CIUDAD DEL VATICANO, 20 ABR 2010 (VIS).-Benedicto XVI pronunció esta mañana un elogio fúnebre del cardenal Tomas Spidlík, S.I., fallecido el 16 de abril a los 90 años, al final de la Misa de exequias celebrada en la basílica de San Pedro por el cardenal Angelo Sodano, decano del colegio cardenalicio.
"La voluntad de Jesús coincide con la de Dios Padre y con la obra del espíritu Santo -dijo el Santo Padre-, constituye para el ser humano una especie de abrazo seguro, fuerte y dulce que lo conduce a la vida eterna".
"Los grandes hombres de fe que viven inmersos en esta gracia -observó el Papa- tienen el don de percibir con una fuerza particular esta verdad y, así, pueden atravesar duras pruebas, como las atravesó el padre Tomas Spidlík, sin perder la confianza y conservando, al contrario, un vivo sentido del humor, que es ciertamente un signo de inteligencia, pero también de libertad interior".
"En este aspecto era evidente el parecido entre nuestro llorado cardenal y el venerable Papa Juan Pablo II: ambos tenían el don de la ocurrencia divertida y la broma, aunque cuando eran jóvenes pasaron situaciones difíciles y, en algunos casos, parecidas. La Providencia hizo que se encontrasen y colaborasen para el bien de la Iglesia; especialmente para que aprenda a respirar plenamente "con sus dos pulmones", come le gustaba decir al Papa eslavo".
"Esa libertad y esa presencia de espíritu tienen su fundamento objetivo en la resurrección de Cristo. (...) La esperanza y la alegría de Jesús resucitado son también la esperanza y la alegría de sus amigos, gracias a la acción del Espíritu Santo. Lo demostraba habitualmente el padre Tomas Spidlík con su forma de vivir, y su testimonio se volvía cada vez más elocuente con el pasar de los años porque a pesar de la edad avanzada y los inevitables achaques su espíritu seguía siendo fresco y joven. ¿Qué es eso sino amistad con el Señor Resucitado?".
Al elegir como lema de su escudo cardenalicio, "Ex todo corde" -con todo el corazón-, el cardenal, subrayó el Papa, "ponía, por decir así, su vida dentro del mandamiento del amor, la inscribía en el primado de Dios y de la caridad". Las palabras "phos" y "zoe" -"luz" y "vida"-, que se encuentran en el escudo, "son nombres de Dios. Por tanto, el ser humano que acoge plenamente, "ex todo corde", el amor de Dios, acoge la luz y la vida, y es a su vez luz y vida en la humanidad y en el universo".
Benedicto XVI concluyó recordando que el cardenal Spidlík era miembro de la Compañía de Jesús, "es decir, un hijo espiritual de aquel san Ignacio que puso en el centro de la fe y de la espiritualidad la contemplación de Dios en el misterio de Cristo. En este símbolo del corazón se encuentran Oriente y Occidente, en un sentido no devoto, sino profundamente cristológico".
HML/ VIS 20100420 (490)
"La voluntad de Jesús coincide con la de Dios Padre y con la obra del espíritu Santo -dijo el Santo Padre-, constituye para el ser humano una especie de abrazo seguro, fuerte y dulce que lo conduce a la vida eterna".
"Los grandes hombres de fe que viven inmersos en esta gracia -observó el Papa- tienen el don de percibir con una fuerza particular esta verdad y, así, pueden atravesar duras pruebas, como las atravesó el padre Tomas Spidlík, sin perder la confianza y conservando, al contrario, un vivo sentido del humor, que es ciertamente un signo de inteligencia, pero también de libertad interior".
"En este aspecto era evidente el parecido entre nuestro llorado cardenal y el venerable Papa Juan Pablo II: ambos tenían el don de la ocurrencia divertida y la broma, aunque cuando eran jóvenes pasaron situaciones difíciles y, en algunos casos, parecidas. La Providencia hizo que se encontrasen y colaborasen para el bien de la Iglesia; especialmente para que aprenda a respirar plenamente "con sus dos pulmones", come le gustaba decir al Papa eslavo".
"Esa libertad y esa presencia de espíritu tienen su fundamento objetivo en la resurrección de Cristo. (...) La esperanza y la alegría de Jesús resucitado son también la esperanza y la alegría de sus amigos, gracias a la acción del Espíritu Santo. Lo demostraba habitualmente el padre Tomas Spidlík con su forma de vivir, y su testimonio se volvía cada vez más elocuente con el pasar de los años porque a pesar de la edad avanzada y los inevitables achaques su espíritu seguía siendo fresco y joven. ¿Qué es eso sino amistad con el Señor Resucitado?".
Al elegir como lema de su escudo cardenalicio, "Ex todo corde" -con todo el corazón-, el cardenal, subrayó el Papa, "ponía, por decir así, su vida dentro del mandamiento del amor, la inscribía en el primado de Dios y de la caridad". Las palabras "phos" y "zoe" -"luz" y "vida"-, que se encuentran en el escudo, "son nombres de Dios. Por tanto, el ser humano que acoge plenamente, "ex todo corde", el amor de Dios, acoge la luz y la vida, y es a su vez luz y vida en la humanidad y en el universo".
Benedicto XVI concluyó recordando que el cardenal Spidlík era miembro de la Compañía de Jesús, "es decir, un hijo espiritual de aquel san Ignacio que puso en el centro de la fe y de la espiritualidad la contemplación de Dios en el misterio de Cristo. En este símbolo del corazón se encuentran Oriente y Occidente, en un sentido no devoto, sino profundamente cristológico".
HML/ VIS 20100420 (490)
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