conyugal, que naturalmente se traduce en amor por los hijos, fruto de esta unión. Pero esta fidelidad no es posible sin la gracia de Dios, sin el apoyo de la fe y del Espíritu Santo”.
Benedicto XVI se refirió posteriormente a la vigilia con los jóvenes, en la tarde del sábado, a quienes dijo que “Dios les busca antes y más de cuanto ellos mismos lo buscan. ¡Esta es la alegría de la fe: descubrir que Dios nos ama primero! ¡Es un descubrimiento que nos mantiene siempre discípulos, y por tanto, siempre jóvenes en el espíritu!”.
Otro momento del viaje fue la celebración de las Vísperas en la Catedral de Zagreb con los obispos, sacerdotes, religiosos y seminaristas, donde se halla, dijo, “la monumental tumba del beato cardenal Alojzije Stepinac, obispo y mártir. En nombre de Cristo, se opuso con coraje a los abusos del nazismo y del fascismo, y después a los del régimen comunista”.
El Papa comentó que en el encuentro con representantes de la sociedad civil y del mundo político, académico, cultural y empresarial, y con el cuerpo diplomático y los representantes religiosos, en el Teatro Nacional de Zagreb, había rendido “homenaje a la gran tradición cultural croata, inseparable de su historia de fe y de la presencia viva de la Iglesia”.
“Una vez más se mostró patente a todos la profunda vocación de Europa, que es preservar y renovar un humanismo que tiene raíces cristianas y que se podría definir “católico”, es decir, universal e integral. Un humanismo que pone en el centro la conciencia del ser humano, su apertura trascendente y, al mismo tiempo, su realidad histórica, capaz de inspirar proyectos políticos diversificados pero convergentes en la construcción de una democracia sustancial, basada en los valores éticos arraigados en la misma naturaleza humana”.
El Santo Padre concluyó agradeciendo a todos los que han rezado por su viaje y pidió que “por intercesión de la Virgen María, Reina de los Croatas, lo que he sembrado dé frutos abundantes para las familias croatas, para toda la nación y para toda Europa”.
AG/ VIS 20110608 (650)
El Santo Padre recordó que la ocasión principal de esta visita era “la I Jornada Nacional de las familias católicas croatas, culminada en la celebración eucarística del domingo por la mañana, en el Hipódromo de Zagreb, que contó con la presencia de una gran multitud de fieles”.
“En la Europa de hoy, las naciones de sólida tradición cristiana –afirmó- tienen una responsabilidad especial en la defensa y promoción del valor de la familia fundada en el matrimonio, que sigue siendo crucial, tanto en el campo educativo como en el social. Este mensaje tenía, por tanto, una especial importancia para Croacia, que, por su rico patrimonio espiritual, cultural y ético, se está preparando para entrar en la Unión Europea”.
En la misa para las familias, continuó el Papa, “destaqué el don y el compromiso de la comunión en la Iglesia, y animé a los esposos en su misión. En nuestros días, mientras por desgracia se constata el creciente número de separaciones y divorcios, la fidelidad de los cónyuges se ha convertido en un testimonio importante del amor de Cristo, que permite vivir el matrimonio por lo que es; la unión de un hombre y de una mujer que, con la gracia de Cristo, se aman y se ayudan para toda la vida, en la alegría y en el dolor, en la salud y en la enfermedad”.
“La fe en el Dios que es amor -continuó- se transmite principalmente a través del testimonio de una fidelidad al amor conyugal, que naturalmente se traduce en amor por los hijos, fruto de esta unión. Pero esta fidelidad no es posible sin la gracia de Dios, sin el apoyo de la fe y del Espíritu Santo”.
Benedicto XVI se refirió posteriormente a la vigilia con los jóvenes, en la tarde del sábado, a quienes dijo que “Dios les busca antes y más de cuanto ellos mismos lo buscan. ¡Esta es la alegría de la fe: descubrir que Dios nos ama primero! ¡Es un descubrimiento que nos mantiene siempre discípulos, y por tanto, siempre jóvenes en el espíritu!”.
Otro momento del viaje fue la celebración de las Vísperas en la Catedral de Zagreb con los obispos, sacerdotes, religiosos y seminaristas, donde se halla, dijo, “la monumental tumba del beato cardenal Alojzije Stepinac, obispo y mártir. En nombre de Cristo, se opuso con coraje a los abusos del nazismo y del fascismo, y después a los del régimen comunista”.
El Papa comentó que en el encuentro con representantes de la sociedad civil y del mundo político, académico, cultural y empresarial, y con el cuerpo diplomático y los representantes religiosos, en el Teatro Nacional de Zagreb, había rendido “homenaje a la gran tradición cultural croata, inseparable de su historia de fe y de la presencia viva de la Iglesia”.
“Una vez más se mostró patente a todos la profunda vocación de Europa, que es preservar y renovar un humanismo que tiene raíces cristianas y que se podría definir “católico”, es decir, universal e integral. Un humanismo que pone en el centro la conciencia del ser humano, su apertura trascendente y, al mismo tiempo, su realidad histórica, capaz de inspirar proyectos políticos diversificados pero convergentes en la construcción de una democracia sustancial, basada en los valores éticos arraigados en la misma naturaleza humana”.
El Santo Padre concluyó agradeciendo a todos los que han rezado por su viaje y pidió que “por intercesión de la Virgen María, Reina de los Croatas, lo que he sembrado dé frutos abundantes para las familias croatas, para toda la nación y para toda Europa”.
AG/ VIS 20110608 (650)
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