CIUDAD DEL VATICANO, 28 ENE 2004 (VIS).-El arzobispo Celestino Migliore, observador permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas, intervino ayer en Estocolmo (Suecia), como jefe de la delegación de la Santa Sede en el IV Forum Internacional de Estocolmo "Prevenir el genocidio: desafíos y responsabilidades". La conferencia comenzó el 26 de enero y se clausura hoy. Las reuniones anteriores estuvieron dedicadas al Holocausto, a la Lucha contra la Intolerancia y a la Verdad, Justicia y Reconciliación.
"La humanidad ha asistido a guerras mundiales -dijo el arzobispo-, a genocidios, asesinatos de masa y limpiezas étnicas. Sin embargo, entre todas las formas de violencia a gran escala, el genocidio es un hecho aparte por la perversa motivación que subyace tras él, es decir, su intento específico de destruir, total o parcialmente, una nación, una raza, un grupo étnico o religioso, un grupo indefenso o vulnerable de seres humanos, sencillamente por ser tales. Genocidio significa literalmente exterminar una raza o una tribu".
"Mi delegación -prosiguió- quiere subrayar tres puntos específicos: en primer lugar, la necesidad de poner en funcionamiento las herramientas legales existentes contra el genocidio; en segundo lugar, el papel central de las organizaciones internacionales, regionales y sub-regionales; en tercer lugar, el compromiso a la educación y la vigilancia contra el genocidio".
El nuncio recalcó que las herramientas y estructuras contra el genocidio "no han impedido que se produjeran nuevos genocidios. (…) La comunidad internacional tiene el deber de analizar el porqué de su fracaso; si es porque se han demostrado carentes frente a las nuevas estrategias criminales o debido a la ausencia de voluntad política para ponerlas en marcha, o por intereses particulares que han prevalecido sobre la supervivencia de una nación o de un grupo, o a causa de la mezcla de todos estos factores".
Las organizaciones internacionales "tienen el deber de resolver la cuestión de (…) como poner en práctica las resoluciones internacionales y las herramientas y las estructuras jurídicas" porque son "foros privilegiados. (…) En este contexto, las Naciones Unidas siguen siendo el punto central para la elaboración de normas internacionales. (…) Sin embargo, no todos los estados miembros, en particular los países en desarrollo, poseen la capacidad técnica para hacer frente a todas las obligaciones internacionales".
El arzobispo Migliore acabó su discurso afirmando que "educar a los individuos y a las comunidades (…) sobre los horrores del genocidio (…) es un deber perenne y siempre actual que nos incumbe a todos. El genocidio sigue siendo, desgraciadamente, una amenaza constante en algunas partes del mundo" y "está latente en los lugares donde la eliminación de los demás se considera 'una solución rápida' para acabar con las rivalidades y los conflictos irresueltos".
DELSS/GENOCIDIO/SUECIA:MIGLIORE VIS 20040128 (460)
"La humanidad ha asistido a guerras mundiales -dijo el arzobispo-, a genocidios, asesinatos de masa y limpiezas étnicas. Sin embargo, entre todas las formas de violencia a gran escala, el genocidio es un hecho aparte por la perversa motivación que subyace tras él, es decir, su intento específico de destruir, total o parcialmente, una nación, una raza, un grupo étnico o religioso, un grupo indefenso o vulnerable de seres humanos, sencillamente por ser tales. Genocidio significa literalmente exterminar una raza o una tribu".
"Mi delegación -prosiguió- quiere subrayar tres puntos específicos: en primer lugar, la necesidad de poner en funcionamiento las herramientas legales existentes contra el genocidio; en segundo lugar, el papel central de las organizaciones internacionales, regionales y sub-regionales; en tercer lugar, el compromiso a la educación y la vigilancia contra el genocidio".
El nuncio recalcó que las herramientas y estructuras contra el genocidio "no han impedido que se produjeran nuevos genocidios. (…) La comunidad internacional tiene el deber de analizar el porqué de su fracaso; si es porque se han demostrado carentes frente a las nuevas estrategias criminales o debido a la ausencia de voluntad política para ponerlas en marcha, o por intereses particulares que han prevalecido sobre la supervivencia de una nación o de un grupo, o a causa de la mezcla de todos estos factores".
Las organizaciones internacionales "tienen el deber de resolver la cuestión de (…) como poner en práctica las resoluciones internacionales y las herramientas y las estructuras jurídicas" porque son "foros privilegiados. (…) En este contexto, las Naciones Unidas siguen siendo el punto central para la elaboración de normas internacionales. (…) Sin embargo, no todos los estados miembros, en particular los países en desarrollo, poseen la capacidad técnica para hacer frente a todas las obligaciones internacionales".
El arzobispo Migliore acabó su discurso afirmando que "educar a los individuos y a las comunidades (…) sobre los horrores del genocidio (…) es un deber perenne y siempre actual que nos incumbe a todos. El genocidio sigue siendo, desgraciadamente, una amenaza constante en algunas partes del mundo" y "está latente en los lugares donde la eliminación de los demás se considera 'una solución rápida' para acabar con las rivalidades y los conflictos irresueltos".
DELSS/GENOCIDIO/SUECIA:MIGLIORE VIS 20040128 (460)
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