CIUDAD DEL VATICANO, 9 JUN 2010 (VIS).-En la audiencia general de hoy, celebrada en la Plaza de San Pedro, el Papa rememoró su reciente viaje apostólico a Chipre, “que de por sí –dijo- ha sido un acontecimiento histórico”, porque es la primera vez que el Obispo de Roma visita “aquella tierra bendecida por el trabajo apostólico de San Pablo y San Bernabé y tradicionalmente considerada parte de Tierra Santa”.
Durante la primera etapa del viaje, el 4 de junio, en la antigua ciudad de Pafos, tuvo lugar una celebración ecuménica. “Con el arzobispo ortodoxo Crisóstomos II y los representantes de la comunidad armenia, luterana y anglicana, renovamos fraternalmente –dijo el Papa- el compromiso ecuménico reciproco e irreversible”.
El 5 de junio, en Nicosia, capital de la isla chipriota, tras visitar al Presidente de la República, el Santo Padre se encontró con las autoridades civiles y el cuerpo diplomático, a quienes reiteró “la importancia de fundar la ley positiva sobre los principios éticos de la ley natural, para promover la verdad moral en la vida pública. Fue un llamamiento a la razón, basada en los principios éticos y lleno de implicaciones exigentes para la sociedad actual, que a menudo ya no reconoce la tradición cultural en la que se funda”.
Benedicto XVI señaló que durante la Liturgia de la palabra, celebrada en la escuela primaria de San Marón, pudo “conocer de cerca el fervor apostólico de los católicos chipriotas, que también se manifiesta mediante las actividades educativas y asistenciales con docenas de estructuras que están al servicio de todos y son apreciadas por las autoridades gubernamentales, así como por la población”.
“En esa misma celebración -continuó- admiré el empeño apostólico de la comunidad latina, guiada por la solicitud del patriarca latino de Jerusalén y el celo pastoral de los frailes menores de Tierra Santa, que sirven a la gente con generosidad”.
El Santo Padre recordó que en la misa celebrada en la parroquia de la Santa Cruz hizo “un llamamiento a todos los católicos de Oriente Medio para que, a pesar de las grandes pruebas y las dificultades bien conocidas, no cedan al desaliento y a la tentación de emigrar, porque su presencia en la región constituye un signo insustituible de esperanza. Les aseguré, especialmente a los sacerdotes y religiosos –dijo- la solidaridad afectuosa e intensa de toda la Iglesia, así como la oración incesante para que el Señor les ayude a ser siempre presencia viva y pacificadora”.
“El momento culminante del viaje apostólico fue la entrega del “Instrumentum laboris” de la Asamblea Especial para Oriente Medio del Sínodo de los Obispos, el domingo 6 de junio”, afirmó el Papa. En aquella circunstancia “rezamos juntos por el alma del difunto obispo Luigi Padovese, Presidente de la Conferencia Episcopal Turca, cuya repentina y trágica muerte nos ha dejado tristes y consternados”.
Benedicto XVI puso de relieve que el Sínodo para Oriente Medio, que se celebrará en el Vaticano el próximo mes de octubre, “estará acompañado por la oración de toda la Iglesia, en cuyo corazón ocupa un lugar especial Oriente Medio, porque es allí donde Dios se dio a conocer a nuestros padres en la fe. No faltará, sin embargo, la atención de otros actores de la sociedad mundial, especialmente los protagonistas de la vida pública, llamados a trabajar por un compromiso constante para que aquella región supere las situaciones de sufrimiento y de conflicto que siguen aquejándola y, finalmente, encuentre la paz en la justicia”.
“Antes de despedirme de Chipre –agregó- quise visitar la Catedral maronita de Nicosia, donde estaba también presente el cardenal Nasrallah Pierre Sfeir, Patriarca de Antioquía de los Maronitas”. A la isla llegaron en varios periodos los maronitas, que “a menudo fueron sometidos a duras pruebas por permanecer fieles a su específico patrimonio cristiano, cuyas memorias históricas y artísticas constituyen un patrimonio cultural para toda la humanidad”.
El Papa concluyó resaltando que “la comunidad católica chipriota, en sus ramas maronita, armenia y latina, se esfuerza continuamente por ser un solo corazón y una sola alma, tanto internamente como en las relaciones cordiales y constructivas con los hermanos ortodoxos y con las otras realidades cristianas. ¡Que el pueblo de Chipre y los otros países de Oriente Medio, con sus gobernantes y representantes de las diversas religiones, construyan juntos un futuro de paz, de amistad y de cooperación fraterna!”.
AG/ VIS 20100609 (730)
Durante la primera etapa del viaje, el 4 de junio, en la antigua ciudad de Pafos, tuvo lugar una celebración ecuménica. “Con el arzobispo ortodoxo Crisóstomos II y los representantes de la comunidad armenia, luterana y anglicana, renovamos fraternalmente –dijo el Papa- el compromiso ecuménico reciproco e irreversible”.
El 5 de junio, en Nicosia, capital de la isla chipriota, tras visitar al Presidente de la República, el Santo Padre se encontró con las autoridades civiles y el cuerpo diplomático, a quienes reiteró “la importancia de fundar la ley positiva sobre los principios éticos de la ley natural, para promover la verdad moral en la vida pública. Fue un llamamiento a la razón, basada en los principios éticos y lleno de implicaciones exigentes para la sociedad actual, que a menudo ya no reconoce la tradición cultural en la que se funda”.
Benedicto XVI señaló que durante la Liturgia de la palabra, celebrada en la escuela primaria de San Marón, pudo “conocer de cerca el fervor apostólico de los católicos chipriotas, que también se manifiesta mediante las actividades educativas y asistenciales con docenas de estructuras que están al servicio de todos y son apreciadas por las autoridades gubernamentales, así como por la población”.
“En esa misma celebración -continuó- admiré el empeño apostólico de la comunidad latina, guiada por la solicitud del patriarca latino de Jerusalén y el celo pastoral de los frailes menores de Tierra Santa, que sirven a la gente con generosidad”.
El Santo Padre recordó que en la misa celebrada en la parroquia de la Santa Cruz hizo “un llamamiento a todos los católicos de Oriente Medio para que, a pesar de las grandes pruebas y las dificultades bien conocidas, no cedan al desaliento y a la tentación de emigrar, porque su presencia en la región constituye un signo insustituible de esperanza. Les aseguré, especialmente a los sacerdotes y religiosos –dijo- la solidaridad afectuosa e intensa de toda la Iglesia, así como la oración incesante para que el Señor les ayude a ser siempre presencia viva y pacificadora”.
“El momento culminante del viaje apostólico fue la entrega del “Instrumentum laboris” de la Asamblea Especial para Oriente Medio del Sínodo de los Obispos, el domingo 6 de junio”, afirmó el Papa. En aquella circunstancia “rezamos juntos por el alma del difunto obispo Luigi Padovese, Presidente de la Conferencia Episcopal Turca, cuya repentina y trágica muerte nos ha dejado tristes y consternados”.
Benedicto XVI puso de relieve que el Sínodo para Oriente Medio, que se celebrará en el Vaticano el próximo mes de octubre, “estará acompañado por la oración de toda la Iglesia, en cuyo corazón ocupa un lugar especial Oriente Medio, porque es allí donde Dios se dio a conocer a nuestros padres en la fe. No faltará, sin embargo, la atención de otros actores de la sociedad mundial, especialmente los protagonistas de la vida pública, llamados a trabajar por un compromiso constante para que aquella región supere las situaciones de sufrimiento y de conflicto que siguen aquejándola y, finalmente, encuentre la paz en la justicia”.
“Antes de despedirme de Chipre –agregó- quise visitar la Catedral maronita de Nicosia, donde estaba también presente el cardenal Nasrallah Pierre Sfeir, Patriarca de Antioquía de los Maronitas”. A la isla llegaron en varios periodos los maronitas, que “a menudo fueron sometidos a duras pruebas por permanecer fieles a su específico patrimonio cristiano, cuyas memorias históricas y artísticas constituyen un patrimonio cultural para toda la humanidad”.
El Papa concluyó resaltando que “la comunidad católica chipriota, en sus ramas maronita, armenia y latina, se esfuerza continuamente por ser un solo corazón y una sola alma, tanto internamente como en las relaciones cordiales y constructivas con los hermanos ortodoxos y con las otras realidades cristianas. ¡Que el pueblo de Chipre y los otros países de Oriente Medio, con sus gobernantes y representantes de las diversas religiones, construyan juntos un futuro de paz, de amistad y de cooperación fraterna!”.
AG/ VIS 20100609 (730)
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