CIUDAD DEL VATICANO, 13 NOV 2010 (VIS).-El Santo Padre recibió este mediodía a los participantes en la Asamblea Plenaria del Pontificio Consejo de la Cultura, durante la cual han discutido sobre el tema: “Cultura de la comunicación y nuevos lenguajes”.
El Papa manifestó su aprecio por la idea original de haber inaugurado la plenaria en el Ayuntamiento de Roma, con una mesa redonda sobre el tema: “En la Ciudad en escucha de los lenguajes del alma”. De esta manera, el dicasterio –dijo- ha tratado de expresar una de sus principales tareas: escuchar a los hombres y mujeres de nuestro tiempo, para promover nuevas oportunidades de anuncio del Evangelio”.
En este contexto, el Santo Padre se refirió a los problemas que encuentran los pastores y los fieles para “comunicar el mensaje del Evangelio y transmitir la fe dentro de la comunidad eclesial”, sobre todo “cuando la Iglesia se dirige a los hombres y mujeres lejanos o indiferentes a una experiencia de fe, a quienes el mensaje evangélico llega de un modo poco eficaz y atractivo. En un mundo en el que la comunicación es una estrategia exitosa, la Iglesia (…) no es indiferente y ajena; al contrario, trata de usar con renovado compromiso creativo, pero también con sentido crítico y atento discernimiento, nuevos lenguajes y nuevas formas de comunicación”.
“La incapacidad del lenguaje para comunicar el sentido profundo y la belleza de la experiencia de fe –continuó- puede contribuir a la indiferencia de muchos, especialmente de los jóvenes; puede llegar a ser un motivo de alejamiento. (…) La Iglesia quiere dialogar con todos en la búsqueda de la verdad, pero para que el diálogo y la comunicación sean eficaces y fecundos es necesario sintonizar en la misma frecuencia, en ámbitos de encuentro amistoso y sincero, en aquel ideal “Patio de los Gentiles”, que propuse hace un año y que el dicasterio está realizando en diferentes lugares emblemáticos de la cultura europea”.
Benedicto XVI subrayó que “hoy en día, muchos jóvenes, aturdidos por las infinitas posibilidades ofrecidas por las redes informáticas o por otras tecnologías, establecen formas de comunicación que no contribuyen al crecimiento humano, sino que incluso corren el riesgo de aumentar la sensación de soledad y de alienación. Frente a estos fenómenos, he hablado varias veces de la emergencia educativa, un desafío al que se puede y se debe responder con inteligencia creativa, comprometiéndose a promover una comunicación humanizadora, que estimule el sentido crítico y la capacidad de evaluación y de discernimiento”.
Refiriéndose posteriormente “al rico y denso simbolismo de la liturgia, que debe brillar con toda su fuerza como elemento comunicativo”, el Papa señaló que lo había experimentado el domingo pasado en Barcelona, en la Basílica de la Sagrada Familia, obra de Antoni Gaudí, “que conjugó genialmente el sentido de lo sagrado y de la liturgia con formas artísticas tan modernas como en sintonía con las mejores tradiciones arquitectónicas. Sin embargo, la belleza de la vida cristiana -añadió- es todavía más incisiva que el arte y la imagen en la comunicación en el mensaje del Evangelio”.
El Santo Padre concluyó poniendo de relieve que “son necesarios hombres y mujeres que hablen con sus vidas, que sepan comunicar el Evangelio con claridad y coraje, con la transparencia de las acciones, con la pasión gozosa de la caridad”.
AC/ VIS 20101115 (550)
El Papa manifestó su aprecio por la idea original de haber inaugurado la plenaria en el Ayuntamiento de Roma, con una mesa redonda sobre el tema: “En la Ciudad en escucha de los lenguajes del alma”. De esta manera, el dicasterio –dijo- ha tratado de expresar una de sus principales tareas: escuchar a los hombres y mujeres de nuestro tiempo, para promover nuevas oportunidades de anuncio del Evangelio”.
En este contexto, el Santo Padre se refirió a los problemas que encuentran los pastores y los fieles para “comunicar el mensaje del Evangelio y transmitir la fe dentro de la comunidad eclesial”, sobre todo “cuando la Iglesia se dirige a los hombres y mujeres lejanos o indiferentes a una experiencia de fe, a quienes el mensaje evangélico llega de un modo poco eficaz y atractivo. En un mundo en el que la comunicación es una estrategia exitosa, la Iglesia (…) no es indiferente y ajena; al contrario, trata de usar con renovado compromiso creativo, pero también con sentido crítico y atento discernimiento, nuevos lenguajes y nuevas formas de comunicación”.
“La incapacidad del lenguaje para comunicar el sentido profundo y la belleza de la experiencia de fe –continuó- puede contribuir a la indiferencia de muchos, especialmente de los jóvenes; puede llegar a ser un motivo de alejamiento. (…) La Iglesia quiere dialogar con todos en la búsqueda de la verdad, pero para que el diálogo y la comunicación sean eficaces y fecundos es necesario sintonizar en la misma frecuencia, en ámbitos de encuentro amistoso y sincero, en aquel ideal “Patio de los Gentiles”, que propuse hace un año y que el dicasterio está realizando en diferentes lugares emblemáticos de la cultura europea”.
Benedicto XVI subrayó que “hoy en día, muchos jóvenes, aturdidos por las infinitas posibilidades ofrecidas por las redes informáticas o por otras tecnologías, establecen formas de comunicación que no contribuyen al crecimiento humano, sino que incluso corren el riesgo de aumentar la sensación de soledad y de alienación. Frente a estos fenómenos, he hablado varias veces de la emergencia educativa, un desafío al que se puede y se debe responder con inteligencia creativa, comprometiéndose a promover una comunicación humanizadora, que estimule el sentido crítico y la capacidad de evaluación y de discernimiento”.
Refiriéndose posteriormente “al rico y denso simbolismo de la liturgia, que debe brillar con toda su fuerza como elemento comunicativo”, el Papa señaló que lo había experimentado el domingo pasado en Barcelona, en la Basílica de la Sagrada Familia, obra de Antoni Gaudí, “que conjugó genialmente el sentido de lo sagrado y de la liturgia con formas artísticas tan modernas como en sintonía con las mejores tradiciones arquitectónicas. Sin embargo, la belleza de la vida cristiana -añadió- es todavía más incisiva que el arte y la imagen en la comunicación en el mensaje del Evangelio”.
El Santo Padre concluyó poniendo de relieve que “son necesarios hombres y mujeres que hablen con sus vidas, que sepan comunicar el Evangelio con claridad y coraje, con la transparencia de las acciones, con la pasión gozosa de la caridad”.
AC/ VIS 20101115 (550)
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